Chuch Ulew El legado universal del maya’: sabiduría viva para un mundo en crisis

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Créditos: Prensa Comunitaria
Tiempo de lectura: 3 minutos

 

13.0.12.12.16

Chi 4 Ajmaq, 4° Rajaw Aq’a’, 14 Rukab Pach-Tz’isilaqam-Tzek, Chi Iximulew-Pan Paxil

Guatemala, 2 de julio de 2025

Por Edgar Chitop Cabrera
Maya’ Taq Molaj

En un mundo atrapado entre crisis ecológicas, guerras, pobreza, deshumanización y pérdida de sentido, emergen desde las profundidades del tiempo y espacio, voces antiguas con nuevas respuestas. Una de esas voces es nuestra cultura Maya’. No como una reliquia arqueológica o un recuerdo romántico, sino como un legado universal, vivo, potente y urgente.

La cultura ancestral Maya’, una de las más fascinantes del continente de Abya Yala, además de los conocimientos astronómicos, arquitectónicos o matemáticos avanzados, desarrolló una cosmovisión profunda y única, una forma de comprender la vida, la muerte, el universo y la relación entre todos los seres que lo compartimos. Este legado no sólo nos pertenece al Pueblo Maya’, aunque nosotros somos sus guardianes y creadores: es una herencia con valor para toda la humanidad.

La visión occidental del tiempo es lineal, como una recta que va del pasado al futuro, siempre hacia adelante y “progresando”. Mientras que el pensamiento Maya’ concibe el tiempo como un ciclo espiral: no se gasta y se renueva. Esta visión está presente en nuestro calendario Solq’ij, en las ceremonias, en la siembra y en la muerte. En ella, el ser humano no domina el tiempo, sino que sintonizamos y sincronizamos con él.

Hoy, cuando el modelo de crecimiento económico infinito choca con los límites del planeta, esta enseñanza de tiempo cíclico es crucial. Nos recuerda que no todo avance es desarrollo y que regresar al origen también es evolución.

En el mundo Maya’ no separamos lo sagrado de lo cotidiano. La milpa, el fuego, el maíz, el agua, los cerros, las montañasy el día mismo son entidades vivas, con energía, con conciencia. No hay una ruptura entre el ser humano y la naturaleza, como ocurre con el mundo de consumo y reciclaje. Para nosotros, el ser humano es hilo entretejido en la gran red de la vida.

Hoy, cuando la ciencia confirma lo que los Pueblos Originarios hemos dicho por veintenas y cuatrocentenas de tunes, que todo está interrelacionado y que la vida humana depende de ecosistemas sanos, el legado Maya’ resuena con fuerza: no somos dueños de Chuch Ulew – Madre Tierra; somos parte de ella.

En nuestro sagrado Popol Wuj, los primeros verdaderos seres humanos fueron hechos de maíz. Esta metáfora encierra una visión profunda: los seres humanos vivimos del sagrado maíz; lo cultivamos, lo cuidamos y lo compartimos. El maíz además de ser nuestro alimento sagrado: es una forma de vida, economía colectiva, y k’u’x-vitalidad.

En nuestra cultura Maya’, sembrar maíz es un acto ceremonial y colectivo, de conexión con los abuelos, con la MadreTierra y con el tiempo. En contraposición a los sistemas agroindustriales que envenenan la Madre Tierra, la sabiduría Maya’ fortalece la soberanía alimentaria encaminada hacia la plenitud vida.

El conocimiento Maya’ es integral. Se enseñaba en códices, con glifos; y hoy se sigue transmitiendo a través la tradición oral. Se complementa con la observación del cielo, con las técnicas de arte textil por las madres y abuelas de ayer y hoy, con en el canto, la música y las ceremonias. El saber es también sentir y vivir. Hoy, frente a modelos educativos deshumanizantes, competitivos y desconectados de la realidad local, el legado Maya’ propone una educación con k’u’x(vitalidad): un saber que transforma, conecta y responsabiliza.

A pesar del genocidio, el racismo, la colonización y la marginación histórica del Pueblo Maya’, estamos en pie. Hoy seguimos hablando varios idiomas, celebramos ceremonias, defendemos nuestros territorios y recreamos el pensamiento colectivo. Esta herencia es universal. No es exclusivo de los museos, porque sigue latiendo en los corazones de millones de personas que siguen siendo historia viva.

El mundo actual, con todo su poder y tecnología, parece incapaz de responder a los desafíos éticos y ecológicos que él mismo ha generado. Es momento de escuchar a los Pueblos Originarios que no han dejado de dialogar con la Madre Tierra, con el tiempo, y con el cosmos.

El legado de la cultura Maya’ no es propiedad exclusiva de un pasado glorioso arrebatado, ni de un sólo grupo. Es una contribución al futuro humano. Su cosmovisión circular, su k’u’x de vitalidad integral, su profundo respeto por la vida, su sentido comunitario y su educación cooperativa y equitativa, son caminos para reinventar nuestra forma de habitar el mundo.

No se trata de idealizar y romantizar nuestra cultura. Se trata de reconocer el valor universal de la sabiduría ancestralde los Pueblos Originarios que, lejos de estar muerta, sigue ofreciendo respuestas.

En tiempos de colapso, escuchar el k’u’x-corazón del Maya es sembrar esperanza. Porque el verdadero legado no se hereda, se cultiva. Y los Maya’ winaq aún florecemos.

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