Chile y las reflexiones indispensables

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Créditos: Prensa Comunitaria
Tiempo de lectura: 5 minutos

Miguel Ángel Sandoval

Escribo esta columna al conocer los resultados de las elecciones primarias en Chile, donde una mujer, comunista, ganó con un amplio respaldo la nominación como candidata presidencial de la coalición “Unidad por Chile” en que socialistas, comunistas y otras fuerzas políticas apoyan el gobierno de Gabriel Boric. Este ejercicio político propio de ese país de largas tradiciones democráticas nos lleva a algunas reflexiones que van más allá de Chile.

Durante años se vivió la idea que, con el fin de la URSS luego Federación Rusa, el fantasma del comunismo había llegado a su fin y por ello se abría una era sin ideologías, sin historia y con el predominio del pensamiento único capitalista o neoliberal, en que la idea del socialismo en el mundo se había terminado. Pero ahora vemos que no era tanto así, las ideas de Marx renacen una y otra vez, por aquí o por allá. Los hechos, como siempre, son testarudos. No se trata de nada apocalíptico, sino de asumir que las ideas de justicia social que entrañan el ideario del comunismo o del socialismo no han podido ser enterradas, a pesar de todos los esfuerzos del neoliberalismo en lo ideológico, lo político y lo económico.

Por ello creo que el rol de China debe ser analizado desde una perspectiva diferente a la que ve en el progreso de China y en su desempeño internacional, solo el resultado de un crecimiento económico debido a que empresas de los EEUU o de la UE se trasladaron a ese país por la existencia de mano de obra barata, controles de las autoridades sobre la figura de la oposición o sindicatos, sin detenerse a reflexionar sobre el rol del Partido Comunista de ese país.

El tema central es que los chinos, con el partido como conductor de la economía, han optado por un modelo diferente al del capitalismo neoliberal y que, en el menor de los casos, hay uno que es del socialismo con mercado, modelo con mercado regulado, capitalismo de estado, o estado social, o inversiones en el bienestar social. Todo esto lejos del modelo neoliberal. En otras palabras, demostraron que el mercado sí puede ser orientado, acotado, supervisado por el estado, al tiempo que el gran norte es lo social y que a ello no hay alternativa.  Y esto es una gran victoria del modelo chino.

Así como en China, en Vietnam, es el partido comunista quien dirige la economía y establece normas sociales o por lo menos, establece los patrones más generales de comportamiento. La inversión social es, de nuevo, el norte del desarrollo del mercado con objetivos socialistas, que funciona en este país emblema de la resistencia a nivel mundial. No es algo menor que países como China, Rusia, Vietnam, Brasil entre otros, se hayan dado a la tarea de construir un espacio económico político mundial sin la hegemonía de los países impulsores del neoliberalismo.

En nuestro continente, la excepcionalidad es Cuba. Que lo entendamos o no, lo apoyemos o no, representa un modelo que antes de ser asfixiado, resiste y es de hecho una aspiración de muchos, sobre todo al ver las genuflexiones de muchos funcionarios de una cantidad de países del continente, acaso el más dramático sea el de Milei. En el caso cubano, estamos a las puertas de un salto en su desarrollo como producto de su incorporación en los BRICS, que, como China o Vietnam, le dan un sello alejado de las supuestas bondades del neoliberalismo.

Hace muchos años, en Chile se dio la gran sorpresa del triunfo del socialismo por la vía electoral, cuando en el continente entero se pensaba que se podía tener solo por la vía armada. Pero Salvador Allende, socialista y apoyado por comunistas y otras fuerzas políticas, obtuvo el triunfo electoral. Más tarde y con la participación abierta de los EEUU, fue derrocado, asesinado, y hubo una represión inaudita en contra de las fuerzas progresistas chilenas. Hoy estamos a las puertas de que la candidata de las fuerzas de la oposición sea encabezada por una militante comunista, que integra un PC chileno que no renuncia a sus principios comunistas, en los nuevos tiempos por supuesto, pero sin dejar de pensar en los derechos sociales de la gente.

Ojo, no es algo menor. En Chile ahora, las dos candidatas principales que disputaron en elecciones primarias la nominación para la candidatura presidencial del oficialismo con nuevos impulsos, son exministras del gobierno progresista de Gabriel Boric: Carolina Toha en el ministerio de gobernación y Jeanette Jara en el ministerio de trabajo. Y son en su militancia, integrantes de los dos partidos históricos de ese país austral: el partido de Carolina Toha es el socialista, el de Jeannette Jara, el comunista.

En otras palabras, el viejo debate sobre la desaparición de las fuerzas socialistas y comunistas, en Chile no ha cuajado. Quizás por su nivel cultural, quizás por su politización, o quizás porque no se pudo por otras vías mejorar la calidad de vida de los chilenos. En otras palabras, en Chile vimos con todos sus atributos el fracaso del modelo neoliberal. De país que fue el que experimentó todas las tesis neoliberales, ahora emerge como el que recupera las tradiciones socialistas y comunistas luego del pronosticado fracaso del neoliberalismo que inauguró el gobierno del dictador Pinochet.

Ahora vemos que en Chile “Al momento del cierre de edición de este artículo con el 99,31 %. de las mesas escrutadas, la candidata Jeanette Jara (PC) obtiene para sí el 60,20% de los votos. Carolina Tohá 28,03% (SD), Gonzalo Winter (FA) 9,02% y Jaime Mulet (FRVS) (2,75%). El total de los votos incluidos nulos y blancos es de 1.413.284 votos” (El Ciudadano.com).

Se trata de resultados de una importancia capital para el proyecto de los comunistas chilenos, pero, sobre todo, ilustran que en Chile existe ahora la convicción que el centro político no supo hacer la tarea y que se dedicó a administrar el neoliberalismo antes que impulsar transformaciones de carácter estructural. Es algo que nos dice que no se puede apostar a las pequeñas reformas cosméticas y que la democracia permite cambios como los que proponen desde el PCCh y que, como se observa, tienen el respaldo popular.

Quizás estemos ahora que vemos los resultados de las primarias en el país andino, ante una suerte de debacle ideológica y política del modelo neoliberal a nivel mundial. Con los ejemplos de China o Vietnam, de Rusia o de México, y ahora con estos resultados de gran trascendencia en Chile, se demuestra que el espacio al neoliberalismo se estrechó a más no poder y que asistimos al nacimiento de una nueva época.

Leo con sumo detenimiento estos resultados pues nos dicen que en la amplia coalición “Unidad por Chile”, de la que forman parte los comunistas, se opta por avanzar hacia un gobierno que haga de las demandas populares el eje de gravitación, antes que los equilibrios para mantener el país sin los cambios que necesita. Es una reflexión que es necesario hacer en nuestros países, y de manera particular en el nuestro, pues a pesar de todas las limitaciones, la agenda de cambios debe ser mantenida como el norte de un gobierno que se reivindica progresista.

En las elecciones chilenas de noviembre veremos cómo el discurso de la derecha se convierte en el discurso de las oligarquías del continente, mientras que el discurso del proyecto “Unidad por Chile”, con Jeanette Jara como candidata presidencial, será el que reciba el apoyo de los progresistas, revolucionarios, socialistas, demócratas y comunistas del continente. Son los nuevos tiempos. Es el tiempo de las grandes alamedas.

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