Palestina: Un genocidio que no empezó el 7 de octubre (Segunda Parte)

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Créditos: Estuardo de Paz
Tiempo de lectura: 12 minutos

 

Más de 600 días después de iniciada la última ofensiva militar israelí en Gaza, que para junio de 2025 había dejado al menos 55,000 muertes —alrededor de 20,000 niñas y niños— los grandes medios continúan repitiendo que lo que ocurre en Palestina es consecuencia de los ataques del 7 octubre de 2023. Pero un rápido vistazo por la historia nos muestra una versión muy diferente.

Por Rolando Orantes

La coexistencia

La aspiración de dos Estados coexistiendo armónicamente de las que hablaba el documento de la UNSCOP quedó en eso: supuestas buenas intenciones en el papel. Como hemos visto, las masacres en Palestina ocurrieron antes, durante e inmediatamente después del surgimiento de Israel. Una lista completa sería interminable, pero recordar algunas puede brindarnos una imagen representativa.

En la semana que siguió a la creación del denominado Estado judío, la noche del 22 al 23 de mayo de 1948, el 33 batallón de la Brigada Alexandroni de Haganah atacó al-Tantura, un pueblo de alrededor de 1,500 habitantes que se dedicaban a la pesca y la agricultura, asesinando a más de 200 personas y obligando al resto a desplazarse.

El 10 de julio de 1948 soldados israelíes disfrazados con kufiyas —el tradicional pañuelo convertido en símbolo de la resistencia palestina— llegaron a la ciudad de al-Lydd, actual Lod. Cuando la gente se dio cuenta del engaño intentaron refugiarse en sus casas o en la mezquita, pero las tropas del 89° Batallón de las Fuerzas de Defensa de Israel bajo las órdenes de Moshe Dayan asesinaron a alrededor de 450 personas. El coronel Isaac Rabin, antiguo miembro del grupo paramilitar Palmaj —y futuro Premio Nobel de la Paz— ordenó la inmediata expulsión de sus habitantes, a quienes obligó a abandonar la ciudad caminando bajo el intenso sol de verano.

Dos integrantes de Palmaj, fuerza de élite de la agrupación armada Haganá, futuras Fuerzas de Defensa de Israel. Foto: Dominio público

El 17 de septiembre de 1948 un comando armado asesinó al conde Folke Bernadotte, diplomático sueco y vicepresidente de la Cruz Roja de su país entre 1943 y 1945, que el 20 de mayo anterior había sido designado como el primer mediador de la ONU en Palestina. La versión oficial fue que los responsables pertenecían a la banda Lehi, que entonces se estaba integrando a las recién creadas Fuerzas de Defensa de Israel.

Pero el investigador Thomas Suárez señala en su artículo ¿Israel, y no Lehi, asesinó al mediador de la ONU, Folke Bernardotte, en 1948?, publicado el 19 de octubre de 2022 en el sitio Monitor de Oriente, que según documentos diplomáticos de las embajadas belga y británica desclasificados en 2005, una semana antes del asesinato el funcionario del Ministerio de Relaciones Exteriores israelí Reuven Shiloah consiguió visados checos para los asesinos, que posteriormente viajaron a Praga con identidades falsas. Una fuente anónima decía que el mismo Reuven Shiloah, a nombre del gobierno israelí, habría organizado el asesinato. Suárez indica que obviamente el documento no es una prueba, pero en su artículo presenta varios puntos que le dan credibilidad. Y explica que, de cumplirse, los objetivos de Folke Bernardotte —principalmente el derecho de las cientos de miles de personas refugiadas palestinas a regresar a sus hogares y ponerle un freno al expansionismo israelí— “habrían arruinado el proyecto sionista”. Poco después, en diciembre de 1949, Reuven Shiloah se convertiría en el primer director del Mossad, el servicio de inteligencia de Israel famoso por sus asesinatos.

El 29 de octubre de 1948 las Fuerzas de Defensa atacaron con tanques y blindados la aldea Safsaf, en Galilea. Después de que la resistencia se rindiera, soldados israelíes detuvieron a 70 hombres, les vendaron los ojos y los fusilaron. Distintos testimonios señalan que violaron a por lo menos cuatro mujeres y una niña, y le clavaron una bayoneta en el vientre a una mujer embarazada. Luego obligaron a la población a desplazarse al Líbano.

Ese mismo día fue masacrada la aldea de Al-Dawayima, nuevamente por el 89° Batallón de las FDI, que integraban antiguos miembros de Irgun y Lehi. Luego de la masacre, el mukhtar o líder de la aldea Hassan Mahmoud Ihdeib declaró a la Comisión de Conciliación de las Naciones Unidas para Palestina que media hora después del rezo del mediodía escuchó disparos y vio que unos veinte blindados se acercaban. El pueblo tenía apenas 20 guardias. Las tropas judías avanzaron en semicírculo disparando con armas automáticas y morteros hacia todo lo que veían.

Las Fuerzas de Defensa de Israel se dirigen a Líbano en diciembre de 1948. Foto: Colección Nacional de Fotografía israelí

Las cifras de muertes varían desde 30 mujeres, niñas y niños que inicialmente reportó la ONU hasta varios cientos de personas de todas las edades según Benny Morris, un historiador israelí que pese a su amplio conocimiento sobre el tema se define sionista y en 2004 declaró en una entrevista con Ari Shavit, publicada el 8 de enero de ese año por el periódico Haaretz, que “sin deshacernos de los palestinos, aquí no habría surgido un Estado judío”, que “cuando hay que elegir entre destruir o ser destruido, es mejor destruir”, que “en comparación con las matanzas perpetradas en Bosnia” lo de Palestina es “una chiquillada” y ante “las matanzas perpetradas por los rusos contra los alemanes, una minucia”, así que “se puede llegar a la conclusión de que nos portamos muy bien”. El gran error de Ben-Gurion, dijo Benny Morris, fue no haber “limpiado todo el país” y así “la cuestión hubiera quedado resuelta de una vez y para siempre”.

El historiador Ilan Pappé, también nacido en Israel pero que a diferencia de Morris es antisionista, condena el genocidio y vive en el exilio, contabilizó 426 muertes en Al-Dawayima, en su libro La limpieza étnica de Palestina. El mukhtar, o líder de la aldea, Hassan Mahmoud Ihdeib, declaró en 1948 que en la mezquita murieron alrededor de 60 personas, la mayoría hombres de avanzada edad, entre ellos su padre. En las calles vio un gran número de cuerpos de niñas, niños, hombres y mujeres, y en la entrada de la cueva llamada Iraq El Zagh contabilizó 85 muertes de todas las edades. Al realizar un censo encontró que faltaban 455 personas. Una Cronología histórica sobre la cuestión de Palestina de Naciones Unidas disponible en línea señala que “grupos paramilitares sionistas” mataron “a cientos de árabes palestinos” en Al-Dawayima.

Según un documento desclasificado que el diario israelí Haaretz publicó el 5 de febrero de 2016, el 8 de noviembre de 1948 el señor S. Kaplan, miembro de Mapam, entonces un partido sionista marxista simpatizante de la Unión Soviética, le informó “al camarada Eliezer Peri”, editor del periódico del partido, Al HaMishma, que un oficial que participó en la segunda fase de la masacre le contó que “no hubo batalla ni resistencia”, que “los primeros conquistadores mataron a entre ochenta y cien árabes, incluyendo mujeres y niños. A los niños los mataron aplastando sus cráneos con palos”.

El oficial formaba parte de un pelotón que llegó en una “segunda oleada” a Al-Dawayima. Encerraron en sus casas a quienes quedaban en el pueblo, sin comida ni agua. “Luego llegaron ingenieros de explosivos para volar las casas”. Un comandante ordenó que en una fueran introducidas dos ancianas antes de ser destruida. “Un soldado alardeó de haber violado a una mujer árabe y luego dispararle. Una mujer con un bebé de pocos días fue utilizada para limpiar el patio trasero donde los soldados comían. Les sirvió durante un día o dos, tras lo que la mataron junto al bebé”.

Al oficial israelí lo atormentaba “que los comandantes, cultos y educados, considerados ‘buenos tipos’ en la sociedad” se hubieran “convertido en asesinos viles”. Para S. Kaplan esto no ocurría “en el fragor de la batalla o por una reacción visceral, sino como parte de un sistema de expulsión y destrucción. Cuantos menos árabes queden, mejor”. Tal principio era “el motivo político de las expulsiones y actos de horror que nadie cuestiona, ni en el mando de campo ni en el alto mando militar”. Pero publicarlo, dijo el señor Kaplan, “significaría ayudar a la Liga Árabe, cuyas quejas nuestros representantes niegan”.

Población desplazada durante la Nakba o Catástrofe, iniciada el 15 de mayo de 1948

Las Fuerzas de Defensa de Israel perpetraron también las masacres de Safsaf el 29 de octubre de 1948, donde cometieron violaciones sexuales y ataron entre sí, les vendaron los ojos, ejecutaron y enterraron en una fosa a entre 52 y 70 personas; Saliha el 30 de octubre, donde encerraron a entre 60 y 80 personas en un edificio que volaron con explosivos; Hula el 31 de octubre y 1 de noviembre, donde el comandante Shmuel Lahis ordenó y participó en la ejecución de alrededor de 60 hombres desarmados de entre 15 y 60 años, que sin haber hecho resistencia se rindieron, expulsando al resto de la población.

El 28 de agosto de 1953 las Fuerzas de Defensa atacaron un campamento de refugiados en al-Bureij, en la Franja de Gaza, asesinando a 20 personas e hiriendo a 62 más.

El 10 de octubre de 1953 la población de Qalqilya, en Cisjordania, decidió reunir fondos para comprar armas y organizar la resistencia. Esa misma noche blindados, infantería, artillería y aviones de combate atacaron la aldea. Luego de tres intentos por ocuparla las tropas israelíes finalmente ingresaron disparando a quien se les cruzara y asesinando a por lo menos 70 personas.

La noche del 14 al 15 de octubre de 1953 tropas paracaidistas y de fuerzas especiales al mando de Ariel Sharon atacaron la aldea de Qibya, en represalia por ataques guerrilleros palestinos. Las Fuerzas de Defensa asesinaron a por lo menos 69 personas, la mayoría mujeres, niñas y niños, y dinamitaron una escuela, una mezquita, casas y edificios, algunos con sus habitantes dentro.

Imagen de la masacre de Deir Yassin

El 9 de abril de 1956 Omar Loutfi, representante permanente de Egipto ante las Naciones Unidas, dirigió una carta al presidente del Consejo de Seguridad de la ONU en la que declaraba: “Israel ha demostrado así una vez más que su política se funda en la agresión y que no vacila en dar muerte alevosa a civiles, mujeres y niños, sin respetar ninguna ley o principio, ni las obligaciones que ha contraído, y que rehúsa cooperar con las Naciones Unidas o con los países árabes para devolver la tranquilidad a la zona”.

El representante egipcio denunció que “el 28 de febrero de 1955, cuando había reinado por largo tiempo la tranquilidad a lo largo de las líneas de demarcación, Israel lanzó un ataque sorpresa sobre la ciudad de Gaza, causando 38 muertos y 31 heridos”.

La noche del 30 al 31 de agosto de 1955 las Fuerzas de Defensa de Israel se dirigieron con blindados a la ciudad de Khan Yunis, “donde hicieron volar la estación de la policía, causando la muerte de 40 personas y ocasionando 19 heridas”.

El 5 de abril de 1956 Israel bombardeó “Gaza, Deir el Balah y Khan Yunis, a pesar de saber que gran cantidad de refugiados de Palestina residían en dichas ciudades. Este acto de agresión causó la muerte de un gran número de personas, incluso muchas mujeres y niños, y ocasionó muchísimos heridos. Al día siguiente, 6 de abril de 1956, Deir el Balah fue nuevamente bombardeada por Israel, lo cual elevó a 377 el número de actos de agresión cometidos por Israel desde el 1° de enero de 1955, con la inclusión de los 276 ocurridos durante el año pasado”, señaló el representante egipcio Omar Loutfi.

Miembros de la Unidad 101, comandada por Ariel Sharon, en 1955.

En mayo y septiembre de 1956 las FDI volvieron a bombardear la Franja de Gaza con aviones y artillería, matando e hiriendo a decenas de personas. El 29 de octubre del mismo año la policía fronteriza israelí asesinó a 24 niñas y niños, 6 mujeres y 19 hombres en Kafr Qasim. Y el 3 de noviembre Israel atacó en represalia a las acciones de la resistencia palestina la ciudad de Khan Yunis y su campamento de refugiados, también en la Franja de Gaza, masacrando a 275 personas según un reporte de la ONU de la época, aunque fuentes palestinas contabilizaron 415 muertes y 57 desapariciones, y el médico Abdulaziz Rantissi, uno de los fundadores de Hamas que en 2004 llegaría a ser su líder y tenía 8 años cuando Khan Yunis fue atacada, hablaba de 525, explica el historiador francés Jean-Pierre Filiu. Circuló también información sobre la desaparición de personal de la UNRWA. Los soldados israelíes cometieron actos de rapiña y robos personales.

Nueve días más tarde, el 12 de noviembre de 1956 las FDI asesinaron a por lo menos 111 personas en un campamento de refugiados en Rafah, durante un “operativo de búsqueda” de militantes de la guerrilla palestina.

Guerrilleros palestinos en Jordania

El 5 de junio de 1967 estalló la Guerra de los Seis Días, que enfrentó a Israel con Jordania, Siria y la República Árabe Unida, nombre que entonces recibía Egipto. Los países árabes tuvieron apoyo logístico y diplomático de Irak, Argelia, Kuwait y Arabia Saudita. Finalizada la guerra, Israel ocupó la Franja de Gaza, Cisjordania, Jerusalén Este, los Altos del Golán y la Península del Sinaí, esta última en Egipto y que devolvió hasta 1982.

Un documento de Amnistía Internacional de fecha 7 de junio de 2017 y titulado La ocupación de Israel: 50 años de desposesión señala que “desde que comenzó la ocupación en junio de 1967, las implacables políticas israelíes de confiscación de tierras, asentamiento ilegal y desposesión, sumadas a la discriminación generalizada, han infligido un sufrimiento inmenso a la población palestina, despojándola de sus derechos fundamentales”. En la práctica Israel había tomado como rehenes las vidas de esas personas, a quienes privaba además de servicios básicos como el agua.

“A lo largo de los últimos 50 años”, dijo Amnistía en 2017, “Israel ha llevado a cabo desalojos y desplazamientos forzosos de comunidades palestinas completas y ha demolido decenas de miles de viviendas y estructuras de palestinos, dejando a miles sin hogar y causando terribles traumas y sufrimiento”.

El estilo de defensa practicado por Israel se dirigió también contra sus vecinos árabes. El 12 de febrero de 1970 aviones israelíes bombardearon una fábrica metalúrgica ubicada en Abu Zabal, en los suburbios del norte de El Cairo, capital de Egipto, asesinando a alrededor de 80 trabajadores e hiriendo a otros 49.

El corresponsal de la agencia UPI Ray Wilkinson narró que “a las ocho de la mañana, 1,700 obreros ingresaron a la fábrica a fin de cumplir su turno regular de seis horas; diez minutos después, veintenas de ellos yacían bajo toneladas de escombros y metales retorcidos”, puede leerse en el diario colombiano El Tiempo.

Otro despacho desde El Cairo, reproducido por diversos diarios internacionales, indicó que “el ataque fue realizado por dos Phantoms de fabricación estadounidense, los Phantoms que Estados Unidos comenzó a suministrar a Israel el año pasado y de los cuales el presidente Nixon ha dicho que proporcionará aún más”.

El gobierno israelí, encabezado por la primera ministra Golda Meir, dijo que sus soldados se confundieron.

 

Golda Meir, primera ministra de Israel y Richard Nixon, presidente de los Estados Unidos ríen durante una conferencia de prensa en 1969

El 8 de abril de 1970 otro avión de manufactura estadounidense bombardeó la escuela primaria de Bahr el-Baqar, también en Egipto. A las 09:20 el Phantom lanzó cinco bombas y dos misiles al pequeño edificio compuesto por tres aulas. La orden la dio el ministro de Defensa, Moshe Dayan, un oficial del ejército originario de Degania Álef, en el Imperio Otomano, que a los 14 años se unió a Haganah, en 1948 dirigió varias masacres que pasaron a la historia por su brutalidad, en la década de 1950 fue jefe del Estado Mayor de las FDI y entre 1967 y 1974, ministro de Defensa de Israel.

Moshe Dayan, antiguo líder de la agrupación armada Haganah y ministro de Defensa de Israel entre 1967 y 1974, durante una conferencia de prensa en los Países Bajos el 27 de julio de 1979.

En el número 302 de la revista Nueva Sociedad de noviembre y diciembre de 2022 se publicó el artículo La memoria selectiva de la sociedad israelí, del periodista Sylvain Cypel, donde presenta “una lista nada exhaustiva” de publicaciones aparecidas en medios israelíes entre agosto de 2021 y septiembre de 2022, que utilizando entrevistas con testigos y documentos demostraban la responsabilidad de Israel en diversos crímenes y masacres.

Entre las publicaciones enlistadas podemos leer que el 24 de agosto de 2021 se presentó el documental de la cineasta israelí Nurit Kedar The Schoolyard (El patio de la escuela), que muestra la crueldad que los soldados israelíes aplicaron a un millar de prisioneros palestinos y libaneses detenidos en el patio de un convento durante la invasión a Líbano en 1982, que fueron sometidos al hambre y sed extremas y a golpizas que dejaron 7 muertos y cientos de lesionados de por vida.

El 9 de diciembre de 2021 el historiador Adam Raz publicó un artículo en el diario Haaretz, donde mediante documentos desclasificados y actas gubernamentales concluye que no hay duda de que “los dirigentes israelíes conocían en tiempo real los actos sangrientos que acompañaron la conquista de las ciudades árabes” en 1947 y 1948. Raz logró contabilizar varias docenas de masacres.

El 17 de febrero de 2022 el antiguo número 3 del servicio de seguridad interior de Israel dijo en una entrevista para Haaretz que habían detenido “a innumerables palestinos sin motivo”, y confirmó “el uso regular de la tortura” en los años en los que sirvió, entre 1980 y 2005, y sobre todo durante la Segunda Intifada.

Y el 29 de julio de 2022 resurgió “uno de los asuntos ocultos más perturbadores de los primeros días del Estado de Israel: el de la masacre de Kafr Qasim”, el 29 de octubre de 1956, cuando 49 personas entre hombres, mujeres, niñas y niños fueron asesinadas mientras volvían del campo. “Durante mucho tiempo, Israel afirmó que había sido un error desolador”. En realidad formaba “parte de un plan para sembrar el terror entre los aldeanos palestinos de la zona con el fin de hacerlos huir a Jordania y apoderarse de sus tierras”, declaró en 2018 el comandante de la unidad, Issachar Shadmi.

Pero Sylvain Cypel señala que “el impacto de estas confesiones tardías” es “insignificante”, y explica que “a generaciones de niños se les ha dicho que los palestinos ‘se fueron voluntariamente’ de su país entre 1947 y 1950. En resumen, que las víctimas eran responsables de su propio destino”. Y que por un lado las revelaciones muestran que desde su fundación Israel ha presentado “una versión truncada de los hechos vergonzosos”, los ha negado y ha ocultado “su propio involucramiento en los actos criminales”. Pero muestran también que toda esa acumulación de pruebas “no altera en lo esencial la relación general de los judíos israelíes con los palestinos”.

Combatientes palestinos en los alrededores del campamento de refugiados de Saida, 25 de octubre de1986. Foto: Hilal Habli/AFP

 

Para leer la primera parte 

Palestina: Un genocidio que no empezó el 7 de octubre

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