La guanaba, esa fruta tropical de sabor dulce y perfumado, comienza a ofrecer más que refrescos

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Créditos: Estuardo de Paz
Tiempo de lectura: 5 minutos

 

Mientras crecen los árboles de guanaba de la especie C10 en Villa Canales, el futuro de pequeños productores de las comunidades de Río Negro, El Obrajuelo, San José Veraminas, El Obrejuelito, San Rafael, Las Escobas y Los Dolores se pinta de blanco perfumado y verde refrescante. En junio, el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Alimentación (MAGA) hizo entrega de 200 árboles frutales a agricultores de los Centros de Aprendizaje para el Desarrollo Rural (CADER) abiertos en el municipio. Un nicho de negocios que crecerá cada día hasta que la fruta esté lista para la cosecha. Solo es cuestión de tiempo y paciencia.

Por Claudia Méndez Villaseñor

En el vivero del Instituto de Ciencia y Tecnología Agrícolas (ICTA) la venta de árboles de guanaba de la variedad C10 ha cobrado auge en los últimos años. Agricultores y productores de la Costa Sur y del Oriente del país, que incursionan en nuevos nichos comerciales, buscan ampliar sus plantaciones luego de las ganancias que generan negocios poco convencionales como la venta de pulpa de guanaba congelada o fresca, en lugar de una fruta entera a precios de entre Q40 y Q50. Desde los CADER los extensionistas del MAGA impulsan el cuidado de árboles con esa mirada financiera. El potencial económico que esconden es un secreto que está por descubrirse.

 

Pequeños agricultores de los Centros de Aprendizaje para el Desarrollo Rural (CADER) de las aldeas Río Negro, El Obrajuelo, San José Veraminas, Palmeras, El Obrejuelito, San Rafael, Las Escobas y Los Dolores de Villa Canales recibieron 200 árboles de guanaba de la especie C10, a principios de junio, con la finalidad de diversificar los cultivos en la zona y generar ingresos económicos. Estos árboles fueron donados por el ICTA, el pasado 6 de junio, a la Dirección Coordinación Regional y de Extensión Rural (DICORER) del MAGA, luego de que el grupo de extensionistas asignados al municipio considerara que en estas ocho comunidades la guanaba crecería fuerte hasta ofrecer los valiosos frutos.

El deleite de un refresco o un licuado de guanaba vale el alto precio que apunta la factura. En cafeterías tradicionales de la capital, que todavía los ofrecen en el menú, se cotizan hasta en Q40. Son los comensales de mayor edad o los que recuerdan a sus abuelos, quienes prefieren un agua de guanábana cuando está disponible. “Es una delicia y por eso no importa el precio, siempre la voy a preferir entre todas las bebidas”, dijo Hugo Pérez, de 51 años, vecino de la zona 16 capitalina, quien encuentra el refresco de guanaba en una cafetería de la zona 10.

Ana Sierra, de 45 años, suele observar las enormes y perfumadas guanaba en el Mercado Central de ciudad de Guatemala sin atreverse a comprar una. “Piden hasta Q50 según el tamaño. Es demasiado dinero para un antojo”, contó. Pese a que el bolsillo no da para comprar una fruta, siempre pregunta por el precio. “A veces pienso que la van a dar más barata”, comenta.

La percepción de Sierra tiene fundamento cuando se revisa en las redes sociales las cuentas de algunos negocios con gran potencial relacionados con la fruta. Por ejemplo, se promociona la libra de pulpa de guanaba fresca o congelada a Q30 y ofertas de pague 5 y lleve 6. Es decir Q150 por seis libras de pulpa fresca.

Asimismo, en los pasillos de frutas enlatadas y conservas de supermercados de la capital se observa guanaba preservada en frascos de vidrio a la par de los higos y melocotones. Lo cual significa que en el corto o mediano plazo esta fruta estará más presente en la mesa de los guatemaltecos.

El vivero del ICTA

Edisar Mazariegos, jefe de la Dirección de Investigación de Frutales del ICTA, explicó que en la actualidad esta dependencia del MAGA promueve el “Proyecto Comercial de Plantas Injertadas Tropicales” con varios objetivos: generar recursos propios; vender árboles injertados; generar tecnología y manejo de viveros; viveros en campo; capacitación y donaciones. “Hacemos donaciones a entidades, centros educativos, al MAGA y a diferentes municipios. Se hacen las gestiones y las entregas siempre están sujetas a la disponibilidad de especies”, dijo.

En el vivero del ICTA (ubicado en Masagua, Escuintla) había guanaba C10 disponible cuando los extensionistas hicieron la solicitud. “Se hizo un convenio sobre plantas injertadas para vivero y nos requirieron esa especie porque tiene mucho potencial para el mercado. En función de eso se hizo la donación porque se piensa en fomentar la producción de guanaba”, añadió Mazariegos.

Este vivero comenzó a funcionar en 2004 con el respaldo de la Misión Técnica de Taiwán, comentó Mazariegos. “La guanaba no fue la primera especie que se propagó. Al principio había especies no tradicionales como guayaba tailandesa y carambola. Pero, en 2012, cuando la Misión finalizó el proyecto y el vivero pasó a responsabilidad del ICTA, se consideró también el mango, algunos cítricos y mandarinas”.

Según el experto, la guanábana de la variedad C10 se comenzó a reproducir en el vivero a partir de 2021. “En Guatemala hay una guanaba criolla, nativa del país, pero los productores prefieren la guanaba injertada C10. Se introdujo de Costa Rica porque no teníamos material genético para propagarla en el país”, mencionó.

El ICTA también compró semillas y se comenzó a vender a productores particulares a partir de 2022. Ese año, el MAGA hizo un diagnóstico sobre el gran potencial y oportunidad de negocios de las plantaciones y cosecha de la fruta. “La guanaba C10 tiene un buen rango de adaptación. En el futuro se abrirá más el mercado porque ahora no hay tanta producción, aunque en la Costa Sur y en el Oriente del país hay plantaciones grandes. Hay árboles en patios y están dispersos. Es hasta ahora que se miran con fines comerciales”, afirmó.

De acuerdo con Mazariegos, la guanaba tiene buena adaptabilidad, pero se recomienda que los árboles crezcan a la misma altura del vivero de Masagua, Escuintla o no más de 1 mil 600 metros sobre el nivel del mar, aconsejó el especialista. “Tiene rangos de adaptación desde el nivel del mar hasta los 2 mil o 2 mil 600 metros de altura. Pero a las diferentes condiciones se tiene que aclimatar”, agregó.

Cuatro especies criollas

Mazariegos explicó que en Guatemala existen cuatro especies de guanaba criolla, de las cuales se hacen colectas con el propósito de obtener material genético y obtener esquejes. No obstante, los agricultores nacionales prefieren la variedad C10, la cual está disponible en el vivero de Masagua. Las especies criollas se mantienen y propagan en el país, aseguró.

En el “Catálogo de Frutales Nativos de Guatemala” elaborado por Álbaro Doniel Orellana Polanco para el ICTA se identificó la especie nativa del país, Annona muricata L., con las siguientes características.

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