El río Chixoy devora a la comunidad de Santa Marta Salinas, en Alta Verapaz

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Créditos: La comunidad Santa Marta Salinas, en Cobán, Alta Verapaz, está amenazada por el avance del río Chixoy. Foto Santiago Botón
Tiempo de lectura: 4 minutos

 

En la comunidad Santa Marta Salinas en Cobán, Alta Verapaz, 60 familias temen los estragos del invierno ya que desde las tormentas Eta e Iota en 2020 el río Chixoy cambió su cauce y arrasó con unos 35 lotes.

Sin tener a donde ir, se atienen al implacable avance del río Chixoy que devora tierras y viviendas.

Por Santiago Botón

Don Héctor Ramírez López Pop contempla el cielo con una mezcla de esperanza y temor. Cada gota que cae podría significar vida para su milpa o el anuncio de otra inundación devastadora. “El río Chixoy se acerca más cada año”, advierte mientras remienda su techo de lámina. Sus manos trabajan con la memoria de cuatro décadas atrás, cuando las aguas no representaban esta amenaza constante.

Su comunidad, Santa Marta Salinas, ubicada en las entrañas de Cobán, Alta Verapaz, sobrevivió a las tormentas Eta e Iota en 2020. Hoy, entre escombros y tierras erosionadas, 60 familias enfrentan una nueva amenaza: la incertidumbre de lo que traerá la temporada de lluvias en 2025, que ya ha dejado más de 340 emergencias en Guatemala, según la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (CONRED).

Un río que devora casas

Las imágenes aéreas captadas por el dron revelan viviendas semiderruidas y un río Chixoy que avanza implacable. Hace cuatro años, el caudal abandonó su cauce original —ubicado mucho más lejos de su trayectoria actual— y, al desviarse, arrasó unos 35 lotes familiares al socavar el terreno.

Imágenes aéreas muestran el avance del río Chixoy. Foto Santiago Botón

“Si esto continúa, quedaremos aislados en una isla”, advierte Elvin Coc Xi, presidente del Consejo Comunitario de Desarrollo (COCODE) local.

La comunidad, ubicada en una zona de alto riesgo en Alta Verapaz, no ha recibido ayuda del gobierno para reubicarse desde 2020. Treinta y cinco familias se vieron obligadas a huir sin opciones viables. “Los terrenos seguros son demasiado caros. Nadie nos ayuda, y al estar clasificados como zona de riesgo, ningún banco nos da crédito para comprar tierra en otro lugar”, denuncia Coc Xi.

Comunitarios temen quedarse aislados con el avance del río Chixoy. Foto Santiago Botón

Mientras el gobierno reporta “crecimiento económico robusto del 3.5%” de acuerdo al informe del Banco Mundial, 2024, en Santa Marta Salinas el maíz tiene problemas para germinar por las alteraciones climáticas. Además, la escasez de alimento para las comunidades se suma al miedo, según don Héctor Ramírez.

El estado ausente y las grietas de la resiliencia

“Todo se ha alterado, y las autoridades no actúan”, sentencia Javier Coc, facilitador de la Asociación Coordinadora Comunitaria de Servicios para la Salud (ACCSS). Su crítica es contundente: Guatemala ocupa el puesto 45 en el Índice de Riesgo Mundial 2023 por su alta vulnerabilidad social y exposición a desastres, pero las políticas de mitigación brillan por su ausencia.

En Ixcán, decenas de familias en comunidades como Las Vegas y El Horizonte sobreviven sin albergues, equipos de rescate ni planes de reubicación. Aunque organizaciones como ACCSS intentan ayudar a una decena de comunidades, la falta de recursos limita su acción. “No damos abasto”, reconoce Coc.

Las familias tienen dos opciones, convertirse en desplazados internos o resistir en zonas inundables.

“No tenemos dinero para movernos”, lamenta Elvin Coc, señalando el implacable avance del río Chixoy que devora tierras y viviendas. El drama se repite: varias familias hacinadas en el campo de fútbol local, atrapadas entre convertirse en desplazados internos o resistir en zonas inundables. “Es una crisis climática, social y política”, sentencia Javier Coc, con trayectoria en gestión de riesgos comunitarios.

La deuda histórica

Guatemala enfrenta un “riesgo alto” de desastres, según el Informe de Riesgo Mundial 2024, vulnerabilidad agravada por la desigualdad estructural y la exclusión social, respaldado por datos de bancos multilaterales, que revelan que el 57.3% de los guatemaltecos vive en pobreza.

Vista aérea de la comunidad Santa Marta Salinas, en Cobán, Alta Verapaz. Foto Santiago Botón

Santa Marta Salinas representa el microcosmos de este fracaso sistémico: mientras el río Chixoy erosiona inexorablemente su territorio, sus habitantes sobreviven sin lo más elemental: el derecho a un hogar seguro.

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