Historiadores y teólogos coinciden en que la expansión y fortalecimiento del cristianismo, después de la muerte de Jesucristo fue un acto de resistencia al poder, ilimitado entonces, del Imperio Romano caracterizado por una crueldad injustificada contra cualquier intento de oposición o cambio al statu quo. En los primeros siglos, los principios cristianos a diferencia de los romanos promulgaban bienestar para todos, en la medida de lo posible, sin diferenciar la pobreza de unos sobre la de otros. En eso creía Francisco: en seres humanos en igualdad de condiciones y sin que fueran juzgados por su procedencia, bolsillo o ideas.
Por Claudia Méndez Villaseñor
El Papa Francisco, de 88 años, murió este lunes a las 7:35 de la mañana (hora de Italia), en la Casa Santa Marta, lugar en el que residía desde que fuera elegido obispo de Roma. Con un mensaje breve y sentido el Camarlengo de la Santa Romana Iglesia, cardenal Kevin Farrell, expresó: “Francisco regresó a la casa del Padre. Toda su vida estuvo dedicada al servicio del Señor y de su Iglesia. Nos enseñó a vivir los valores del Evangelio con fidelidad, valentía y amor universal, en modo particular a favor de los más pobres y marginados”.
Las palabras, en apariencia sencillas, revelan los pilares que sustentaron el pontificado de Francisco, quien revolucionó el estilo de ser papa al ser el primer jesuita y latinoamericano en ocupar la silla papal. Declinó el Palacio Apostólico y decidió vivir en un dormitorio de la Casa Santa Marta; no aceptó guardaespaldas ni autos de lujo. En el que se conducía era un automóvil popular al que podías acceder los empleados bancarios. Para él era suficiente. Nada de Mercedes Benz o BMW.
También hizo cambios significativos a su porte. Guardó en el closet los papales zapatos rojos y calzó los propios, modestos y ortopédicos. Tampoco aceptó la cruz del papa, sino que mantuvo la suya de obispo sobre su blanca sotana. “Trato de ser yo como me gusta y a veces por allí exagero en alguna cosa que puede ofender a alguien. No sé en eso me tengo que cuidar”, reconoció en una entrevista a un medio televisivo.
Más allá de la apariencia física y el estilo de vida, Francisco sacudió las estructuras del Vaticano con ordenanzas dirigidas a vigilar el uso de los recursos financieros de la Santa Sede; rechazar la pederastia y el abuso sexual contra niños y promover tolerancia y respeto hacia personas LGTBIQ+, migrantes y los más pobres.
Enfermedad respiratoria
El pasado 14 de febrero, Francisco fue internado en el hospital policlínico Agostino Gemelli de Roma, por complicaciones respiratorias derivadas de una neumonía que le afectó los pulmones. El estado de salud del papa fue considerado, durante semanas, crítico y de pronóstico reservado, pero luego reportó una mejoría que aprovechó para autorizar, el 25 de febrero, la canonización del beato venezolano José Gregorio Hernández y la del beato italiano Bartolo Longo.
El papa fue de dado de alta el 23 de marzo. “Gracias a todos”, dijo desde el balcón del quinto piso del hospital a cientos de feligreses que se congregaron ese día afuera del centro médico.
“Y veo a esta señora con las flores amarillas. Es buena”, le dijo a una mujer que sostenía un ramo de rosas amarillas, lo cual causó gracia a los presentes porque les hizo recordar el día que se regalan flores amarillas (21 de marzo) en el hemisferio sur por la llegada de la primavera.
Del hospital Gemelli el papa se dirigió a la Casa Santa Marta y trató de mantener una rutina de trabajo. Por ejemplo, el 25 de marzo envió un mensaje a los participantes de la Pontificia Comisión Tutela Minorum (Tutela del Menor) en la que recordó que “las prácticas de prevención son la promesa y el compromiso de un ambiente seguro para cada niño y persona vulnerable. Donde hay un niño o una persona vulnerable a salvo. Cristo es servido y honrado”, escribió.
El 1 de abril, la oficina de prensa del Vaticano publicó un video en el que Francisco invitaba a las personas a utilizar la tecnología para unir y no dividir. Advertía sobre el riesgo de que la tecnología reemplazara las interacciones cara a cara, lo cual podría llevar a la disminución de la calidad de las relaciones humanas. “Oremos para que el uso de las nuevas tecnologías no reemplace las relaciones humanas, respete la dignidad de las personas y ayude a afrontar la crisis de nuestro tiempo”, señaló entonces.
Cinco días después, el 6 de abril, Francisco hizo la primera aparición pública en la Plaza de San Pedro después de salir del hospital. Al final de la misa de Jubileo de los Enfermos, en medio de miles de palmas que le aplaudían el papa saludó a las personas congregadas. Les deseó un buen domingo y les dio las gracias. Iba en silla de ruedas y utilizaba una cánula nasal para administrar oxígeno.
La tarde del 9 de abril, Carlos y Camila, reyes del Reino Unido hicieron una visita privada a Francisco en la Casa de Santa Marta. Ese día los reyes británicos celebraban 20 años de casado y también recordaban a Felipe de Edimburgo, padre de Carlos, tras cuatro años de su fallecimiento.
Al día siguiente de compartir con la pareja real inglesa, el papa expresó pesar, al enterarse de la tragedia en la discoteca Jet Set, en Santo Domingo, República Dominicana con 231 personas fallecidas.
Comienza la Semana Santa
En la víspera del Domingo de Ramos (13 de abril), Francisco acudió a la basílica de Santa María la Mayor y se mantuvo en oración. Delegó la celebración de la misa al cardenal Leonardo Sandri. En una breve aparición, el papa expresó unas palabras a los asistentes desde su silla de ruedas: “buen Domingo de Ramos, buena Semana Santa”.
El Lunes Santo, Francisco reconoció las virtudes heroicas del arquitecto Antonio Gaudí, quien diseñó y construyó el templo expiatorio de la Sagrada Familia en Barcelona, España y lo proclamó venerable.
Las noticias eran esperanzadoras hace seis días cuando la oficina de prensa del Vaticano informó sobre avances en la salud del papa. “Registra mejorías significativas en su movilidad, en su respiración y la voz. Prosigue las terapias que había comenzado en el hospital. Mantiene encuentros de trabajo más breves con superiores de la curia romana y se prolongan los periodos en los que no requiere de oxígeno de alto flujo con cánulas nasales”, se comunicó ese día.
El 16 de abril el papa recibió a directivos, personal médico, enfermeras y enfermeros del hospital Gemelli, la Universidad Católica y la Dirección de Salud del Vaticano quienes le expresaron alegría por su recuperación y rieron por la gracia de Francisco. “Gracias por todo lo que hicieron. Gracias a ellas. Es muy bueno cuando mandan las mujeres las cosas van”, mencionó con un cómico gesto que contagio de risa a los presentes.
El Jueves Santo, Francisco visitó la cárcel Regina Coeli, en el centro de Roma, y compartió con los reclusos, quienes lo recibieron con entusiasmo. Los guardias penitenciarios se acercaron a él y estrecharon su mano.
El Sábado Santo, James Vance, vicepresidente de Estados Unidos fue recibido por el cardenal secretario de Estado, Pietro Parolin y el arzobispo Richard Gallagher, secretario para las Relaciones con los Estados y las Organizaciones Internacionales. En este encuentro se reiteró el compromiso común de proteger el derecho a la libertad religiosa y de conciencia, entre otros temas. Vance sostuvo al día siguiente un encuentro breve con el papa.
El Domingo de Pascua la Plaza de San Pedro estalló en aplausos cuando Francisco se asomó a la logia central de la Basílica de San Pedro para la bendición Urbi et Orbi (de la ciudad de Roma al mundo entero), tras la misa oficiada por el cardenal Angelo Comastri. Luego se dirigió al papamóvil y saludo a los presentes. “Felices Pascuas”, expresó y esas fueron las últimas palabras en público del papa jesuita y latinoamericano que murió la mañana de este lunes.
El reporte certificado por la Dirección de Sanidad e Higiene de ciudad del Vaticano reveló que Francisco murió por un ictus cerebral y colapso cardiovascular irreversible. También se señaló que tenía antecedentes de insuficiencia respiratoria aguda por neumonía bilateral multimicrobiana, bronquiectasias múltiples, hipertensión y diabetes tipo II.
Rito de la certificación de defunción
Esta tarde, los cardenales Kevin Farrell y Pietro Parolin, en compañía del arzobispo Edgar Peña Parra sellaron las puertas del apartamento papal en el Palacio Apostólico y la del dormitorio de la Casa Santa Marta en que vivía Francisco, como parte de una tradición centenaria.
El rito de la certificación de defunción y colocación el cuerpo del papa en el ataúd tuvo lugar a las 20 horas de Italia, en la capilla de la Casa Santa Marta, informó el Vaticano. Durante el rito la declaración de muerte fue leía en voz alta y validada por el cardenal Camarlengo Farrell.
Este martes 22 de marzo se convocará la primera Congregación General de Cardenales en la que se decidirá la fecha del funeral de Francisco.