Créditos: Prensa Comunitaria
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Con motivo del Día de Dignificación de la Víctima de Conflicto Armado en Guatemala

Ixmukané Álvarez Tubac*

Soy nieta de Felipe Álvarez Tepaz, hija de José Jorge Álvarez Capir y sobrina de Mateo, Mario y Rosalío Álvarez Capir, a quienes les arrebataron la vida por resistir a la injusticia, a la opresión, al racismo, a la discriminación, por alzar la voz al pedir igualdad y equidad para el Pueblo Kaqchikel, de Pan Och’ Äj/San Martín Jilotepeque, Pokob/Chimaltenango.

Hay amores que son eternos. Los seres humanos amamos sin medida, sin embargo, hay amores que trascienden la eternidad que cuando se van, se llevan una parte de nuestras vidas con ellos, este es el caso de nuestras madres y padres; y los otros amores son las hijas e hijos.

Provengo de una familia Kaqchikel originaria de Pan Och’ Äj/San Martín Jilotepeque, Pokob/Chimaltenango. Mi abuelo fue líder desde muy joven, antes de su primera veintena de vida. Decían los vecinos que era un hombre muy sabio. Lo buscaban las personas para pedir consejos. Era un hombre estricto y disciplinado, se levantaba a las 4 de la mañana para trabajar la milpa. Lo recuerdo con su camisa y pantalón blanco, su rodillera y faja roja, usaba unos caites de cuero negro, sólo recuerdo que era alto y muy elegante al caminar.

Lo que más atesoro en el recuerdo es cuando mis primos y yo lo esperábamos para tomar café con pan, él se sentaba en su banquito y nosotros en el pop/petate, era cuando regresaba de la municipalidad, fue alcalde municipal dos veces. Agradezco a las personas que guardan un hermoso recuerdo de Felipe Álvarez Tepaz, mi abuelo.

También recuerdo muchas reuniones en su casa, llegaban personas importantes de la vida política del país, pero lo que más recuerdo era el olor a pino, la música de violín y guitarra, a veces el me cargaba en sus brazos y su último regalo fue un perrajito de muchos colores, me lo dio cuando cumplí 6 años, muchos años después descubrí que yo cumplo un día después de él.

Mi papá, Jorge, era mi mundo, me llevaba a muchos lados. Por eso recuerdo cuando subía al escenario y hablaba sobre frenar el racismo que era mucho más brutal que ahora, porque de la violencia verbal, emocional, llegaban a la violencia física.

Mi padre fue maestro, le gustaba cantar, ejecutar la guitarra, lo recuerdo cantando la música de los Ángeles Negros, de Chile. También recuerdo correr detrás de él, llenando de flores mi delantal, cuando me tomaba de la mano para no caerme en el río. Me enseñó a amar la lectura y que algunos ciclos terminan y otros inician.

De mis tíos tengo recuerdos muy débiles. Recuerdo a mi tío Mateo era alto, delgado, fue soldado; a mi tío Mario lo perseguíamos para que nos cantara alguna ronda con su guitarra, estaba vestido de blanco, porque estuvo en la Marina de Guerra y mi tío Rosalío era el más pequeño, siempre caminaba por el corredor de la casa.  Luego se desvanecieron todos los demás recuerdos.

Un 21 de noviembre de 1980 se rompió para siempre mi gran familia. Desde allí nos tocó como niñas y niños una vida muy difícil, no tuvimos niñez normal, tuvimos que afrontar las burlas y los desprecios de mucha gente, trabajamos desde muy temprana edad.

Honro a mi madre, Cecilia Tubac, quien me ha guiado por la vida, siempre resuenan los consejos de ella. Supo llevar adelante a la familia cuando se quedó sin mi papá, tengo dos hermanas, una de ellas con discapacidad neuronal.

Ahora soy madre en duelo, hija, hermana, tía. Nací en 1974, mi propósito es construir paz, pero la paz no puede ser duradera si el dolor, la injusticia, la impunidad persisten, para cerrar los duelos se necesitan respuestas. Cada persona vive y maneja su propio duelo, unos se quedan callados, otros necesitan decirlo hasta que deje de doler. Sin embargo, el silencio, nos enferma y esa lección yo la aprendí, pero fue muy tarde.

Fui salubrista, trabajé por muchos años en Hospital Roosevelt, estudié psicología, fui guía de la Exposición Interactiva ¿Por qué estamos como estamos? por muchos años, siendo tutora de guías de la Memoria. Integrante cofundadora de Kaqchikel y Maya’ taq Molaj, por la Memoria lejana y cercana, como una forma de resarcir la memoria y otras acciones

Me gusta escribir lo que siento, me gusta cantar, aunque no afino bien, me gusta la paz, especialmente mi paz interior.

Soy Licia Matilde Xmucané Álvarez Tubac, me encantan mi nombre, especialmente Xmucané, el nombre favorito de mi padre, el de mi madre es Matilde y de mis tíos paternos es Licia, es una bonita historia en torno a mis nombres personales y de familia es Álvarez Tubac.

Mi propósito es la sanación, la justicia que nos encamina hacia el perdón y hacia la Paz

*Ixmukané Álvarez Tubac. Mujer Kaqchikel, salubrista y psicóloga, cofundadora de Kaqchikel y Maya’ taq Molaj

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