Europa sin rumbo y fuera de la mesa en Ucrania

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Créditos: Prensa Comunitaria
Tiempo de lectura: 4 minutos

 

Por Miguel Angel Sandoval

La reunión en Arabia Saudí entre los EEUU y Rusia para iniciar/continuar una negociación para resolver la guerra en Ucrania, sin la asistencia de los ucranianos ni los europeos, es el hecho geopolítico de mayor significado en los últimos años, o mejor, desde el fin de la segunda guerra mundial. Las reacciones son diversas y Francia convoca de emergencia a sus pares europeos para expresar su malestar, mientras Zelenski dice que no reconocería cualquier acuerdo que salga de la mesa EEUU-Rusia. Esto esconde un conjunto de datos que no siempre salen a luz y de forma apretadísima, y a vuelo de pájaro se recuerdan en esta columna. Es obvio que se debe hacer el análisis con mucha mayor profundidad, aunque ahora solo unas pistas indispensables.

Si no se habían dado cuenta, la UE no es algo homogéneo ni nada que pueda tener una postura única en una mesa de negociaciones. Menos si se trata de buscar la salida a un conflicto en donde no tienen la capacidad de establecer condiciones ni establecer compromisos claros. Estos son temas que tienen relación directa con la idea de Europa, que no es compartida por todos los miembros de la UE para lo que basta recordar la opción de Inglaterra o Gran Bretaña, de salir de la UE en lo que fue conocido como el brexit. En otras palabras, hace unos pocos años Inglaterra o Gran Bretaña, opto por abandonar un proyecto que a juicio de sus lideres, no era lo que ese país necesitaba.

¿Teniendo en mente el abandono de este país de la UE o la presencia de Turquía que es simultáneamente integrante de la UE con coqueteos claros con los BRICS, alguien cree, que para un proceso de negociaciones la UE es un socio confiable? Muchos pensarían que no es el caso. Hace ya algunos años, en conversaciones en foros internacionales el tema recurrente era el tiempo que iba a durar el proyecto de la UE. No había consenso sobre la duración de la misma, y en todo caso, el consenso es que el tema no era el plazo, sino que en efecto las múltiples contradicciones no iban a permitir que el proyecto como tal durara mucho más tiempo.

Hoy son alrededor de 27 países, unos grandes, otros pequeños, unos militarmente fuertes otros en crisis económica, otros con gobiernos conservadores, otros con gobiernos extremistas, algunos moderados o estables, pero en la mayoría, se trata de gobiernos inestables y todos en el tema de la guerra al borde de crisis sociales inminentes. En la guerra de Ucrania, hubo un momento en que la diplomacia y el análisis de riesgos geopolíticos pudieron impedir la guerra, pero las posturas intransigentes y belicistas de Gran Bretaña y en cierta medida Francia, crearon un escenario que difícilmente se puede pensar que era compartido por los 27 miembros de la UE.

Las razones o los motivos de los 27 son distintos sin hablar de los intereses. Bien visto el tema, no parece que España tenga una postura semejante a Gran Bretaña, o Italia una postura como la de Alemania. Ni hablar de Portugal o Hungría. Es un conglomerado de países sin una política única, con diversidad de intereses y con diversos niveles de desarrollo en todos los temas. Sean de orden económico, político, militar, geopolítico, social, etc. Así como son diferentes las políticas hacia las poblaciones de refugiadas por razones de conflictos bélicos o por dificultades económicas de naturaleza local pero que tienen mucho que ver con el rol de la UE.

Ello se pinta de cuerpo entero en la denominación bastante despectiva de los PIGS (Portugal, Italia, Grecia y España) y todas las medidas de orden arancelario, de ajuste o del tamaño de la deuda entre otros temas, que han tenido que poner de acuerdo a la UE, más allá de todo lo que ahora lamentan por su exclusión de una mesa negociadora. Un ejemplo revelador podría ser la relación del grupo de países líderes de la UE ante Grecia en el momento de imposición de medidas de ajuste económico por medio de las presiones que llevaron a la crisis del gobierno griego de izquierda, que tuvo su mayor expresión alrededor de 2009. Es lo mismo con los temas de aranceles, tamaño de la deuda y el rol de la banca europea de unos países y otros. Son datos de esa realidad que no puede dejarse de lado.

Adicional a ello, recordemos que el desconocimiento y/o violación de os acuerdos de Minsk y su rechazo por los países europeos, son la antesala a la guerra de Ucrania. Es por ello que no pueden, ahora, demandar un lugar en una mesa de paz, pues su acción de los últimos años arrancando con el desconocimiento del acuerdo de Minsk, es el origen de la guerra que ahora debe terminar. Se puede discutir el tema de la OTAN y el rol de los EEUU, pero no se puede dejar de pensar que, en esa relación, EEUU-Europa, no se trata de socios sino de súbditos, modernos si sea quiere, pero súbditos.

Lo descrito es lo que lleva a los EEUU y Rusia a no tomar en cuenta a esta comunidad en la solución de un conflicto como el de la envergadura de Ucrania, especialmente por sus implicaciones geopolíticas. Además de la configuración de la actual UE, sin Gran Bretaña, vuelvo a recordarlo, tiene a países al borde de severas crisis de gobierno, tanto por razones económicas ligadas a la guerra en Ucrania, como a problemas de gobernabilidad política como resultado de la perdida de credibilidad de muchas de las fuerzas políticas con alguna tradición.

Solo para no dejar de mencionar los temas, hoy Alemania se encuentra inmersa en una crisis económica de pronósticos reservados, mientras que la gobernabilidad en Francia pasa por una crisis que no tiene referentes en la denominada V república. Al tiempo que vemos en España enormes muestras de rechazo al gobierno central u a la monarquía de ese país. Ello corre parejo con la remontada de una especie de extrema derecha en varios países de la UE como Italia, o la propia Francia. Así como con las posiciones beligerantes de Gran Bretaña, que como ya se señaló, no forma parte de la UE y solo sirve para entorpecer las gestiones políticas de sus otrora aliados.

Es por estas razones que hoy por hoy, no hay ninguna garantía de que la UE sea parte del proceso que apenas parece que se inicia para intentar resolver la guerra en Ucrania. Y son estas mismas razones que llevan a os EEUU o a Rusia, a decir de forma publica y meditada, que no son bienvenidos en una eventual mesa negociadora. Son tiempos de reacomodos globales y en estos, los países de la Unión Europea, con toda su diversidad y contradicciones, parece que están llegando tarde a la cita.

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