Durante estos 43 años he intentado buscar otras palabras para describir la tragedia familiar que ha significado la detención forzada de Emil, pero no las encuentro, al igual que no he encontrado a mi hermano. Los años han transcurrido y no encuentro palabras nuevas que den cuenta del terror que vivimos y de la incertidumbre que nos sigue acompañando.
Emil Bustamante López, de 32 años de edad, perito agrónomo, médico veterinario y sociólogo rural, profesor y funcionario de la Universidad de San Carlos de Guatemala (USAC), casado, padre de dos niñas, un excelente hijo y destacado profesional, fue detenido-desaparecido el sábado13 de febrero de 1982 en la capital de Guatemala por fuerzas del ejército guatemalteco comandado por el Presidente Gral. Fernando Romeo Lucas García.
Emil tenía un compromiso inquebrantable de luchar por los derechos de los sectores mas desfavorecidos de la sociedad guatemalteca, y también, por su trabajo con campesinos en el altiplano guatemalteco, con comunidades del Quiché, Huehuetenango, las Verapaces y el Petén, coordinando o participando en las brigadas de extensión universitaria que efectuaban docentes y estudiantes de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnica de la USAC, para desarrollar actividades de capacitación técnica de campesinos en esas regiones.
El sábado 13 de febrero conducía Emil su vehículo, una camioneta Datsun 120Y, color rojo, placas P167984 en una avenida que se convirtió en una trampa mortal, fue detenido en la esquina de la 27 avenida A y la 20 calle de la zona 10 de la Ciudad de Guatemala, en la ruta que conduce a Santa Catarina Pinula. Ahí en esa esquina había un retén militar la mañana de ese día, donde le detuvieron y le desaparecieron. En su su vehículo iban ocultos documentos del Partido Guatemalteco del Trabajo que una militante irresponsablemente dejó olvidados, ignorando Emil que los llevaba. Eso significó el principio de ese camino sin retorno.
Emil fue visto con vida posteriormente, brutalmente torturado, en el Cuartel General de Matamoros, el 23 de marzo de 1982, día en que un grupo de militares expulsó del poder a otro grupo de militares, mediante golpe de estado, tal cual ajuste de cuentas entre cúpulas militares sedientas de poder, imponiendo al Gral. Efraín Ríos Montt como jefe de estado, a quien la historia registra como el máximo genocida que haya tenido América Latina, por haber instaurado uno de los más cruentos regímenes de represión y muerte en Guatemala. El 10 de mayo de 2013 este singular militar y fanático religioso fue condenado por un tribunal de justicia a 80 años de prisión por cometer genocidio y delitos contra los deberes de humanidad.
Ya lo he dicho y lo repetiré mil veces, Emil no tuvo posibilidad de defensa alguna porque nunca fue presentado ante un juez, no fue juzgado y vencido en juicio, sus captores actuaron como jueces y verdugos. Eran los años de la guerra fría, esos años de la ignominia, donde el ejército jugó un papel de ocupación en su propio país, donde no se respetaba el supuesto Estado de Derecho que vivíamos, utilizaron el terrorismo de estado en contra de los adversarios a quienes perseguían como enemigos internos, bajo la dirección de generales, coroneles, mayores y capitanes, tenientes y subtenientes que señalaban a la USAC y que gritaban “muera la inteligencia”, todo con un fin… la defensa de los intereses de la oligarquía, esa que fue cómplice de los crímenes de lesa humanidad cometidos por los militares, fieles ejecutores de la desaparición forzada y la tierra arrasada. Emil forma parte de esa aberrante cantidad de 45,000 detenidos desaparecidos, entre ellos 5,000 niñas y niños, ocurridos durante el conflicto armado interno.
Desde la detención de mi hermano, 43 febreros han transcurrido, nuestras diligencias legales no han prosperado y no han habido investigaciones con suficiente compromiso y voluntad política que permitan conocer su paradero. En las investigaciones que han realizado sobre este caso, salvo algunas acciones excepcionales, la Procuraduría de Derechos Humanos y la Fiscalía de Derechos Humanos del Ministerio Público han terminado siendo cómplices de la impunidad. Desde hace una década la justicia transicional ha tenido un franco retroceso, las principales instancias responsables de investigar e impartir justicia han sido objeto de cooptación por mafias corruptas vinculadas al poder económico, político y militar. Hoy estamos a merced de un Ministerio Público enemigo de la justicia, la verdad y la memoria. El Estado de Guatemala sigue sin ratificar la Convención internacional contra la desaparición forzada.
43 años han transcurrido, es una eternidad, hoy casi es lo mismo que antes. Seguimos con la esperanza de encontrar los restos de Emil y darles sepultura.
Marylena Bustamante Ortíz
13 de febrero de 2025
P.d.: Emil, 43 años con otoños y primaveras han transcurrido, oscuridad y luces han marcado largas rutas de la memoria, que mis lágrimas derramadas se conviertan en caracoles en la mar, acércalos a tus oídos, si no los puedes escuchar o ver, solo te pido que los imagines.