Por Miguel Ángel Sandoval
-I-
Se podría decir sin tanta vuelta: Trump y Musk son dos elefantes en cristalería. Así como se lee. En un par de semanas están destrozando las relaciones internacionales de los EE. UU. con sus mejores aliados, con propuestas inviables y con intromisiones insostenibles. Por ello el recuerdo romántico de los actores mexicanos Pedro infante y su socio Jorge Negrete, se ve deshecho, por la comparación metafórica al mencionar a la pareja Trump/Musk. Mientras los “Dos Tipos de Cuidado” de la película mexicana, divertían a la gente, los dos de ahora infunden temor, angustia, pánico. Los tiempos cambian y los actores también.
Pero veamos con un poco de más detenimiento lo que significan las declaraciones altisonantes, las amenazas, de estos dos tipos de sumo cuidado, pues en la práctica están rompiendo con los aliados históricos de EE. UU. Todo, no hay que olvidar, por las practicas hegemonistas y por qué no decirlo, del viejo imperialismo expansionista, que parecía ya no estaba de moda. Y que había dado paso a las relaciones democráticas, que algunos países con tendencias hegemónicas muchas veces dicen respetar.
Las declaraciones de Trump amenazando con invadir Panamá para retomar el control del Canal de Panamá, por el costo de los servicios que este presta y por la amenaza que representan los chinos, es una amenaza que va en contra de todo criterio democrático, de respeto por la autodeterminación y soberanía de los pueblos pequeños como Panamá. Se olvida que, a fines del siglo anterior, hubo el tratado firmado entre EE. UU. y Panamá, que lleva el nombre de Tratado Torrijos-Carter. Solo recordamos que hace unos días se hizo un amplio homenaje a la vida u obra del fallecido presidente Carter. Y tenemos que recordar que en 1989 este pequeño país fue invadido con pretextos de otra naturaleza, pero que para los EE. UU. eran suficientes para justificar una invasión.
Mientras que, a su vecino inmediato, Trump con todo el desenfado del mundo, dijo que quería que Canadá fuera el estado número 51 de la unión americana, con la idea de hacer grande a América otra vez. Esto sin tomar en cuenta a Puerto Rico que sigue siendo una colonia. Las declaraciones sobre la intención de hacer un nuevo estado con Canadá, tiene en crisis al gobierno de ese país. Justin Trudeau renunció y en las elecciones anticipadas que tendrán lugar muy pronto, las posiciones críticas al despropósito de Trump serán con seguridad las ganadoras.
En ese contexto se producen las disparatas declaraciones que buscarían cambiar De nombre al Golfo de México, `para llamarlo Golfo de América. En una suerte de apuesta a destruir de tajo todas las relaciones con el vecino del sur, que cuenta por lo menos con unos 20 millones de mexicanos guadalupanos y otros buenos millones de poblaciones viejas de segunda o tercera generación, por no decir una buena parte de mexicanos originarios en los EE. UU. Por cierto, estas declaraciones de Trump fueron ripostadas con humor por la presidente Claudia Sheinbaum, que hablo de mejor ponerle a los EE. UU. la América Mexicana, apoyándose en textos y mapas históricos sin detenerse mucho en el Golfo de México, que es reconocido mundialmente así.
-II-
De diferente calado son las amenazas hacia Groenlandia. En este caso, de un plumazo, borran todas las declaraciones de buena voluntad, acuerdos, compromisos con la Unión Europea y la OTAN, pues debemos recordar que Dinamarca es miembro fundador de los dos mecanismos. Y que es bueno recordar que, de acuerdo con el espíritu de la OTAN, el pequeño país fue la guerra con EE. UU. en Afganistán, en una muestra de colaboración innecesaria por otra parte, pero era parte de los compromisos existentes. Ahora a Dinamarca, las declaraciones de Trump la colocan como el limón exprimido que simplemente se tira. En un texto sobre la OTAN publicado en internet, se lee:
“La Organización del Tratado del Atlántico Norte empezó como una alianza de Bélgica, Canadá, Dinamarca, Estados Unidos, Francia, Islandia, Italia, Luxemburgo, Noruega, Países Bajos, Portugal y Reino Unido, en la que estos países se comprometían a defenderse mutuamente en caso de ser atacados; un pacto que quedó sellado el 4 de abril de 1949 por el Tratado de Washington”
Y ello basta para recordar que el viejo dogma que la OTAN es todos para uno y uno para todos, fue mandado a la cubeta con una patada en el trasero con las declaraciones de Donald Trump. Esto no es retorica. Se trata de una violación abierta a todos los compromisos con la OTAN:
De nada sirvió que los europeos se embarraran con la acción de los EE. UU. contra Ucrania, en defensa del alto principio de la democracia y de la no intervención, si lo primero que ahora hace el nuevo presidente de los EE. UU. es mandar al diablo toda la cooperación de los europeos que ven como el desgaste de sus gobiernos no sirve de nada y no tiene ninguna recompensa. Y ese desgaste es concreto. Macron esta contra las cuerdas. El gobierno impuesto por él hace aguas y renuncio no hace mucho y se está a la espera de nuevas elecciones.
En Alemania la crisis económica se produce luego de que se cerraran los envíos de gas y petróleo de Rusia, en parte debido al sabotaje de los oleoductos o gasoductos que alimentaban de gas o petróleo la economía alemana utilizando el mar báltico. En otras palabras, la actual inestabilidad política de muchos países de Europa se debe agudizar con las delaciones de Trump, que con ello demuestra con creces que la amistad y las declaraciones de amor, terminan cuando los intereses de la potencia norteamericana entran en juego. Mal hacen los europeos de continuar con una alianza que no es tal, sino que solamente es el instinto de los gobernantes de EE. UU. de mantener socios en negocios y países o tratados que justifiquen las acciones que generalmente los EE. UU. impulsan sin pedir consentimiento de los amigos, socios o aliados. Así de simple.
-III-
Pero como dice el dicho, no hay dos sin tres. Y en el recorrido de las declaraciones sin mucho tacto de Trump, se agregan las de Elon Musk, que, sin formar parte de las estructuras de la diplomacia norteamericana, ahora se dedica a dar lecciones políticas a los países europeos, pero, sobre todo, está haciendo una campaña abierta por los partidos de ultraderecha en los países del viejo continente. Para ello utiliza su empresa, la que antes denominados Twitter ahora X. Estamos entonces ante el hecho que Trump y Musk se retroalimentan, uno repite las barbaridades del otro y les da su propia interpretación y proyección. De todo esto las fuerzas democráticas en Europa dan cuenta, salvo acaso, parte de la prensa corporativa europea, que a decir del programa La Base, dirigido por Pablo Iglesias, dice que son por lo menos, tímidas, para no decir colaboracionistas, encubridoras de la política agresiva del imperio norteamericano.
Se trata una vez más, de formas de analizar o enfocar los diversos temas desde dos posiciones: de un lado la postura de dominado y de dominante. Ante las tonterías políticas o diplomáticas de estos dos personajes de EE. UU. la prensa europea asume, en buena parte, la postura de subordinados y dominados, mientras que ante cualquier evento en medio oriente o en América Latina, asumen la de dominadores. En un caso perdonan y justifican, en otro, acusan, atacan, condenan.
De forma inopinada Musk se ha convertido en el adalid de la extrema derecha en Inglaterra, Alemania, Francia, Italia, y donde pueda hacer declaraciones o utilizar sus redes, su empresa hay que decir, se dedica a dar clases de ultraderechismo. Por ello no es casual que Macron, que no es un izquierdista o una perita en dulce, hable de la internacional reaccionaria y señale a Musk, al igual que los diferentes partidos políticos alemanes que expresan su indignación por el apoyo a la extrema derecha alemana. De esa forma tenemos, que las declaraciones de Trump que en pocas palabras implican una ruptura de los acuerdos de la OTAN, se complementan con las intervenciones de Musk, que, al apoyar a la extrema derecha europea, hace que la alianza tenga ahora, enormes dificultades para concertar políticas.
El foso entre Europa y los EE. UU., está iniciando su construcción a ritmos acelerados, con las bravuconadas de Trump y las intervenciones groseras de Musk. Es tiempo de reflexionar sobre el sentido de la OTAN que en verdad está dejando mucho que desear y que en los hechos demuestra que es, hoy por hoy, inservible. Tocó fondo. Y bla verdad de los hechos es que asistimos, lo veamos o no, lo entendamos o no, a los síntomas de un mundo multipolar en donde las viejas alianzas no tienen ya mayor sentido y se está en la construcción de nuevas. Es el signo de los tiempos.