Un testigo protegido que fungió como capitán de infantería en el ejército narró cómo operaron las fuerzas armadas en el área Ixil donde la población civil fue sometida. Una de sus revelaciones es que el alto mando del ejército sabía lo que ocurría en dicha región, ya que todos eran informados por sus subalternos.
Por Regina Pérez
El juicio por genocidio en contra de Benedicto Lucas García, exjefe del Estado Mayor del Ejército, está llegando a su recta final. Este martes se escuchó la declaración de un exintegrante de las fuerzas armadas que fue comandante de un pelotón en el área Ixil entre 1981 y 1982 y quien señaló que el alto mando sabía lo que sucedía en la región, pues eran informados por sus subalternos.
El testigo, quien dio su testimonio en 2014, en calidad de prueba anticipada, relató lo que vio como miembro de las fuerzas armadas que cometieron el genocidio en el área Ixil, según la tesis de la Fiscalía.
Antes de proceder a escuchar el audio, la abogada defensora de Lucas García, Carmen Peralta, intentó detener la reproducción del mismo, señalando que no se llenaron los requisitos de inicio de custodia. El testimonio fue ofrecido en calidad de anticipo de prueba ante el Juzgado de Mayor Riesgo B, a cargo del entonces juez Miguel Ángel Gálvez.
Sin embargo, el juez presidente Gervi Sical señaló que se tenían que reproducir los audios y solo tomó en cuenta la protesta de la abogada. “Es una prueba que fue asegurada en instancia y en la referida audiencia quedó como prueba, lo que toca al Tribunal es reproducir lo que ya se aceptó”, dijo.
Toda el área ixil fue clasificada como “enemiga”
El testigo protegido relató que fue capitán primero de Infantería y sirvió en la Brigada Militar de Poptún y en la Brigada Militar Mariscal Zavala, entre 1982 y 1986, tiempo en el que fue enviado al área Ixil, así como en la Brigada Militar de Cobán, Alta Verapaz.
Mientras sirvió en Poptún, Petén, fue testigo de las torturas que el ejército infligió a personas secuestradas en las aldeas, quienes posteriormente eran asesinadas a pesar de que no había indicios de que pertenecían a la guerrilla.
En ese lugar su trabajo era de “enterrador” de personas, con el apoyo de otros soldados. A veces las cifras de muertos por día eran muy altas, que sobrepasaban su capacidad para enterrarlos, algunos de estos cuerpos fueron tirados en la selva petenera.
Cuando fue enviado al área Ixil, donde fungió como comandante de un pelotón, señaló que vio una guerra diferente, donde sí hubo enfrentamientos contra miembros del Ejército Guerrillero de los Pobres (EGP) que operaba en la zona.
Según su testimonio, en ese lugar, el EGP tenía bastante personal pero no tenía armamento adecuado y suficiente. Primero fueron los combates, pero luego el alto mando militar comenzó a permitir que las patrullas fueran a las aldeas, no a combatir, sino a destruir todo, entre estas personas, cosechas y sus ranchitos.
#JuicioGenocidio 🚨“Una tachuelita roja significaba que era área enemiga”
Se escucha el testimonio del Testigo A en el juicio por genocidio contra Benedicto Lucas García. El testigo estuvo de servicio en el Mariscal Zavala entre 1982 a 1986.
Inicialmente lo nombraron en el… pic.twitter.com/4jJoYGdpx0
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El testigo también presenció una de las masacres en Acul, al sur de Nebaj, donde aproximadamente 35 hombres que fueron acusados de pertenecer a la guerrilla por un delator, luego fueron masacrados y enterrados en una fosa que hombres de la aldea cavaron. Las personas sobrevivientes ya no quisieron regresar a la aldea sino que pidieron ir a Nebaj.
“Usted menciona en su declaración que estas comunidades fueron tomadas como área roja. ¿Qué significaba el área roja para ustedes dentro del ejército?”, fue una de las preguntas de la Fiscalía.
Según explicó, cada destacamento contaba con un mapa de operaciones, tantos como cabían en su área de responsabilidad que podría ser un municipio o dos para trazar el área de operaciones. Todo destacamento debía configurar dicho mapa que eran señalados con tachuelas que se compraban en la librería. Si le ponían una tachuela verde significaba que era un área amiga, si le ponían una tachuela roja, significaba que era un área enemiga.
“Ya casi todo el triángulo ixil había sido declarado área enemiga”, señaló. Cuando los soldados eran desplazados a esas las aldeas y caseríos llevaban la orden de destruir todo, desde animales, ranchos y siembras.
En el caso de los habitantes de las aldeas, quedaba a discreción de cada mando militar lo que hacían con esas personas y el testigo señala que “ya no había mando”.
#JuicioGenocidio 🚨 “Yo le pido perdón a Dios”
El militar retirado que fungió como comandante de pelotón en el área ixil señaló que es duro narrar todos estos años. “Algo que yo pido es que esa población tenga derecho a saber donde están sus muertos. Es lo que me motiva a decir… pic.twitter.com/FyixwInQYV
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“¿Cuándo ya no tenían mando, qué quiso decir?”, preguntó la fiscal. Los soldados podían tomar la atribución de aniquilarlos porque no había quién pudiera ordenar que no se hiciera y no iba a ser castigado, indicó.
Al pedirle que ampliara dijo: que ya el triángulo Ixil había quedado como una zona de arrasamiento, para ser arrasada con todo lo que tenían, respondió.
El alto mando sabía lo que sucedía
La siguiente pregunta fue ¿Tenían conocimiento los del alto mando de lo que ocurría en el área Ixil? “Tenían. Todos sabían. Porque es una obligación de todos los oficiales, en su debido rango, informar a su superior hasta llegar al G-2 de la ciudad capital. “El G-2, en sus reuniones con el alto mando militar, y posiblemente los presidentes, tenían que saber todo esto”, afirmó.
Sobre lo que pudo ver sobre la población asesinada dijo que vio “de todo”. Violaciones de mujeres, muchos niños fueron llevados a los destacamentos, dependiendo de cada oficial. Muchos niños fueron llevados a la ciudad de Guatemala como adoptados o botines de guerra.
Los masacrados fueron “toda la población campesina”.
“Yo le pido perdón a Dios”
Al terminar una parte de su relato el militar señaló: “Yo le pido perdón a Dios”.
Según dijo, era duro para él narrar todos estos años de guerra. “Algo que yo pido es que esa población tenga derecho a saber dónde están sus muertos. Es lo que me motiva a decir lo que estoy diciendo”, manifestó.
El militar indicó que lo hace para que la población Ixil sepa qué fue lo que sucedió, no solo en este lugar, sino en todos los lugares donde pasó tanta “matazón indiscriminada”.
Luego de escuchar varias horas el audio del testimonio del Testigo A la audiencia fue suspendida y continuará el 6 de noviembre.
Esta no es la primera vez que se ha escuchado a un exintegrante del ejército como testigo. Otros integrantes han declarado en los juicios de las masacres de Dos Erres y Plan de Sánchez, así como en el de genocidio Ixil contra el general Efraín Ríos Montt.