Search
Close this search box.
Créditos: Prensa Comunitaria
Tiempo de lectura: 3 minutos

Por Miguel Ángel Sandoval

Si algo caracteriza a nuestro país y su forma de hacer política, es que todo es impredecible. No hay nada escrito con antelación, todo puede ocurrir o nada puede ocurrir en la mañana, en la tarde o por la noche. Lo que es una certeza en la mañana, por la noche ya es un escándalo, especialmente y de forma particular en la casona de la novena avenida. Eso es lo que vimos el viernes 22 de noviembre de este 2024, en el jaloneo que se produjo en el Congreso de la República, por la negativa de aprobar una ley que beneficia a todos los llamados partidos políticos, diputados y aquellos que se reivindican como políticos.

Luego de la aprobación de una ley de tránsito que le corta las manos a la corrupción por la vía de las multas inexistentes en su gran mayoría, con la consiguiente limitación a la impunidad de la Policía Municipal de Tránsito (PMT) especialmente de Emetra, vimos que la reunión del Congreso se agrio y dio paso a ataques a dimes y diretes, unos más relevantes, pero la mayoría absolutamente en ese estilo chapín, de descalificación, mentiras y aprovechamiento por los fachos que buscan desestabilidad el país.

El nudo de todo es que la bancada independiente, en realidad Semilla, puso sobre la mesa un tema de absoluto interés de todos los políticos de este país y en sentido amplio, de la ciudadanía que no sale de su asombro al ver que una ley contra el crimen organizado se puede aplicar a un partido político. Como es el caso de Semilla. Ello en sí, es un atentado a la democracia, al estado de derecho, a toda norma de comportamiento democrático. Pues sabemos que, en justicia, ni ninguna corte de justicia, puede usar como herramienta, la ley contra el crimen organizado para juzgar a un partido político. Eso raya en lo inconstitucional.

Ello porque estamos podridos de saber que la Ley Electoral y de Partidos Políticos (LEPP) con rango constitucional, contiene todos los temas por los cuales se puede llamar la atención a un partido político, o se le pueden dar sanciones de naturaleza política. Desde sanciones económicas hasta su cancelación. Pero es atribución de la LEPP. Aquí no cabe la ley contra el crimen organizado. Eso es para las maras, para el tráfico de drogas, para el crimen de cuello blanco que usa sus prerrogativas para delinquir, etc.

Es por ello por lo que llama poderosamente la atención ver a diputados de distinto color, que se niegan a reformar una ley que les puede ser aplicada por disposición de cualquier juez o personaje oscuro que esté en el sistema judicial de este país que como sabemos, tiene una distancia muy larga con la verdadera justicia. En mi opinión, todos los partidos políticos o mejor todos los diputados que están hoy en el Congreso, deberían por elemental visión de autodefensa, modificar la ley contra el crimen organizado pues se debe descartar cualquier resquicio que permita a la misma ser utilizado en contra de cualquier partido político, de cualquier diputado o proyecto político.

Pero lo que asusta más, es que algunos diputados pretendan bloquear la aprobación del presupuesto nacional para el próximo año, por su oposición a modificar una espada o garrote, que esta sobre todos los partidos y todos los políticos que es la denominada la ley contra el crimen organizado. Quizás la única explicación es que Semilla como partido de gobierno, oficial, o como se diga, está amarrado para ejercer sus funciones por la ley que se quiere modificar, y de paso, para que ningún político o partido, sea juzgado con algo que no corresponde, que es ilegal y encima, abiertamente inconstitucional.

La única explicación podría ser es que algunos diputados, si se sientan cómodos al ser juzgados por una ley para las bandas criminales, las maras y otras agrupaciones de misma especie, aunque no se escapa al ojo del observador acucioso, que, en la casona de la novena avenida, si hay unos cuantos que deberían ser juzgados por la referida ley. Pero eso es harina de otro costal. Que ojo, no son los partidos políticos, sino personajes aislados que se han dado el tiempo de cometer delitos que eventualmente si podrían ser conocidos al amparo de esa ley y otras semejantes, pero ojo, no son los denominados partidos políticos. Es tiempo que reflexionen.

COMPARTE

Noticias relacionadas