Por Dante Liano
Leo, en los análisis sobre los medios de comunicación, que desde hace unos años la televisión, tal como la conocimos, ha entrado en crisis. Lo que fue gloria en la décadas de los 80 y 90 del siglo XX, hoy es ceniza y polvo. No es que uno derrame lágrimas de dolor ante la extinción de programas de variedad basados en lo cosificación del cuerpo femenino, en la comicidad banal y en la alienación del espectador. Los formatos internacionales privilegiaban aquellos espectáculos dominicales de interminables horas de duración, con magos, payasos, bailarinas, cantantes y casos clínicos que desfilaban bajo la conducción de señores anodinos invisibles e intercambiables. También había una variante de los melodramas: aquellos en que unos actores de segunda fingían vivir situaciones de tercera y simulaban peleas tremebundas ante las complacientes cámaras. O las “doctoras corazón”: sedicentes psicólogas que enfrentaban cuernos, violencia doméstica, incestos, líos de herencia, contubernios de condominio, y reconducían a todos a la moral y las buenas costumbres, para morbosa satisfacción y soñolienta tranquilidad de los espectadores. Muy populares los concursos en donde se prometían jugosos premios que nadie ganaba. O la búsqueda de gente que se hartaba de vivir situaciones asquerosas y ponía tierra de por medio. Toda esa gloria de fin de siglo XX sigue propinándose en las pantallas domésticas, pero muy pocos la ven. Existen, en la actualidad, otros medios de entretención. Por ejemplo, las series en streaming. La suscripción a cualquiera de los canales que transmitían películas o episodios sin publicidad eliminó la afición por la televisión generalista. El aparato de televisión seguía siendo el mismo, pero su contenido cambió. Todos los primeros años del siglo XXI estuvieron dominados por la plataformas de series televisivas. Sin embargo, también esa gloria ha durado poco. Según los expertos, los espectadores se han aburrido de las series y han migrado hacia un medio más barato y eficaz: You Tube. También han migrado los creadores, que se encuentran más a gusto y sin tanto intermediario en esa plataforma de Internet. Con las transformaciones tecnológicas, más veloces que nuestra capacidad de adaptación, no sabemos qué depara el futuro.
Por ahora, nos conformamos con algunas series televisivas cuya calidad no es inferior a la oferta cinematográfica. Si no fuera por otra cosa, porque directores de renombre han aceptado elaborar temporadas únicas de narraciones realizadas con cuidado y con arte. También, con actores de seguro talento. Tal es el caso de Disclaimer, de Alfonso Cuarón, el director mexicano famoso por el film Roma. En algún momento, Cuarón había declarado que no es solo un director de cine, sino que, sobre todo, un escritor. Esa cualidad literaria aparece soberana en su nueva serie. Acostumbrado a dirigir grandes estrellas, no habrá sido difícil, para el mexicano, contar en el cast con Cate Blanchett, Sacha Baron-Cohen (en un insólito rol dramático) y Kevin Kline. Comencemos por el título. Disclaimer significa “Advertencia” y, en la serie, alude a esos párrafos reiterativos que presiden muchos libros de ficción. Aquella frase que dice: “Todos los personajes son ficticios y cualquier semejanza con la realidad es pura coincidencia”. En esta narración, la “advertencia” resulta, también, importante clave de lectura para la interpretación del relato. Cuarón ha construido una complicada trama, que consiste en la intersección de varias historias que convergen en una sola. El mexicano propone una estructura “matrioska”: un relato contiene otro que contiene otro que contiene otro. El relato principal nos presenta a una mujer, Catherine (Cate Blanchett), periodista de investigación que llega al mayor éxito de su carrera: recibe un premio por su honestidad y transparencia. Catherine está casada con un vástago de buena familia, Robert (Sacha Baron-Cohen). La única ocupación del marido es gastar los fondos heredados en beneficencia. Robert no brilla por inteligencia ni por sensibilidad. El relato secundario nos muestra a un viudo, Stephen Brigstoke (Kevin Kline) cuya única finalidad en la vida es vengar la muerte prematura de su hijo Jonathan y el deceso, por cáncer, de su esposa Nancy (Leslie Manville). El lazo que une a ambas historias es una novela escrita por Nancy, cuyo título es Un perfecto desconocido. El disclaimer de la novela anuncia que “cualquier coincidencia con personas vivas o muertas es deliberada”, en discordancia con la tradición. Ese disclaimer se convierte en una sentencia que determina la vida de todos los personajes.
El primer mérito del relato de Cuarón reside, precisamente, en una cualidad literaria: el perfecto manejo de los hilos narrativos. La trama central, la historia de Catherine y la venganza de Stephen, contiene, a su vez, una trama secundaria no menos importante: la narración contenida en la novela Un perfecto desconocido. Esta trama secundaria relata las vacaciones en Italia de un jovencito, Jonathan, quien visita varios lugares turísticos acompañado por su novia Sasha. A un cierto punto, Jonathan y Sasha se pelean, ella regresa a Inglaterra y Jonathan, aburrido de cumplir con las obligaciones culturales de un inglés en Italia, se traslada a Forte dei Marmi, conocida playa toscana visitada por el jet setinternacional. Allí, su destino se cruza con el de Catherine, quien se ha quedado sola por las obligaciones laborales del marido. El encuentro entre Jonathan y Catherine tiene una intensidad poco usual en las series de televisión. Culmina con la muerte de Jonathan, en un incidente trágico. Con toda la irracionalidad del mundo, los padres del muchacho culpan a Catherine de esa muerte y proyectan su existencia hacia la venganza. También el espectador simpatiza con la pareja, porque Cuarón nos presenta la versión de los hechos relatada por Nancy, en su novela póstuma. Hasta que, en la mejor tradición narrativa, todo lo que habíamos creído da una vuelta de tuerca. Y descubrimos una interpretación de los acontecimientos que no habíamos imaginado antes. Interpretación que cambia toda la perspectiva sobre los personajes y sus acciones. Reside, en esto, el uso magistral de la narración. Cuarón no solamente maneja la trama, sino también hace una pintura extraordinaria de cada personaje. Y maneja también al espectador, a quien sorprende y captura con los golpes de efecto.
Hay dos puntos del contenido de Disclaimer que vale la pena subrayar. El primero reside en el concepto de difamación en la época contemporánea. Hubo un período, en el manejo de los medios de comunicación, en el que el insulto, la diatriba y el agravio estaban controlados por la ley. Si yo ofendía a una persona a través de un periódico, de una transmisión de radio o de la televisión, esa persona podía llevarme a los tribunales y obtener una reparación justa. Con la llegada de las redes sociales, esa posibilidad se ha esfumado. Más bien, el uso de redes sociales ha desencadenado una jauría de bajas pasiones, en donde cualquier fulano desahoga sus peores instintos a través del ultraje y el agravio en contra de los demás. El pacto social ha perdido el control de la agresividad de los usuarios y cualquiera puede ofender a otras personas sin el temor de pagar por las palabras difamatorias que emite. Una palabra equivocada puede desencadenar un aluvión de insultos irrefrenables y la fama de una persona puede ser destrozada en pocas horas, sin remisión. Disclaimer también habla de esto y, con ello, toca un nervio sensible de la época contemporánea. El segundo punto tiene que ver con la escasa credibilidad que otorgamos a la palabra de una mujer. Hay una expresión castellana que define esta actitud. Cuando queremos sellar como verdad una afirmación, decimos “palabra de hombre”. No existe, en nuestra lengua, “palabra de mujer”. Cuarón nos hace ver cuan poco vale la palabra femenina. Sumergida por la calumnia, Catherine trata de expresar su verdad, pero nadie la escucha, ni sus colegas, ni su marido, ni su hijo. Con la eficacia de la alegoría, el marido no contesta a las llamadas en el móvil. Silencia a su esposa y, con ello, la enmudece. Porque la mujer no tiene palabra ni defensa. Extraordinaria, dentro de la numerosa propuesta de las diferentes plataformas, Disclaimer ofrece, en la mejor tradición de la narrativa, un relato seductor, eficaz y potente y, al mismo tiempo, una importante reflexión sobre los tiempos que vivimos.