Por Miguel Ángel Sandoval
Escuché con sorpresa la idea de los diputados Fidencio Lima y Fausto Tejeda de la bancada Cabal, que buscaría crear una policía ambiental. Para el efecto presentaron una iniciativa de ley que piden sea agendada. Algo que, a falta de educación cívica o ambiental, puede parecer necesario.
Lo que llama a reflexión es que los diputados que presentaron esta iniciativa de ley, se puede presumir que sin análisis serio, sin consultas con sectores interesados, lo cual es una falla de envergadura; y con todo lo delicado del propósito, hay silencio sepulcral a la iniciativa. Ni en contra ni a favor. Lo de siempre.
El atractivo único de esta propuesta de alma y corazón represivo, es que abordaría la costumbre nacional de tirar desde las camionetas o desde los vehículos particulares, todo tipo de basura, latas, hojas de chuchitos, bolsas de comida chatarra, de igual manera la costumbre de tirar el agua sucia en la calle por parte de comercios y cualquier emprendimiento de esos que se Llaman informales. Me recuerda aquella iniciativa ciudadana de “No seas coche”. Pero…
Ocurre que antes de ver el tema de la gente que tira basura, habría que poner la policía para quienes tiran los desechos industriales a las cuencas de ríos del valle de la capital y que desembocan por toneladas en Amatitlán o el Motagua, para poner un ejemplo. Es por ello que hay proyectos como el salvamento del río Motagua o alguno de salvemos el lago de Amatitlán, aunque sin agüita mágica.
O en otro registro, discutir con seriedad el desvío de ríos por los cañeros o palmeros, o para proyectos hidroeléctricos que no benefician a las comunidades como se ha documentado.
Quiero decir que se trata de un tema serio como para dejarlo pasar de noche. Aún si se trata de una iniciativa un tanto descabellada. Pero podría ser reformada, replantearse, a efecto que pusiera en el debate los temas centrales del medio ambiente y especialmente la crisis ambiental que vivimos.
O detenerse en los componentes críticos de la misma y pensar en el humo negro de los buses en áreas urbanas, que es la causa de miles se casos de enfermedades bronco respiratorias y que funciona con las camionetas y camiones, con una impunidad de escalofrío.
Estos son temas de urgencia nacional, y por supuesto, una campaña de educación ambiental y de educación elemental, en donde el medio ambiente sea algo transversal. El respeto ciudadano, el uso de los recursos nacionales con cuidado y sentido de país, deben ser parte de un cambio urgente de actitud a nivel nacional.
También hay otros temas como el basurero de la zona 3 que debería dar como resultado que un buen grupo de empleados de tu muni fueran multados y despedidos por ineptos, corruptos y buenos para nada. En dónde se le dedujeran responsabilidades por mal gobierno municipal al señor Quiñónez. Eso podría ser un campo de acción para esa policía ambiental. ¿O no?
Pero también hay otros temas que merecerían la atención, no solo de este par de diputados sino de todo el pleno y de las instituciones encargadas del medio ambiente, es el tema de la minería a cielo abierto o subterránea como se pretende en algún lugar del país.
Es un tema que nos debe remitir a una reforma de la ley de minas e hidrocarburos, que cambie entre otras cosas la falsa idea que la minería ayuda al desarrollo, cuando sabemos que las minas solo dejan el socavón y mucha contaminación al tiempo que fomentan la división de comunidades, y dejan al país el miserable.1% de los beneficios y terminan con los recursos naturales no renovables, mientras que las empresas se llevan el 99% restante y dejan destrucción y todo lo que ya sabemos.
Es por estas razones, entre otras, de que uno se pregunta ¿para qué carajos se pretende crear una policía ambiental? Si los temas centrales del medio ambiente los dejan fuera. ¿Será un distractor? ¿Pero de qué? ¿ O la expresión de ignorancia sobre el tema de un par de diputados? ¿O del desinterés extendido de todos los diputados? Es algo relevante. Y son temas que la gente espera que se aborden. Quien viva verá.