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El clavo de las carreteras de Bernardo Arévalo… ¿En serio?

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Créditos: Prensa Comunitaria
Tiempo de lectura: 4 minutos

Por Miguel Ángel Sandoval

En la última semana vimos al Comité Coordinador de Asociaciones Agrícolas, Comerciales, Industriales y Financieras (CACIF) tronar por el tema de las carreteras y, sobre todo, exigir su arreglo pues la zafra inicia muy pronto. No faltaron los merolicos avalando esta postura. Vistas las cosas sin pasiones, resulta que la cúpula empresarial podría tener un poquito de razón. Sin embargo….

Revisemos lo que ha ocurrido en el último cuarto de siglo. Como se recordará, el gobierno de Álvaro Arzú se dio a la tarea de demoler la Dirección General de Caminos (DGC), pues había que darles chamba a sus amiguetes. En efecto, la conversión de la DGC en chatarra, y vender la maquinaria de esta institución dejó al gobierno sin herramientas para atender las carreteras. Todo ello se hizo con la complacencia del CACIF. ¿O lo van a negar?

Esto es simple. Sin la DGC, los contratos de construcción grande o mediana se iban para las empresas constructoras. Pues se había convertido al nuevo ente, el Ministerio de Comunicaciones, Infraestructura y Vivienda (MICIVI), en una oficina de tramitación de obras, de maquila de contratos chafas, etc. Y poco a poco desarrollaron un esquema: con coimas a los funcionarios corruptos se hicieron los contratos. Una y otra vez. Es por ello las maletas de José Benito con unos 120 millones de quetzales o dólares nadie sabe. Se continuó jauja. Empresas de los cuates se pusieron a funcionar. Si lo hacía bien o mal, no había clavo pues los contratos daban pie para cualquier cosa. Son los hechos.

En ese cuarto de siglo se aceitaron bien los procesos. No es casual que con la extinta Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG) se destapara la olla de la construcción y corrupción. ¿O ya se olvidaron? Y durante este reino de la construcción con empresas marca patito algunas, de cartón otras y muy pocas serias, el CACIF no dijo nada, se calló la boca. Se hizo el sueco. Los hechos no desmienten esa afirmación.  Suma y sigue.

“En conferencia de prensa el comisionado Iván Velásquez; el fiscal general en funciones, Luis Archila; y el viceministro de Gobernación, Ricardo Guzmán, proporcionaron detalles de la investigación y de las 17 capturas realizadas el día de hoy luego de 40 allanamientos efectuados en los departamentos de Guatemala, Sacatepéquez e Izabal. La investigación de este caso se dividió en cuatro ejes: Negocios del MICIVI, lavado de activos, financiamiento electoral ilícito y obstaculización a la justicia”, informe de CICIG.

En otra historia que no se puede olvidar, en 2004 hubo el primer desembolso de Taiwán para construir la ruta al atlántico, por fases, por pedazos, y a la fecha estamos casi donde se inició en 2004. ¿En dónde está toda la plata que desembolsaron los taiwaneses? Como a Taiwán le interesa más el voto para su eventual ingreso en organismos multilaterales o mantener una embajada en Guatemala, también se hicieron los tontos. Es la práctica de los chinocheques, solo que ahora en la construcción. En resumen, la carretera del Rancho sigue paralizada. Pero el CACIF no dice nada. Igual los medios escritos, de Tv y radio, así como los merolicos fafeados o no.

“Respaldo al desarrollo de la ampliación de la carretera al Atlántico Jacobo Árbenz (CA-9 Norte), al fortalecimiento de los programas de salud de nivel primario y turismo ratificó ayer el canciller de la República de China (Taiwán), David Lee, durante un desayuno con el presidente Jimmy Morales en el Palacio Nacional de la Cultura”, datos del medio Siglo XXI.

Otra es la historia de Odebrecht. Los principales acusados del robo de esos fondos o de esos sobornos, da igual, andan tranquilos por la calle, de la manita, quitados de la pena. Total, la impunidad los protege. En el continente hay inciso expresidentes presos. Y mientras eso ocurre, el CACIF bien gracias, se da el lujo de invitar a sus eventos estrellas a la madrina de la impunidad, y al CACIF no se le arruga ningún musculo.

Suma y sigue. El libramiento de Chimaltenango que calificada por el payaso sin gracia como la megaobra, dio lugar entre otras maravillas, a las maletas con millones del exministro Benito. ¿O ya se olvidaron? ¡Agreguemos que la megaobra se derrumba todos los días que llueve, y que deja al desnudo la porquería de obra avalada por el CACIF! ¿O no es de esa forma?

La última joya de esta doble moral es el tema del puente de Nahualate, Suchitepéquez. Se sabe, pues es algo público, que en 2012 colapso en parte y se hizo un chapuz, así como se lee y desde entonces paso sin mantenimiento. Es solo ahora que estalla el clavo de nuevo y con la mano en la cintura se acusa al gobierno de Bernardo Arévalo. Claro que durante los últimos 12 años se hicieron los babosos, pues el puente más o menos les servía, pero ahora, ante la llegada de la zafra gritan destemplados que hace falta arreglar el puente y truenan los dedos, como si esto fuera su finca.

Es necesario recordar que, durante la zafra, los carretones dobles y con sobre peso, pasan una y otra vez por el puente, que los camiones o tráiler pasan por el puente igualmente con sobrepeso. Que las pesas están fuera de servicio y que por ello no se puede medir el peso de los camiones, de las carretas dobles de los azucareros. Esos son los temas relevantes que hay que discutir ahora. Pero, sobre todo, entender que todo el entramado de 25 años como consecuencia del neoliberalismo de Arzú, tiene que ser desmontado para poder hablar de planificación con visión de Estado, carreteras con sentido de desarrollo económico armónico, etc.

Y este es el tema de fondo. Como el actual gobierno se niega a funcionar como la finca del CACIF pues estos montan en colera. Se molestan, amenazan, impulsan el chantaje de la forma que sea. Y esa es la realidad monda y lironda. Ya no tienen derecho de picaporte en Casa Presidencial.

En resumen, los desastres de las vías de comunicación tienen nombre y apellido. Son ahora 25 años de la demolición de la DGC impulsada por Álvaro Arzú, con aplauso del CACIF. Son los 20 años de que Taiwán da plata para el robo institucionalizado a cambio de prebendas y el CACIF no dice nada. Son por lo menos 12 años que el puente de Nahualate está hecho lata, pero financiaron a Pérez Molina, Jimmy Morales y Alejandro Giammattei, por no hacer nada. Solo se recuerda que, en 2012, empresarios de esa zona colaboraron con la reparación del puente, calladita la boca, pues el presidente que ocupaba el cargo era su pupilo. Además, que les garantizaba sus negocios y la impunidad.

Mientras que ahora, sin coimas de sus empresas y sin derecho de picaporte, pretenden tronar los dedos. No jodan más.

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