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Créditos: Foto de Maylin Hernández
Tiempo de lectura: 6 minutos

 

“En San José del Golfo hay varias tradiciones que se están perdiendo y el festival ayuda a motivar y a enseñar las costumbres que los niños y niñas ya no conocen. Para nosotros es fundamental trabajar con la niñez, porque ellos son el futuro. Si logran reconocer la identidad de nuestra comunidad, las costumbres y tradiciones seguirán vivas”, Ana Sandoval.

Por Wellinton Osorio

Las comunidades que integran la resistencia pacífica de La Puya llevaron a cabo un festival comunitario titulado “Recuperando nuestra identidad y memoria histórica”, destinado a informar y sensibilizar a la población de San José del Golfo y San Pedro Ayampuc sobre la importancia de la cultura y la historia en la defensa del territorio.

El evento se desarrolló en la aldea El Guapinol, el domingo 27; continuó en la comunidad El Carrizal, de San Pedro Ayampuc, los días 28 y 29; y finalizó en la aldea La Choleña, de San José del Golfo, el 30 y 31 de julio.

Ana Sandoval, lideresa comunitaria de La Choleña y parte de la resistencia pacífica de La Puya, dijo que el festival incluyó exposiciones de elementos culturales e históricos de cada una de las comunidades. “Este es el primer festival que se realiza, pero hace algunos años se llevó a cabo un proceso de reconocimiento arqueológico con el apoyo de la Universidad de San Carlos de Guatemala (USAC). Posteriormente, la información se devolvió a la población, ya que esto también forma parte de la defensa del territorio”.

Foto de Maylin Hernández

Actualmente, las comunidades se preparan para un proceso de consulta sobre el proyecto minero Progreso VII Derivada. La empresa Exmingua S.A., una subsidiaria de la estadounidense Kappes Cassiday & Associates obtuvo la licencia de explotación sin haber realizado un proceso de consulta a las comunidades indígenas del área. La Corte Constitucional (CC) ha ordenado realizarla, y las comunidades reconocen la necesidad de informar sobre el proceso.

La consulta debe apegarse a las formas y costumbres de las comunidades indígenas identificadas como Xinka y maya. Además, los elementos culturales de las comunidades son una parte fundamental del proceso de consulta, en defensa del territorio, la historia, la identidad y la cultura.

El 24 de junio de 2020, la máxima corte emitió la sentencia definitiva, confirmó la suspensión y ordenó al Ministerio de Ambiente y Recursos Naturales (MARN) llevar a cabo una consulta conforme al mecanismo establecido en el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y al Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social (MSPAS) realizar las evaluaciones de impacto del proyecto en la salud de los habitantes.

El amparo fue presentado por el Centro de Acción Legal Ambiental y Social de Guatemala (CALAS) en representación de las comunidades del Guapinol, El Carrizal y La Choleña.

Conoce más detalles acá:

CC emitió sentencia definitiva a favor de “La Puya”

El festival cultural de la resistencia pacífica de La Puya se realizó en una vivienda de la aldea La Choleña. Se invitó a vecinos y a escuelas preprimarias y primarias para que los niños y niñas pudieran recorrer las estaciones con exposiciones participativas sobre temas culturales.

Por la tarde se unieron vecinos y vecinas para el cierre del evento. Ana Sandoval menciona que “en San José del Golfo hay varias tradiciones que se están perdiendo, y el festival está ayudando a motivar y enseñar las costumbres que los niños y niñas ya no conocen. Para nosotros es fundamental trabajar con la niñez, porque ellos son el futuro. Si logran reconocer la identidad de nuestra comunidad, las costumbres y tradiciones seguirán vivas”.

Recorriendo las estaciones culturales del festival

Una de las primeras estaciones del festival era un espacio informativo sobre el proyecto minero Progreso VII Derivada, ubicado entre San José del Golfo y San Pedro Ayampuc, ambos son municipios de Guatemala. El proyecto abarca una extensión de 20 kilómetros cuadrados y 10 kilómetros lineales en la profundidad del subsuelo, y es propiedad de Exmingua S.A. Además de la información sobre el proyecto minero, en esta estación también se presentaban videos interactivos sobre los conocimientos ancestrales relacionados con la importancia de la luna en las decisiones comunitarias y su uso en la agricultura.

El recorrido continuó con un espacio que exhibía herramientas utilizadas localmente por agricultores, elementos importantes en la vida cultural de las comunidades de San José del Golfo y San Pedro Ayampuc. Entre las herramientas destacadas se encontraban la Troja, usada por los abuelos y abuelas para la conservación del maíz, así como los toles, morros y herramientas como azadones, machetes, cutas, garabatos y otras herramientas esenciales para la vida y agricultura de los vecinos y vecinas de San José del Golfo y San Pedro Ayampuc.

Foto de Maylin Hernández

En este espacio, don Guillermo Castellanos, uno de los organizadores, explicaba los instrumentos que los abuelos usaban para la medición del tiempo y el uso del calendario agrícola. “Mire, en esta tablita los abuelos colocaban montoncitos de sal, ponían 12 montoncitos, uno por cada mes del año, y empezaban a contar. Si el quinto montoncito se mojaba, significaba que habría un buen invierno en mayo. Así es como se sabía cómo iba a estar el año y uno se guiaba para la siembra”, compartió.

Si el quinto montoncito se mojaba, significaba que habría un buen invierno en mayo, dice don Guillermo Castellanos. Foto de Wellinton Osorio

Un segundo espacio representaba la tradicional pedida de la novia. José Catalán compartió que esta es una tradición importante en la vida de los vecinos del territorio, que tristemente se ha ido perdiendo. Él recuerda que hace 30 años acompañó a su hijo a una pedida y fue una de las últimas fiestas que vio en el territorio.

Esta tradición constaba de tres fases: la primera, el permiso, consistía en ir a la casa de la familia de la novia para solicitar el permiso de poder visitar a la novia en su hogar, evitando así “habladas” de otras personas. La segunda, era la “pedida”, en la que se iba a la casa de la familia de la novia para solicitar la mano y la bendición para casarse. La tradición incluía llevar un canasto con pan, chocolate y una botella de guaro como obsequio para la familia de la novia. Finalmente, se esperaba la tercera fase, la “respuesta”, en la que la familia de la novia daba una respuesta oficial y fijaba la fecha para la boda. Todos estos conocimientos están presentes en el festival como una forma de recuperar las tradiciones del territorio.

Foto de Wellinton Osorio

Al ingresar al recorrido dentro de la casa estaba un espacio tematizado que llamaron “el cuarto de los abuelos”. Este espacio estaba decorado con un altar que incluía elementos como un nicho, veladoras de cera de colmena, un radio y fotografías de los abuelos. También había una cama de pita con petate y varios vestuarios utilizados por los abuelos y abuelas. Este espacio estaba destinado a que los niños y niñas, que participaron en el festival, pudieran conocer elementos importantes de la cotidianidad de sus abuelos y abuelas, y observar cómo, con el paso de los años, han cambiado los hogares en el territorio.

En el festival hubo un espacio dedicado a las cocinas del territorio, en el que se exhibieron elementos como la piedra de moler, la artesa, el tarro lechero y utensilios de cocina heredados de generación en generación.

En este espacio, también se ofreció una degustación de platillos tradicionales, incluyendo el atol shuko, una receta característica del pueblo Xinka que se prepara con maíz negro, así como arroz con leche y tamalitos de elote. Los niños y niñas que participaron en el festival tuvieron la oportunidad de conocer y degustar parte de la gastronomía del territorio. Además, se incluyó un área para que los participantes aprendieran sobre plantas medicinales utilizadas en el territorio para tratar diversas enfermedades.

Uno de los últimos espacios temáticos del festival presentó piezas arqueológicas y de alfarería del territorio. En este espacio, se buscaba que las personas que recorrían el festival tuvieran una reconexión con los elementos ancestrales de los lugares sagrados.

Arte, resistencia y permanencia

Al finalizar el recorrido, los niños y niñas podían participar en un espacio de actividades lúdicas y artísticas donde plasmaban sus impresiones del festival mediante la pintura. Estas dinámicas de trabajo con infancias son una de las fortalezas de la resistencia pacífica de La Puya. Según Ana Sandoval, “desde que la resistencia comenzó, hemos trabajado con infancias. Hoy, muchos de los niños y niñas que iniciaron en procesos artísticos tienen más de 20 años, y en ellos depositamos nuestra esperanza de que la defensa del territorio continúe”.

Foto de resistencia de La Puya

El festival finalizó la tarde del miércoles 31 de julio con un concierto de marimba, en el que vecinas y vecinos de La Choleña compartieron momentos de alegría y resistencia pacífica en defensa del territorio.

Este texto se realizó en el marco de la Sala de Creación comunitaria y medioambiental, un ejercicio periodístico colectivo organizado con un grupo de periodistas de territorios de Prensa Comunitaria, bajo la coordinación de Francisco Simón.

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