Por Miguel Ángel Sandoval
La victoria de Nicolas Maduro cayó como un balde de agua fría para toda la derecha continental. Muchos daban como cierta la narrativa de la derecha, encabezada por todos los recursos de falsimedia como dicen los amigos venezolanos, y las redes sociales, que decían que la oposición ganaría y que el dictador venezolano sería derrotado de forma amplia. Se equivocaron y ahora deben rectificar, y, sobre todo, cambiar el discurso. En Venezuela ganó la democracia, no la dictadura.
Y en ello algunos datos necesarios. Como lo atestiguan los observadores internacionales, alrededor de 1500, el sistema electoral de ese país, probado en múltiples ocasiones, solo durante el chavismo en 31 elecciones, esta como el guatemalteco, blindado, y salvo que existan los curruchines y los funda terror, pueden darse anomalías. Esa es como dicen los amigos, la verdad verdadera. Las versiones de algunos medios internacionales, de sobra conocidos, no pueden ocultar su decepción, pero eso no es la realidad concreta de Venezuela.
En las elecciones hubo respeto por 10 partidos políticos que no dijeron nada sobre los resultados hasta que el Consejo Nacional Electoral dio los datos oficiales. Ni uno solo dio declaraciones, todos en silencio esperaron el informe del CNE. Esto es realmente ejemplar. Solo se conoció de un resultado de boca de urna, unas cuatro horas antes de los resultados oficiales, y ese conteo a boca de urna dio los datos correctos. Pero fuera de ello, todo en paz. Solo queda que los grandes derrotados admitan el veredicto de las urnas, es lo que corresponde.
Luego la fiesta popular del polo chavista. En directo se pudo observar testimonios, opiniones, imágenes de la algarabía de los venezolanos. Y ello solo es producto de la democracia, de la voluntad mayoritaria de ese pueblo que, sometido a toda forma de acoso desde el exterior, pudo demostrar su verdad, y la misma avalada por los hechos. Antes de ello, en análisis realizado por personas objetivas, maduras, alejadas del calificativo fácil, de las mentiras monumentales. Ganó la democracia y eso se debe respetar. Estoy seguro de que sí Gabriel Boric hubiese estado en Venezuela, no habría expresado despropósitos en un tuit.
Y ganó la opción de Maduro pues a pesar de toda la campaña de falsimedia, el país tiene señales de recuperación económica importantes. Son datos de organismos internacionales, no son obra de la “dictadura” comunista de Venezuela. De acuerdo con datos proporcionados por la TV de ese país, la economía creció en un 7% el último año y el anterior con una tasa un poco menor, pero de crecimiento. Y ello, más la constatación que los derechistas de siempre decían mentiras monumentales, es lo que explica los resultados Ganó la democracia.
Y con la victoria electoral, legítima, clara, categórica, el presidente Maduro habló de una nueva época para todos los venezolanos. Venció la paz, dijo. Y realizó una vez más, llamados a las oposiciones para construir juntos el futuro de ese país. Es algo que se debe seguir con detenimiento. Estamos ante una opción que habla del futuro con autoridad, con elegancia. No se hizo ni un solo gesto de prepotencia, de soberbia, de aires dictatoriales. Es otra victoria de la democracia.
Y si el gobierno de Maduro, electo de manera democrática, dice que en su país van a construir el socialismo del siglo XXI, están en todo su derecho y esa opción se debe respetar pues sale con toda claridad desde las urnas. La democracia venezolana ganó las elecciones venezolanas. Las estridencias de la derecha ya las conocemos. Igual es en nuestro país.