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Créditos: Diseño de Estuardo de Paz
Tiempo de lectura: 10 minutos

Señal de 500 años

en el tiempo,

en la milpa

y en el llanto.

(Ricardo Cajas Mejía)

Por Carlos Fredy Ochoa García, Pakal Rodríguez Guaján, Esteban Gómez Toj y Rafael Flores[1]

Resumen

“Los castellanos entraron en Xe Pit, Xe Tulul el día I Q’anel”, Memorial de Sololá.

Ante un aniversario en que muchos proclaman el año 1524 como el final de la historia maya, año de fundación de ciudades, del comienzo de una religión, o año cero de la nación, es crucial revisitarlo y trazar la genealogía de los diferentes significados que cada época le ha dado a 1524. La crónica Kaqchikel del Memorial es una de las escasas claves de que se dispone para revisitar el año, no solo porque llevó perfecta cuenta de los acontecimientos, también porque registró sus determinaciones, entre otras, la naturaleza histórica y estratégica de las codiciadas ciudades que guiaron el camino del ejército invasor.

Según el Memorial, la ofensiva de Tunatiw se prolongó desde el día Uno Q’anel, en que llegó a las fronteras del país K’iche’, en Xe Tulul, hasta el día Siete Ajmaq, cuando la gente Kaqchikel abandonó en huida la ciudad de Chi Iximche’; a partir de este momento, Tunatiw perdió el control de la ciudad y de la ofensiva, dando paso a una guerra generalizada. Entre un suceso y otro transcurrieron 189 días.

La segunda parte de 1524, que corre a partir de la huida Kaqchikel de su capital Chi Iximche’, da paso a la guerra (lab’al), el día Cuatro Kamey, en que los ajpo’ Kaji’ Imox y B’eleje’ K’at se baten a muerte con los castellanos. Esta guerra, luego generalizada, no solo detiene el avance de los castellanos sino los obliga a retroceder hasta Xe Paw (Olintepeque), a unos 100 km de Chi Iximche’. En adelante, según los testimonios más directos de la época, la invasión se paralizaría por tres años, desde mediados de 1524 hasta 1527, cuando ingresó desde México otro ejército invasor al mando de Jorge de Alvarado. Esto es lo que triunfalistamente narra el lienzo de Quauhquechollan. También 1527 es el año en que, finalmente, los castellanos establecen su primera ciudad en B’ulb’ux’ya (Almolonga). Aunque esta guerra solo concluyó 16 años después, el día 13 Q’anel, cuando el ajpo’ Kaji’ Imox es ahorcado en esa ciudad. El memorial cierra aquí un ciclo de 1 a 13 Q’anel.

Por los siguientes tres siglos, los españoles conmemorarían este suceso de 1540 como “Día de Santa Cecilia”, celebrándolo con el “Paseo del Pendón”; festejado también en los barrios de mexicanos en Santiago con la llamada “Fiesta del volcán”. Por lo cual, el imaginario hoy hegemónico de una ‘conquista’ rápida y cumplida, simbolizada por 1524, es una ideología de elaboración muy posterior, de hecho, de los liberales de fines del siglo XIX. El presente artículo revisa los alcances de estas visiones de ‘conquista’, para cuestionar las ideologías de nuestra época que retrotraen a 1524 la fundación de ciudades, iglesias, e incluso de una identidad nacional y de la nación misma.

Primera parte de 1524: La invasión sigue un patrón de guerra orientado a las ciudades

Primer movimiento, el 6 de diciembre de 1523[2], desde Ciudad de México-Tenochtitlán, Hernán Cortés envió a un ejército a invadir las ciudades del sur, las cuales ambicionaba desde que tuvo noticia directa de ellas en 1521[3], cuando les recibió una embajada de cien personas. Entonces, alegó que se le ofrecieron por vasallos y súbditos, luego no cumplieron sino al contrario; y para averiguar sobre ellas fue que determinó de enviar un ejército al mando de Tunatiw[4], así llamado en México por los náhuatl (tona: hace calor; tiw: direccional, va a …; ir a … “El que va haciendo tona -calor- “[5]); un individuo a quien los Kaqchikeles llamaron K’axtok’[6], y los K’iche’ chipulput wija[7] (un hombre que lleva la guerra en su corazón, un hombre destructor de casas). Ese ejército venía compuesto de guerreros castellanos y de guerreros aliados, con ellos venían también ejércitos capturados, es decir forzados[8]. estas fuerzas indígenas provenían, al menos, de nueve lugares distintos del centro de México[9].  Recorrieron unos mil kilómetros sobre la ruta Tenochtitlan – Guatemala, por un camino bien conocido por los mercaderes antiguos[10]. El Lienzo de Quauhquechollan identifica las ciudades atacadas en este trayecto[11]. La marcha tomaría un poco más de dos meses, hasta el 13 de febrero[12], cuando alcanzaron las fronteras del país K’iche’ sobre el río Suchiate, a unas tierras que los náhuatl conocían como Quauhtemallan[13].

Cortés no ocultó su ambición por estas ciudades, movido por “descubrir muchas y ricas y extrañas tierras” [14]. Para estas hordas, descubrir significaba la apropiación de lo que se encuentra. Esta invasión de Tunatiw no fue sino una entre varias otras que pusieron a toda la región bajo acecho, por el pacífico sur, por la costa caribe y por el centro[15]. Por esas mismas fechas (el 11 de enero de 1524), Cortes también envió por el caribe otro ejército hacia las Hibueras (Honduras), al mando de Cristóbal de Olid; y poco después (12 de octubre de 1524), Cortes mismo también vendría a la región, por la ruta del centro, cruzando Peten; en su relato de viaje deja ver que invadió la ciudad de  Itzam kanak, capital de los Akalaes (actual Campeche), la ciudad de Tayasal (Peten)[16] capital de los Itzaes; la ciudad de Chakujal donde quedó por 18 días[17], saqueando y agotando todos los recursos, luego salió por el río Polochic para retornar a México, que alcanzó el 3 de septiembre de 1526. Por esas fechas, Tunatiw lo busco infructuosamente[18], mientras andaba en franca retirada. Con esta campaña militar, de un año y ocho meses, Cortés puso en riesgo la dominación española sobre México, pero lo habrá alentado la ambición de alcanzar las mismas ciudades que sus otros capitanes buscaban; aunque Cortés lo justificó por prender y castigar a su capitán Cristóbal de Olid[19].

Segundo movimiento, el día Uno Q’anel, el ejército de Tunatiw alcanzó el río Suchiate en las fronteras (Xalq’atja’) del país K’iche’, contiguas al Soconusco, y cayó sobre la ciudad de Xe Tulul (“bajo los zapotes”, o Zapotitlán en náhuatl). En esta región tuvo guerras, entró a la ciudad y dio con la gente en sus casas. Asentó su campamento en el mercado y estuvo dos días asolando la tierra[20].

Con Tunatiw venían 300 castellanos, entre ellos, sus tres hermanos, tres primos y su futuro yerno[21], y unos dos mil aliados, pocos en número, pero a ellos siguieron otros miles en oleadas sucesivas en las siguientes dos décadas. Tunatiw buscaba la ciudad de Chi Q’umarkaj (Utatlán) la capital K’iche’ que estaba unos cien kilómetros adelante, la que alcanzaron en solo 17 días, el día Cuatro K’at[22]. Aquella marcha desbocada revela que Tunatiw no iba explorando y sabía de las ciudades que hallaría a su paso.

Tercer movimiento, Tunatiw partió de Xe Tulul hacia la ciudad de Xe Laju’, también llamada Quezaltenango[23], que estaba a una legua[24]. Muy bien informados y con mucha anterioridad, los ejércitos K’iche’ de Q’umarkaj y de otras numerosas ciudades lo esperaban concentrados frente a las murallas y edificios de la ciudad de Xe Laju’[25], comandados por el gran Rajop Achij Tekun[26]. Allí se suceden varias derrotas, una en Chwa Ra’al Nik’aj Chaj (Palajunoj)[27], y otra en Olintepeque junto el río Kikel[28]. En estos lugares Tunatiw hizo “una destrucción, la mayor del mundo”, mató y prendió mucha gente. Tras lo hecho ocupó la ciudad que halló despoblada[29]. La ciudad de Xe Laju’ le pareció a Tunatiw “tan grande como Tlaxcala”, por lo que se aposentó dentro de ella y se quedó allí tres días asolando y corriendo la tierra[30].

Cuarto movimiento, los castellanos entran a Chi Q’umarkaj, tras una marcha de 17 días y 100 km. Esta ciudad la ambicionaban desde que tuvieron noticias de ella dos años antes[31]. Los gobernantes de Q’umarkaj habían hecho una campaña de alianzas para enfrentar a los castellanos, Tekum había sido llamado a la capital junto a otros 39 portaestandartes[32] de otras ciudades, entre ellos Izquin Nijaib’, Huitzitzil Tzunun, koyo’i, y otros q’alel y ajpop, quienes dejaron constancia de esto en sus títulos. Pero tras las muchas batallas perdidas, los gobernantes de Chi Q’umarkaj enviaron embajadores a Tunatiw ofreciéndole paz e invitándole a su ciudad. De hecho, el Memorial informa que los Ajpo’ Oxi’b’ Kej y Beleheb’ Tzi’ con premura le salieron al encuentro. Sin embargo, Tunatiw los apresó y terminó por quemarlos e incendiar la ciudad el día 4 Q’at[33]. Sabedor del alcance y significado y esto, el 11 de abril Tunatiw escribió a Cortés: “Yo los quemé y mandé quemar la ciudad y poner por los cimientos porque (esta ciudad) es tan peligrosa y tan fuerte …”[34].

Quinto movimiento, Tunatiw permaneció en la ciudad de Chi Q’umarkaj por 34 días. En este tiempo se quedó asolando los pueblos del territorio, no se conoce el nombre de los amaq y tinamit asolados, solamente que, “todos los que en la guerra se tomaron, se herraron y se hicieron esclavos, de los cuales se dio el quinto de su Majestad”[35]. Finalmente, salió de esta ciudad hacia la siguiente, que según escribió, estaba “a diez leguas de distancia”, y a la que llegó en dos días. Tenía pensado detenerse poco en ella pues pensaba seguir avanzando a otras grandes ciudades por las que andaba indagando.

Sexto movimiento, el día Uno Ajpu los castellanos entraron, “cayeron sobre”, la ciudad de Chi Iximche’[36]. En esta ciudad Tunatiw también fue invitado al pasar, pero no fue llevado a dormir en el palacio, sino a la casa del señor de Tzupam (Palacio de las calaveras), y en ese lugar tuvo pesadillas.  Tunatiw ocupó esta ciudad por 138 días, el tiempo de lo que sería el resto de su ofensiva militar, que en total fue de 189 días, ese año de 1524. Los castellanos usaron a esta ciudad, incluyendo su gente y recursos, como un trampolín para atacar a las siguientes ciudades. En esto Tunatiw no hizo más que seguir una estrategia ya probada en México, de atacar a las ciudades en forma secuencial o sucesiva[37].

Séptimo movimiento, cinco días después de haber llegado a la ciudad de Chi Iximche’ Tunatiw salió contra la capital de la gente Tz’utujil[38], la ciudad de Chiya’ en las riberas del lago de Atitlán, que tenía la fama de nunca antes haber sido dominada. Allí en el lago invadió dos ciudades y asolo la tierra. Se conducía con prisa, pues quería luego alcanzar ciudades más lejanas. Esto lo tenía previsto cuando, en su primera carta a Cortes, le escribió:

“…tengo mucho que hacer adelante, y a esta causa me daré priesa por invernar cincuenta o cien leguas adelante de Guatimala (Chi Iximche’), donde me dicen y tengo nueva de los naturales de esta tierra de maravillosos y grandes edificios y grandeza de ciudades que adelante hay.  También me han dicho que cinco jornadas adelante de una ciudad muy grande, que está veinte jornadas de aquí”[39].

Octavo Movimiento, 25 días después partió a las tierras bajas en la Costa Sur, a tres días de distancia, allí atacó la ciudad pipil de Yscuintepeque, (Escuintla), también llamada Atacat o Pan Atacat[40], que se negaba a darle obediencia y tributos. Tunatiw llegó hasta ella y la quemó, permaneció allí ocho días.

Noveno movimiento, en su marcha sobre la ruta que lo llevaba a alcanzar la ciudad de Cuzcatlán (El Salvador) a cien leguas de allí, encontró seis ciudades a su paso: Atiepar, Tacuylula, Taxisco, Pasaco, Mopicalco, Acatepeque y Nacendelan, que halló despobladas, aunque allí hizo guerras, pero decidió que las atacaría a su regreso[41]. Se quedó en esta última ciudad de Nacendelan por ocho días, pero luego se propuso seguir su mortal camino.

Décimo movimiento, en seguimiento a sus ambiciones, Tunatiw llegó a las ciudades de Acaxual y Tacuxcalco, donde tuvo guerras e hizo matanzas; en esta última ciudad quedó por cinco días, luego prosiguió sobre las ciudades de Miagonaclan y Atehuan[42].

Decimoprimer movimiento, Tunatiw alcanzó, al fin, la ciudad de Cuscatlán, pero no la pudo derrotar, por lo que después de 19 días decidió regresar a Chi Iximche’.

Decimosegundo movimiento, el día Once Ajpu Tunatiw retornó a la ciudad de Chi Iximche’, regresaba lleno de ambición pues “supo de muy grandes tierras, de ciudades de cal y canto”; y esto lo animó a quedarse allí por 31 días más. Estableció su campamento militar en las afueras de la ciudad y desde allí escribió una carta a Cortés en que se ufana de:

“Así que yo soy venido a esta ciudad [Chi Iximche’] por las muchas aguas a donde para mejor conquistar y pacificar esta tierra tan grande y tan recia de gente, hice y edifiqué en nombre de su Majestad una ciudad de españoles, que se dice la ciudad de Señor Santiago”[43].

Este anuncio, dirigido a Cortés, habrá tenido el propósito de delimitar el territorio entre conquistadores, algo vano y sin futuro, en un momento en que Chi Iximche’ luchaba por su autonomía, pero tenía sentido para reclamar derechos posteriormente ante la corona. Tunatiw huyó del lugar apenas un mes después de su llegada. Pero en este tiempo empezó a pedir oro, también secuestró a una hija del Ajaw y a su esposa[44] por las que también pidió recate. Chi Iximche’ era en estos días una ciudad ocupada y Tunatiw pronto perdió el control sobre ella, el día 7 Ajmaq la ciudad es abandonada por la huida de sus habitantes.

Decimotercer movimiento, diez días después de su salida de Chi Iximche’, el día 4 Kamey, los ajpo’ Kaji’ Imox y B’eleje’ K’at comenzaron a batirse a muerte con los castellanos[45], entonces Tunatiw fue forzado a abandonar el territorio kaqchikel. El Memorial informa que 180 días después, unos seis meses gregorianos, los castellanos se hallaban con su campamento en Xe Paw[46] (Olintepeque), a unos 100 kilómetros de Chi Iximche’; Tunatiw dejó este campamento a cargo de Gonzalo, su hermano, y se partió para México[47]. Esto lo confirma el título Nijaib’ que, al concluir su relato, indica que Tunatiw tomo el dominio de Quetzaltenango y se asentó en sus territorios por cuatro años, al cabo de los cuales se marchó[48]. Unos sesenta años después, el comisario franciscano Alonso Ponce, a su paso por Quezaltenango en 1586, informó que “cerca de este pueblo estuvo el campo de los españoles detenido, cuando la conquista, seis o siete años porque los indios, que son valientes, ayudados de la aspereza y fortaleza de la tierra, no los dejaban pasar adelante[49].

Esta historia continuará, espera la parte 2.

Pie de página:

[1] Carlos Fredy Ochoa García (antropólogo k’iche’) <carlos.ochoa@profesor.usac.edu.gt>; Pakal Rodríguez Guaján (lingüista Kaqchikel) <pakalbalam@yahoo.com>; Esteban Gómez (arqueólogo K’iche’); <ajpugomez@gmail.com>; Rafael Flores (historiador Otomí) <arfhistoria@gmail.com>.

[2] Cortés, Carta al emperador, Méjico, 15 de octubre de 1524, citada por José Milla, 1879, Pág. 31.

[3] Cortés, Carta al emperador, Méjico, 15 de octubre de 1524, en: Gayangos, 1866, Pág. 289.

[4] Diccionario náhuatl de Remi Simeon,1980, Pág. 717.

[5]  Gran diccionario náhuatl, en: https://gdn.iib.unam.mx/diccionario/tonatiuh/; comunicación personal con los lingüistas nahuatlatos Raúl Macuil, Osiris González, Leonardo Bonilla e Ivan Lina, abril 2024.

[6] Memorial, en: Otzoy, 1999, Págs. 125 y 187. Ver: Carmack, 1983, Pág. 206, nota 28.

[7] Título de Totonicapán, en: Mondloch y Carmack , 1982, Folio 30v, Págs. 161 y 199, nota 351, Pág 262.

[8] Asselbergs, 2002, Pág. 22.

[9] Matthew, 2017, Pág. 77; Asselbergs, 2002, Pág. 17.

[10] Oudijk y Restall, 2008, Pág. 40.

[11] Asselbergs, 2002, Pág. 13

[12]  Lovell, Lutz y Kramer, 2016, Pág. 36.

[13] Lienzo de Tlaxcala, en: Vázquez Morales, 2019, Pág. 277.  Asselbergs, 2002, Pág. 29.

[14] Cortés, Cuarta carta al emperador, Méjico, 15 de octubre de 1524, en: Gayangos, 1869, Pág. 304.

[15] Lovell, Lutz y Kramer, 2016, Pág. 25.

[16] Pugh, 2012, Pág. 4.

[17] Akkeren 2008, Pág. 22.

[18] Diaz del Castillo, Capítulo 144, Tomo II 1934, Pág. 109.

[19] Cortés, Carta al Emperador de Méjico el 15 de octubre de 1524. En: Goyangos, Pág. 290.

[20] Alvarado, Carta del 11 de abril de 1524.

[21] Lovell, Lutz y Kramer, 2016, Pág. 16.

[22] Memorial, Otzoy, 1999, Pág. 187 ss.

[23] Título Koyo’i,  fol 35, en: Carmack 2009, Pág. 51; Título Nijaib’ I, en: Carmack 2009, Pág. 110.

[24] Alvarado, Carta del 11 de Abril de 1524.

[25] Título Koyo’i,  fol 37, en: Carmack 2009, Pág. 53.

[26] Título Koyo’i,  fol 38, en: Carmack 2009, Pág. 55; Título  Huitzitzil Tzunun, en: Gall, 1963, Pág. 27.

[27] Título Koyo’i,  fol 38, en: Carmack 2009, Pág. 55; Título  Huitzitzil Tzunun, en: Gall, 1963, Pág. 27.

[28] Título  Nijaib’ I, en: Carmack 2009, Pág. 110; Matsumoto 2019, folio 20v, Pág. 121.

[29] Título Nijaib’ I, en: Carmack 2009, Pág. 110; Alvarado, Carta del 11 de Abril de 1524.

[30] Alvarado, Carta del 11 de Abril de 1524.

[31] Cortés, Cuarta carta relación; García Añoveros, 1987, Págs. 262-63.

[32] Título Koyo’i,  fol 37, en: Carmack 2009, Pág. 53.

[33] Memorial, en: Otzoy, 1999, Pág. 186.

[34] Alvarado, Carta del 11 de Abril de 1524.

[35] Alvarado, Carta del 11 de abril de 1524. Diaz, capítulo 144, Tomo II, 1934, Pág.108.

[36] Memorial, en: Otzoy, 1999, Pág. 186.

[37] Oudijk y Restall, 2008, Pág. 36.

[38] Memorial, en: Otzoy, 1999, Pág. 124.

[39] Alvarado, Carta a Cortés del 28 de Julio de 1524.

[40] Lovell, Lutz y Kramer, 2016, Pág. 46.

[41] Alvarado, Carta a Cortés del 28 de Julio de 1524.

[42] Alvarado, Carta a Cortés del 28 de Julio de 1524.

[43] Alvarado, Carta a Cortés del 28 de Julio de 1524, Pág. 20.

[44] Memorial, Otzoy, 1999, Pág. 187; Alvarado, Juicio de residencia [1529], en: Ramírez, 1947, Pág. 77.

[45] Memorial, Otzoy, 1999, Pág. 187.

[46] Memorial, Otzoy, 1999, Pág. 188; Oudijk y Restall, 2008, Pág. 21; Asselberg 2002, Pág. 29.

[47] Lovell, Lutz y Kramer, 2016, Pág. 114.

[48] Nijaib’, en: Carmack, 2009, Pág. 112.

[49] Ponce, [1586] 1996, Pág.198.

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