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Nora Cortiñas en Pelota de Trapo: la lucha y la esperanza

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Créditos: Pelota de Trapo
Tiempo de lectura: 5 minutos

 

En Argentina abril comenzó en Pelota de Trapo con la visita de Nora Cortiñas, Madre de Plaza de Mayo-Línea Fundadora. Se cumplen ocho años de ausencia de Alberto Morlachetti. Norita habló de resistencia, lucha y dignidad. Junto a pibes, familias y educadores se la escuchó y luego se compartió el pan como símbolo de vida y utopía.

Por Pelota de Trapo

Entró al gimnasio de Casa de los Niños, chiquitita y con ayuda. Había preguntado si necesitaría la silla y decidió que no. Con el bastón era suficiente para unos veinte metros de recorrida a pie desde la puerta de entrada hasta donde la esperaban la infancia y sus familias y sus educadores y todos aquellos que, desde las vecindades, tuvieron ganas de verla.

El aplauso la acompañó en ese trayecto. Había pedido unos caramelos sin azúcar “para el aliento”. Nora Cortiñas es diabética desde hace más de treinta años y se cuida estrictamente. Está siempre preparada y fuerte para la lucha. Aunque el 22 de marzo cumplió 93 y su última caída la dejó todavía, “endeble”, como ella misma define.

Se sentó en una cabecera con educadores de Pelota de Trapo. Atrás, la enorme bandera celeste con letras negras que denuncia, desde hace treinta años, que “el hambre es un crimen”. Que paseó en todas las marchas a lo largo del país. Marchas en las que Norita participó, caminando y durmiendo donde pintara. A los costados, una bandera con el dibujo que define a Alberto Morlachetti rodeado de niños y que asegura que “con ternura venceremos”; una serie de trapitos estampados con leyendas de las luchas de Madres: “ni olvido ni perdón”, “todo está guardado en la memoria”, “memoria, verdad y justicia” y unas latas recicladas con las mismas leyendas, exhibía el trabajo de la Escuela Gráfica de Pelota de Trapo.

La presencia de Nora Cortiñas en la Casa de los Niños fue una celebración de la memoria y de la vida de Alberto, a ocho años de su muerte. De eso hablaron los educadores Darío y Silvana para presentarla a ella y recordarlo a él.

 

En esos momentos ella se anudaba el pañuelo blanco debajo el mentón, tomaba unos traguitos de agua y, luego, la palabra. La palabra suave y pequeña, como ella. Con toda la fuerza y el coraje de la lucha. Como ella.

Habló del hambre criminal, de los que se adueñan del agua, de los derechos conculcados de los pueblos originarios, de las mujeres mapuches encarceladas, del gatillo fácil, de los femicidios, de los desaparecidos, de su hijo Gustavo y sus luchas que siguen hoy tristemente vigentes. Habló, con la autoridad moral de estar presente en cada una de las luchas, desde Jujuy a Chubut. Habló de Milagro Sala y del derecho de las mujeres a elegir “tener o no un hijo”, se colgó la cartera con el pañuelo verde y reclamó que no se pague la deuda externa. Luego preguntó, pidió preguntas y habló con todos.

El pan, el trabajo y la esperanza

Poly, anunciando la ceremonia de los panes.

“Tenemos la convicción de que el trabajo es transformador y herramienta de dignidad. Y lo compartimos entre todos porque es el símbolo de lo que somos. Una construcción colectiva que, a pesar de la realidad dura y difícil que nos rodea, sigue en pie con esperanza. Y el pan, éste que sostienen nuestros chicos, es fruto del trabajo, que nos permite salir adelante. Desde cada una de nuestras marchas contra el hambre, este pan que vamos a compartir sigue siendo el símbolo de la vida y del alimento. Con ternura venceremos”, dijo Poly, criada y crecida en Pelota de Trapo, educadora, responsable de la escuela de Panadería de Pelota de Trapo y referente de más de una generación de chicas y chicos que día a día desayunan, juegan, aprenden, ríen, almuerzan y meriendan en Casa de los Niños.

Los chicos de la panadería reparten el pan para compartir.

Sus palabras fueron el símbolo de una historia larga en el tiempo a la que Norita se sumó en cada una de las marchas contra el hambre que protagonizamos a lo largo de los años. Y sus palabras eran asistidas con las miradas amorosas de una infancia y una adolescencia que crece en este camino de dignidad y coherencia, de sueños y esperanza.

Con los acordes de “La memoria” la voz de Alberto Morlachetti -en los tramos finales de la marcha de 2005 de Tucumán a Plaza de Mayo- se escuchó desde los parlantes contando cuando en las termas de Concordia, sólo se permitió a los marchantes del Movimiento Nacional Chicos del Pueblo utilizar las duchas, no así las piletas. Y “Sole, una niña que yo crié en el hogar Pelota de Trapo, me decía ´Alberto… los pobres ¿contaminamos el agua?’”. La respuesta suya fue contundente: “Tarde o temprano les vamos a tomar las piletas porque son nuestras”(Para escuchar el audio clickear acá )

Fue traer a tiempo presente la voz imborrable de Alberto en los días en que se cumplen ocho años de su muerte que cotidianamente sigue doliendo ausencia.

Norita en la ceremonia de compartir el pan.

Los chicos y chicas de Panipan, la panadería que en Pelota de Trapo nació hace tres décadas y que nutre del oficio maravilloso de amasar harina como una utopía, acercaron y repartieron las largas trenzas de pan que cocinaron para celebrar la vida. Y que se compartieron a pellizcones con esa sabiduría del idioma que nos hace repetir que compañera, compañero, no significa otra cosa que cum pani… compartir el pan.

Desde la Escuela Gráfica que funciona en Manchita, la imprenta de Pelota de Trapo, chicas y chicos le entregaron a esa mujer tan enorme como diminuta de estatura un pañuelo que estamparon con la consigna “Con ternura venceremos” y que ella les prometió usar “ahora que el mío está tan gastado”. Y dos lapiceros que, con una silueta del pañuelo con una mariposa monarca posada prometía que todo está guardado en la memoria.

Los chicos de la Escuela Gráfica le entregan presentes.

Los pibes, las familias y educadoras y educadores intuían el final y se acercaban, celular en mano, a guardarse para siempre un pedazo de historia en una foto con Norita.

Rodeada por todas y todos, micrófono en mano y sostenida por su bastón de infinitos colores, esa mujer que empezó a molestar al poder 46 años atrás y que sigue marchando jueves tras jueves en Plaza de Mayo, gritó con el acompañamiento de pibes y adultos: “30.000 detenidas y detenidos-desaparecidos, PRESENTE… Todos los chicos caídos por la bala asesina policial, PRESENTE… Todas las mujeres víctimas del horrible femicidio, PRESENTE ahora y siempre, PRESENTE ahora y siempre, PRESENTE ahora y siempre”.

Publicado originalmente en Pelota de Trapo

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