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Créditos: Carlos Cano
Tiempo de lectura: 8 minutos

Por Héctor Silva Ávalos

Thelma Cabrera y Jordán Rodas, el binomio presidencial del Movimiento para la Liberación de los Pueblos (MLP), está en Washington para pedir a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) que se pronuncie sobre el bloqueo al que los han sometido las autoridades electorales de Guatemala, que se negaron a inscribir la candidatura de Rodas como vicepresidenciable tras una denuncia espuria interpuesta por Alejandro Córdova, su sucesor en la Procuraduría de Derechos los Humanos (PDH). La esperanza del binomio es que una resolución oportuna de la CIDH les ayude a restaurar sus derechos de participación política en Guatemala.

En esta conversación con Prensa Comunitaria, Jordán Rodas repasa las condiciones actuales de la carrera presidencial en su país, la imposición de un fraude electoral previo a través de acciones como el bloqueo selectivo de candidaturas y, por una reflexión sobre cómo el fraude en la elección de rector en la Universidad de San Carlos de Guatemala (USAC) fue una previa de lo que ocurre actualmente en su país.

A pesar de todos, Rodas cree que no todo está perdido y que aún hay luchas legales, sociales y políticas que dar antes de que Guatemala caiga en el despeñadero.

¿Cuál es el objetivo de esta visita a Washington?

Venimos a darle seguimiento a una solicitud que planteamos junto con la candidata presidencial (del Movimiento para la Liberación de los Pueblos -MLP-), Thelma Cabrera, y su servidor para que se aplique el artículo 41 de la carta sobre los derechos políticos que nos están siendo vulnerados, que son parte de nuestros derechos humanos. Hicimos la gestión hace pocos días y pedimos una reunión de trabajo para profundizar sobre la preocupación por la forma arbitraria en que las autoridades electorales de Guatemala están negando la inscripción al binomio del MLP sin fundamentación alguna.

Lo que arbitrariamente están manejando es que mi sucesor como procurador de Derechos Humanos (Alejandro Córdova) presentó una denuncia espuria después de que yo fui proclamado como candidato a vicepresidente del MLP; de esa denuncia yo ni he sido notificado. En esto también tendría que prevalecer la presunción de inocencia, pero más allá de eso lo que aquí se evidencia de nuevo es que el pacto de corruptos, ahora ya con un operador nuevo, ha convertido la institución de derechos humanos, que paradójicamente tendría que promover el pleno goce de los derechos humanos en un instrumento para obstaculizar un derecho tan fundamental, tan importante, como es el derecho de ser electo como vicepresidente. Y con esto también se está afectando al binomio y el derecho de una lideresa maya campesina como Thelma Cabrera de ser electa también. Todo esto tiene implicaciones políticas y sociales en el país porque hoy por hoy el MLP es realmente la única apuesta antisistema que está prevaleciendo en Guatemala.

Ya hay antecedentes de que una resolución de la CIDH ha obligado a otros países a garantizar los derechos políticos de funcionarios que habían sido bloqueados, como el caso de Gustavo Petro en Colombia cuando lo quisieron inhabilitar en 2013. ¿Tiene esperanza de que una resolución pueda hoy revertir las decisiones tomadas en Guatemala respecto a su candidatura?

Así es, por eso, es que estamos haciendo nuestra gestión ante la CIDH, precisamente debido a estos antecedentes que hay, como el de Gustavo Petro cuando estaba al frente de la municipalidad de Bogotá y le querían limitar sus derechos políticos. Esos antecedentes nos hacen tener esperanzas. Eso es lo que estamos haciendo en estos momentos.

Hay analistas en Guatemala y América Latina que entienden el bloqueo a candidatos como una forma de fraude más sofisticado, uno previo, que ocurre antes del evento electoral para influir en las presidenciales. ¿Es eso lo que está ocurriendo un Guatemala, un fraude adelantado? ¿Fue el proceso viciado de elección de rector en la USAC, en el que usted también participó, un antecedente de esto?

Fue algo similar. Yo lo veía venir, por eso lo anuncié cuando aspiré a ser rector de la Universidad de San Carlos. En esa elección hubo un robo a la voluntad universitaria, donde al final solo votaron 72 electores de los 171. A 99 personas se les vetó el derecho de elegir. Eso fue como un entrenamiento, como un fogueo. Guardando las distancias, es como lo que hizo Franco en España cuando bombardeó Guernica, eso fue un entrenamiento para lo que vino después en la segunda guerra mundial. En la democracia guatemalteca, con el fraude en la Universidad de San Carlos nos impusieron un rector que está ahí contra viento y marea, sin legitimidad alguna. Y ahora pretenden hacer lo mismo en el Ejecutivo.

Sin fraude en la San Carlos yo hubiese sido rector. Ahora el mensaje es que vamos con la fuerza que da el MLP, con su capacidad de movilización en el interior del país más el voto consciente en las ciudades. Pienso que, si nos dejan participar, fácilmente estaríamos en segunda vuelta y con muchas posibilidades de ganar, por eso es que nos están limitando, hay un temor al binomio del MLP.

Usted ha denunciado esto en varios lugares, ¿qué espera de la comunidad internacional ante lo que está pasando en Guatemala?

El proceso electoral en Guatemala ya empezó, con la convocatoria el pasado 20 de enero, por eso estamos en estos acercamientos con la comunidad internacional. Ser observador electoral no es ir a legitimar procesos fraudulentos como el que se avecina, no es solo ver cómo cuentan votos o hacer turismo, sino pronunciarse por lo que está pasando. Es importante que el Parlamento Europeo y el Departamento de Estado de Estados Unidos, que es nuestro principal socio comercial, de dónde proviene más del 20% de nuestro Producto Interno Bruto (PIB) y donde viven casi 4 millones de guatemaltecos, digan algo oportunamente. Más tarde los efectos no serían los mismos. Hay que aprender de la historia: la comunidad internacional jugó un papel triste con la convalidación de la reelección de Juan Orlando Hernández en Honduras con el fraude que hubo. Después para qué los lamentos; después se quejaban de las caravanas migratorias y todas estas convulsiones sociales por la crisis económicas y políticas. Los gobiernos corruptos provocan migraciones y en Guatemala hay un Estado de insatisfacción, de hartazgo por la corrupción.

Mencionó la tibia reacción de Estados Unidos ante el fraude de Juan Orlando Hernández en Honduras en 2017, que algunos incluso calificaron como complicidad, ¿qué percepción se lleva de las reuniones que ha tenido en Washington, cree que habrá una reacción oportuna?

Hemos tenido reuniones con staffers (asistentes) de representantes republicanos en el Congreso que antes eran casi inaccesibles. Creo que hay claridad de que este no es un asunto ideológico, sino de libertades, de elegir, de ser electos. Creo que hay una madurez de parte del sector republicano. Se trata de democracias, del estado derecho, de las libertades.

¿Qué espera de la administración Biden? El Departamento de Estado suele decir que no se mete en procesos electorales, ¿Espera una reacción oportuna de ellos?

Pienso que sí, porque también están conscientes de que hay denuncias fundamentadas de corrupción al más alto nivel en el Tribunal Supremo Electoral. Hay señales claras de que estamos ante la consumación de un fraude. Tendrían la responsabilidad histórica que, aun sabiendo lo que pasa, no hacen los pronunciamientos respectivos. No es que Estados Unidos o la comunidad internacional en general vayan a resolver nuestros problemas, pero la capacidad de incidencia que tienen no se puede negar. Tienen un músculo que ojalá ocupen, porque si no la historia los juzgará por una actitud complaciente ante el robo de la voluntad popular y el fraude.

Este fraude anticipado, o fraude democrático como le llaman algunos, ¿está marcado por la aceptación y bloqueo selectivos de candidaturas?

Es uno de sus elementos. Ahorita por ejemplo han bloqueado otra candidatura, la del señor Roberto Arzú, con el argumento de que hizo campaña anticipada. ¡Pero si lo mismo han hecho Zury Ríos o Manual Conde!, que hasta se paraba en las tarimas con Miguel Martínez, que es el hombre más poderoso de Guatemala sin ser un funcionario de gobierno sino por su vida personal y de su relación con el presidente. Y aunque esa situación personal solo a ellos les incumbe, lo malo es que tiene un efecto en la democracia guatemalteca.

¿Qué opinión tiene de que hoy si dejen participar a Zury Ríos a pesar del argumento de que está impedida por Constitución por ser hija de Efraín Ríos Montt, quien participó en un golpe de Estado?

Hay una interpretación de la ley que dice que no puede y, habría que revisar qué dice el derecho internacional. Pero yo apuesto a que sean las urnas, los ciudadanos, los que elijan. Ya participó también su papá (Ríos Montt) y fue derrotado en las urnas. Yo a Zury Ríos no le tengo miedo, pienso que fácilmente se le puede derrotar es las urnas.

También se han aceptado otras candidaturas a diputados, como la de Manuel Baldizón…

Por las consideraciones legales de idoneidad, hace algunos años se le negó la participación al expresidente Alfonso Portillo. ¿Y Baldizón? Fue condenado en Estados Unidos por lavado de dinero y ahí está participando. Hay alcaldes que han reconocido públicamente que son narcotraficantes y se les inscribe. Es un cheque en blanco a todos los que están con el statu quo, que garantiza el soborno permanente a la democracia. Corrompen a los funcionarios electorales para que luego la administración pública siga siendo ineficiente y permita llegar a los que van solamente a enriquecerse y a seguir este círculo perverso de la política. Ya lo decía en su momento Iván Velázquez (excomisionado de la CICIG), el debilitamiento electoral es la raíz de todo lo demás.

Es irónico que algunos de los responsables de lo que ha pasado con las instituciones, como la excanciller Sandra Jovel o el exministro Enrique Degenhart (funcionarios en el gobierno del expresidente Jimmy Morales), hoy son candidatos a diputados. Ellos no son idóneos, pero las autoridades electorales voltean a un lado y los dejan pasar. Son parte de lo mismo. El candidato vicepresidencial unionista, el licenciado Héctor Adolfo Cifuentes, estuvo implicado en el caso de Pandora. El alcalde Ricardo Quiñónez tenía hallazgos en una resolución de Contraloría General de Cuentas. Pero no pasa nada, pueden participar. Es una clara evidencia de este golpe democrático, este fraude anticipado que se está dando con un criterio selectivo de quienes participan y quienes no, aunque no cumplan las razones de fondo de la Constitución.

La CICIG investigó durante años a los candidatos y partidos que participaron en las elecciones de 2011 y encontró sospechas de financiamiento electoral ilícito por todos lados, en el Partido Patriota, en la UNE, en Lider, y luego los encontró en FCN-Nación de Jimmy Morales. Hoy parece que todas aquellas figuras políticas siguen vigentes. ¿Es este fraude democrático del que hablamos la lápida de la democracia guatemalteca?

Eso es lo que están queriendo hacer, hacernos creer que todo está perdido, pero no todo está perdido, hay que dar la batalla legal y social. Las comunidades de los pueblos fueron a hacer una manifestación importante hace pocos días al Tribunal Supremo Electoral, ante la PDH también. Nos están queriendo llevar a decir que no hay salida, a que la gente se acostumbra a todo en Guatemala, pero todo tiene un límite y la confianza social en un momento dado puede desnudarse. Pero todo se puede evitar si el sector privado tuviera un poquito de sentido común para favorecer una elección democrática real que sea una válvula de escape de todo este malestar, porque eso va a ir acumulando y en algún momento va estallar.

¿Es posible volver a las muestras de descontento popular de 2015? Parece que hoy, a pesar de todo, la sociedad guatemalteca es mucho menos entusiasta en la protesta…

Bueno, hay que recordar que hubo movilizaciones importantes en 2020, yo estuve en la plaza. Y hubo una represión brutal, vi como la fuerza policial retenía y violentaba a la población. Hay una resolución de la PDH que estableció que hubo violaciones a los derechos humanos.

Hablemos de escenarios. Uno en el que sí se inscribe al binomio del MLP, ¿qué oportunidades reales tienen de ganar?

Muchas. Así como la Universidad de San Carlos fue un laboratorio para el fraude, también hubo un despertar de esta conciencia que parecía estar callada. En la San Carlos también se castigó a los corruptos, pero hubo fraude. Sabemos quiénes son los partidos y los candidatos del pacto de corruptos. En la San Carlos, con una campaña tan corta, sobre todo en redes sociales, y a pesar de las mafias de la Universidad, se logró ganar moralmente, legítimamente la Rectoría. Con esos mismos principios y esa lógica estamos saliendo más fortalecidos a corto, mediano y largo plazo, tanto el MLP como Jordán Rodas.

¿Y en el escenario negativo en que no los dejan correr?

Puede ganar Zury Ríos o puede ganar alguien más, pero esto significará más retrocesos. No solo dejaremos de frenar sino que estaremos retrocediendo. En todo. En educación, desnutrición. El vicepresidente actual, Guillermo Castillo, es la máxima autoridad en dos temas, migración y desnutrición y, a pesar de la gran cruzada nacional contra la desnutrición, fue mentira, los niños siguieron muriendo, hoy mueren más.

Hoy los partidos van a intentar distanciarse del gobierno de Giammattei, pero son los mismos que lo han apoyado, los mismos que aprobaron un crédito del Banco Mundial por más de 100 millones de dólares para el tema de desnutrición y se lo robaron. O las carreteras, que son pésimas en Guatemala, ahorita van a empezar a chapucear algo. Jimmy Morales, este comediante que llegó a ser presidente, va a aspirar al Congreso de la República. Todo esto son muestras de este Estado de descomposición en el que estos candidatos lo que persiguen es inmunidad. La sociedad guatemalteca va a tener una prueba de demostrar si quiere seguir por ese rumbo en el que ya estamos en el borde del despeñadero.

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