El artista es originario de San Juan Comalapa, Chimaltenango. Se ha especializado en explorar los saberes ancestrales a través de la pintura.
Por Joel Solano
Poyón, pintor y escultor comalapense, se refirió a una de sus obras más recientes Ruq’a’ raqän qazadon (La mano, los pies de nuestro azadón/ azadones), que expuso en la 22º Bienal de Arte Paiz: “Perdidos. En medio. Juntos”, realizado en la ciudad de Guatemala entre mayo y junio de 2021. “El simbolismo de los azadones representa el levantamiento de los pueblos por sus tierras, arrebatamiento que se hizo a los abuelos y abuelas en tiempo de la colonia”, dijo a Prensa Comunitaria.
La muestra artística está compuesta por 13 azadones. “Nos recuerda que tener un pedazo de tierra es tener cierta autonomía, o cuando uno decide qué sembrar o no sobre su tierra”. Con esta explicación, Ángel construye las imágenes mentalmente, las que se van revelando mientras talla el azadón.
Antes de ver hacia afuera es importante ver hacia adentro; decían nuestros ancestros: antes de ver el futuro hay que ver el pasado. Como lo indican los libros sagrados, primero fuimos moldeados en barro y luego labrados en madera, indicó.
“Despierten sus azadones y vayan a sembrar”, nos decían. Entonces, pensar en las escobas y azadones como otro ser más, su mano, su fuerza, su lucha, su reafirmación, su reivindicación, es pensar también en la resistencia, en la defensa del territorio, dijo.
Para el artista de Chimaltenango, estos elementos son un ser más, como las plantas y los animales. Son herramientas que tienen vida y espacio. “Si nos portamos mal con la naturaleza los objetos se revelarán”, agregó. Es a partir de ahí que construyó todo lo que significa cada uno.
“En general, trabajo con base en lo que voy escuchando, o en frases que me van atrapando, las que tomo que se convierten en imágenes de objetos que luego ejecuto, como se puede ver en los bocetos, que luego van tomando forma, para ser parte de la realidad que vivimos como pueblos indígenas”, destacó el artista.
La encomienda
Esta es otra de las obras de Ángel Poyón, que llevó a Madrid, España, en 2015. Sobre su espalda caminaba con una silla, en la que se podía leer el texto de la primera encomienda enviada a nuestras tierras. Dejó la silla frente al Museo de América.
En 2022 la documentación fotográfica de ese performance fue colocada en Casa América, en Madrid, en la exposición “El pasado adelante”, curada por Tamara Díaz Bringas y Ricardo Ramón Jarne.
La silla, totalmente “civilizada”, con un mensaje perteneciente a toda una forma y tradición europea de publicidad comercial y política, literalmente sostenida, acarreada sobre las espaldas de personas de escasos recursos. Es una imagen que tiene eco en la evangelización aplicada en nuestras tierras y en el trabajo obligatorio relacionado con las leyes impuestas por todos los imperios sobre los pueblos colonizados.
Evoca claramente la actitud de los Estados actuales, aún vigente frente a los pueblos indígenas, en Latinoamérica y especialmente en Guatemala.
En la frase de la silla, en la espalda de Ángel Poyón, se puede leer: “A vos Fulano, se os encomienda en el cacique mengano 50 o 100 indios, para que os sirváis de ellos en vuestras granjerías y minas y enseñadles las cosas de nuestra santa Fe Católica”.
A la llegada de los primeros colonos a estas tierras, pedían a nuestros ancestros, de manera forzosa, que los llevaran en sillas, porque no podían caminar por las veredas donde se pasaba. Como forma de esclavitud, hacían que se les cargara para trasladarlos. “A este tiempo, es como las empresas que contratan personas de escasos recursos, con largas jornadas de trabajo, casi sin descanso, bajo las inclemencias del tiempo”, concluyó.