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Créditos: Edgar Gutiérrez Girón.
Tiempo de lectura: 2 minutos

Por Edgar Gutiérrez Girón

El ogro y el príncipe ¿y las cohortes?

Sabíamos que Giammattei andaba en los sótanos, pero la publicación reciente de una encuesta comparativa en Latinoamérica de Cid-Gallup nos lo refrescó. El 81 por ciento de la población no lo quiere.

Cid-Gallup es conservadora en la confección de sus muestras. Rara vez los presidentes salen con tan malas notas. Y si la encuesta fue hace dos meses, puedo apostar, doble contra sencillo, que la erosión del capital político de Giammattei es más acelerada que la de Pedro Castillo, el impresentable presidente de Perú que ha estado a un hilo de caer bajo el juicio político del Congreso en Lima. Giammattei y Castillo se disputan el último lugar en la encuesta.

La encuesta de aprobación de mandatarios transmite varios mensajes. El más importante es que la gente levanta o baja el pulgar por el grado de eficacia de los regímenes. No es el carisma, únicamente, y, menos, la ideología. Son los resultados en la gestión. Pero también hay lo que podríamos llamar un “voto duro”.

Por eso Nicolás Maduro y Daniel Ortega están condenados por la comunidad internacional, pero están mejor calificados que Giammattei internamente. Aquellos mantienen ese voto duro, aunque muy desgastado.

El régimen de Giammattei se chamusca a fuego lento, por abajo y por arriba, pues está condenado  por las capitales políticas de Occidente -aunque todavía guardan ciertas formas- y por el pueblo -aunque no esté protestando en las calles y carreteras ahora mismo.

La publicación de elPeriódico ayer retrata como una fábula del príncipe y el ogro la decadencia del régimen de Giammattei. Esa nota dominical afirma el sentimiento del 81 por ciento de la población y avergüenza a las élites, que por miope (cobarde) conveniencia son, otra vez, garrapatas de su régimen, hasta que identifiquen el siguiente buey.

Quizá José Rubén Zamora sentencia así, con esa fábula genial, su encarcelamiento tan afanado, en El Infiernito o en el Preventivo, gobernado también por las maras a sueldo. Desde hace meses el MP de Consuelo Porras se ha esmerado 24 horas al día, los siete días de la semana, para encontrarle el pelo en la sopa a Zamora, y como no lo localiza, lo inventará. Es su costumbre.

Nicolás Maduro, Daniel Ortega y Nayib Bukele cierran medios independientes, persiguen y encarcelan periodistas. Giammattei también lo anhela y procura, aunque no ha cerrado, directamente, un medio; sabe que sacando de la jugada a Zamora, su peor pesadilla, lo lograría.

Pero como Giammattei está siendo cocinado lentamente desde arriba y desde abajo, por la comunidad internacional y por el pueblo, al punto de que quizá ni Miguelito alcance una diputación, o sea, la inmunidad en los próximos años.

Ante la evidencia, veremos cómo reaccionan los aliados del Pacto, en el Congreso, en el sector privado y más allá…

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