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Créditos: Prensa Comunitaria.
Tiempo de lectura: 2 minutos

Por Lourdes Álvarez Nájera

Cada 22 de abril se conmemora el Día de la Madre Tierra, una fecha donde se promueven acciones enfocadas en la conservación de los recursos naturales y en generar conciencia sobre el impacto irreversible de algunas actividades humanas en el planeta; no obstante, según Felipe Itzep, coordinador regional de Ajkemab’ Rech K’aslemal en la región Ixil de Guatemala, es urgente destacar que en la actualidad “la madre tierra está agonizando”.

Según Itzep, las acciones para el cuidado de la tierra no solo se deben recordar cada 22 de abril, “deberíamos tener cuidado y conciencia sobre ella todos los días, para no contaminarla con nuestra basura, pero también para defenderla de los depredadores económicos”, añadió.

En la región Ixil operan las empresas hidroeléctricas Xacbal, Xacbal Delta y Palo Viejo, que según denuncias de las comunidades en esa región, han desviado varios kilómetros del cauce natural de algunos ríos, para mantener sus operaciones comerciales y han afectado la cotidianidad de las comunidades, sobre todo de las personas que realizan actividades agrícolas o de los que viven en las riberas, que han reportado repentinas inundaciones.

Situaciones similares han ocurrido en distintos departamentos del país, donde la población ha denunciado incluso la imposición de proyectos hidroeléctricos, como en el caso de la región de Uspantán.

Ana Reina, también de Ajkemab’ Rech K’aslemal, comentó que al hablar de la conservación de la madre tierra se debe abordar las implicaciones que tienen sobre el planeta el uso desmedido de los fertilizantes, insecticidas, herbicidas, repelentes, entre otros, que forman parte importante del proceso de producción agrícola y que de algún modo están contribuyendo a “matar la fertilidad de la tierra”.

Los entrevistados reiteraron que con la llegada de las empresas madereras, hidroeléctricas, de monocultivos y de explotación minera, a las diferentes regiones del país, que no poseen regulaciones claras sobre sus actividades o tampoco informan o toman en cuenta la opinión de las comunidades, también se está “socavando la vida de la tierra”.

Según Itzep desde la espiritualidad de los Pueblos Indígenas también se realizan acciones importantes para la conservación de la madre tierra. “Los ajq’ijab’ lo hacen cada 20 días con la invocación del nawal Ix, una energía asociada a la tierra”, indicó.

Para ambos entrevistados, las prácticas de cuidado y uso racional de los recursos naturales que la tierra provee, deben hacerse de manera racional y desde las enseñanzas que a lo largo de varias generaciones se les han transmitido.  

“Debemos cuidar de los bosques y de las bondades de la madre tierra, usarlas únicamente cuando realmente sea necesario tal como han enseñado las abuelas y abuelos por siglos, para generar educación sobre la vida y los derechos de la madre tierra, protegerla y cuidarla para que también las empresas no abusen”, añadieron.

El desarrollo de las comunidades está ligado a lo que se conoce en idioma maya Ixil como “Tichajil”, o  “buen vivir”, de manera específica aseguraron que “cuando se habla del buen vivir nos referimos de la vida saludable de forma integral: vida saludable a la madre tierra, del ambiente, de los seres vivos, incluyendo al humano. El desarrollo no solo es tener dinero, también es vivir saludable y consecuentes con las futuras generaciones”, puntualizaron.  

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