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Desconcierto en el Congreso

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Créditos: Congreso.
Tiempo de lectura: 3 minutos

Por Miguel Ángel Sandoval

El 14 de enero por la tarde, las bancadas de pequeños partidos hicieron el compromiso de impulsar una agenda común en el congreso. Muchos de los diputados llegaban a su primera reunión como parlamentarios y dieron rienda suelta a su imaginación y buenas intenciones. Afirmaron entonces que las bancadas CREO, WINAQ, URNG, SEMILLA, BIEN, buscarían unificadas puntos de la agenda legislativa que beneficiaran a las mayorías. De eso van apenas un par de meses. Se trataba de unos 25 diputados que expresaban ese día, agitado como muchos otros, que harían una práctica nueva, que tomaban distancia del pacto de corruptos y otras declaraciones más. De las promesas a la realidad hay una distancia importante. Hoy cada bancada se rasca con sus uñas. No hacen de hecho, nada en común. Lo último fue el “espectáculo” del 25 de marzo.

Estoy muy consciente que 25 diputados no pueden modificar la correlación de fuerzas en el congreso, que les falta experiencia a la mayoría, que es complicado ponerse de acuerdo entre las bancadas, entre otras razones, por la suma de pequeños protagonismos que lo dificultan. Pero de eso a la dispersión que se observa conforme pasan los días hay un largo tramo por recorrer.

Cuando se produjo el anuncio que las bancadas mencionadas iban a trabajar de manera conjunta, lo primero que hice fue saludar y felicitar el intento. Como muchas personas, intuí que algo novedoso estaba por producirse. Infelizmente, al día de hoy esas expectativas no se produjeron. Salvo un par de temas marginales que los vio ir de la mano. En los temas sustantivos ha ido cada cual por su lado, por lo que entiende, por lo que considera parte de su proyecto.

Si los diputados de esas bancadas se hubieran ahorrado la declaración que hicieron el 14 de enero, no nos estaríamos tomando la molestia de señalar lo inconsistente, lo demagógico si cabe, pues todo habría pasado como historias propias de la marginalidad de los esfuerzos de las pequeñas bancadas que son. La única posibilidad que tenían y tienen, es el trabajo coordinado, la suma de esfuerzos. Es pensar en el país de manera conjunta. No tienen otra opción. Pues lo que les queda es la marginalidad, y los errores uno tras otro, junto con los comunicados que buscan explicar los yerros pero sin contundencia, sin que el mensaje llegue más allá de unos cuantos asiduos a las redes sociales. Pero de incidencia política real, no hay mucho que decir.

Luego de ver los episodios del 25 de marzo, no hay mucho que decir. No hubo un proyecto o propuesta que fuera capaz de llamar la atención de forma importante. La síntesis podría ser el apoyo a medidas que favorecen a los grandes capitales y no toman en cuenta las necesidades de las mayorías. Acaso uno que otro puntito, pero de manera general, quedaron a la zaga de las propuestas de los defensores del estado de cosas existente. No hay más explicación.

Quizás lo más importante es que no tuvieron la capacidad de hacer de las posturas progresistas, algo que los identificara como fuerzas interesadas en los problemas de las mayorías del país. Quizás lo hubo pero ello se perdió en el momento de la votación de lo aprobado. Unos votando a favor (de qué?) otros ausentándose, otros festejando (¿). Y luego comunicados enérgicos ante las campañas de desprestigio…

Seguramente esta nota no sea del agrado de los partidos que menciono. No es la primera ocasión que esto ocurre. Total, uno de los principales rasgos de los pequeños grupos que conforman las bancadas citadas, es la incapacidad de aceptar la crítica política, junto con la poca capacidad de escuchar las opiniones de quien no se afilie a sus posturas, razonables o no.

Ahora bien. Si los propósitos que hicieron públicos en enero de este año, como se señala, hace apenas dos meses, son ya rebasados por la práctica legislativa, pues valdría la pena que dijeran, en su turno, las razones por las que ya no hacen el esfuerzo por caminar de manera conjunta. No se trata de simples opiniones personales las que se expresan en esta nota. Se trata de que los propios partidos políticos digan sus razones y expliquen a quienes de manera confiada creímos en sus propósitos de inicio de año.

Es lo mínimo que se demanda: rendición de cuentas. Si no lo pueden hacer de manera conjunta, sería oportuno que lo hicieran de forma individual, sin eso se convirtiera en “yo no fui, fue teté”. O en el viejo lugar común que dice, “El infierno son los otros”.

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