Créditos: HispanTV
Tiempo de lectura: 2 minutos

Por Julieta Paredes*

Se va el 2019, y para el pueblo boliviano se trató de un año de profundos aprendizajes. Incluso podría llamarlos aprendizajes históricos, que quedarán plasmados en nuestra piel y en la memoria de nuestras luchas de liberación. Estamos viviendo en medio de un golpe fascista, con amedrentamientos y amenazas como arma de paralización, con masacres como forma de exterminio, y con detenciones arbitrarias como forma de contención ante la justa reacción del pueblo.

Quiero recordar mis sentimientos días antes del golpe, cuando las pititas y los watitos hacían de las suyas en las calles. No dejaban pasar, te insultaban y hasta golpeaban a quienes reclamaban por las largas caminatas que nos obligaban a hacer. En algunos momentos quisimos cortar sus pititas y discutimos sobre el significado de la democracia y el derecho a protestar y tomar las calles. Estábamos confundidas y confundidos. Cuatro gatos bloqueaban nuestras vidas con una pitita.

Ahora, no sé si era la pitita, o era nuestro respeto por el otro y la otra, o era la profundización de la democracia del diálogo. Era la comprensión de que cuando estás fuerte, o te sientes fuerte, tienes que dialogar, esa es nuestra herencia cultural. ¿Para qué vas a pelear si puedes arreglar hablando?

De la misma manera, la discusión entre revolucionarias y revolucionarios era por qué el Evo no ordenó a la Policía reprimir. O finalmente por qué no saca al Ejército para defender a las organizaciones y movimientos sociales de la prepotencia y de la violencia de las hordas fascistas, que claramente tenían preparación militar, con equipos, con médicos, ambulancias a la carta, la Cruz Roja y bomberos que los atendían hasta por un rasguño.

En democracia, el Evo tenía la legalidad y la legitimidad de defender al pueblo y al Gobierno constitucional del complot sedicioso y golpista. Pero no dio esa orden. Se sabía y se veía todo el aparato fascista y golpista desde el primer día, pero siempre se intentó dialogar, siempre se llamó a la discusión. Pero qué iban a discutir si jamás tuvieron argumentos; a todo respondían con “Bolivia dijo no”. Ahora entiendo que no fue por tontos que esa orden no se dio, se cuidaba las vidas.

El gobierno del hermano Evo tuvo errores (solamente no se equivocan quienes no hacen nada). Se lo dijimos en su momento, cuando había que hacerlo. Pero el error de fortalecer al Ejército y a la Policía con equipos fue el peor. Nunca el pueblo será defendido por el Ejército. Por eso las mujeres no debemos parir hijos para que sean soldados que maten al pueblo. Hay que reflexionar profundamente sobre esto.

Gracias hermano Evo que no ordenaste a la Policía reprimir ni sacaste al Ejército a las calles. No somos de la calaña de los golpistas, venimos de luchas de liberación y nos tomamos en serio la libertad y la democracia. Somos ética y políticamente más humanos, democráticos, cuidadoras y cuidadores de la vida. Somos amantes de la libertad, somos soñadoras y soñadores del Vivir Bien. En nuestras manos está el futuro de Bolivia. ¡Somos más mejores! ¡Jallalla proceso de cambio!

* es feminista comunitaria.

Fuente: http://m.la-razon.com/opinion/columnistas/mejores_0_3284071587.html

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