Créditos: Nelton Rivera.
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Jimmy Morales proviene del ámbito de la producción televisiva y sus actuaciones forman parte en lo que se denomina la Sociedad del Espectáculo, como la denominan las Ciencias que estudian la Comunicación humana.  Entre otros elementos claves para entender la esencia del tipo de mensajes que toda su vida ha utilizado el presidente de Guatemala, es la búsqueda constante para darle relevancia a la forma y adecuarlo al contenido, no importando si este es veraz o no. Lo que interesa a los productores de televisión, en general, es que tengan la característica de verosimilitud para que sea aceptado por el gran público. Y Jimmy Morales ha venido utilizando esa lógica discursova durante todo su gobierno.

Este año, al presentarse en la Asamblea de Naciones Unidas -ONU- volvió a retomar esos principios histriónicos y dio un discurso que registra, cuando menos, cuatro mentiras que fueron expuestas por la entidad Alianza por las Reformas, en una síntesis gráfica que se convirtió en viral en pocas horas en las redes sociales, con la foto del presidente y su nariz de Pinocho. Retomo esta imagen para iniciar el análisis de esta y otras versiones. Es más, el 17 de septiembre de 2018, en Plaza Pública, yo escribí diciendo que el gobierno de Jimmy Morales era un gobierno de posverdad, porque mentía cínicamente, a través de la distorsión deliberada de la realidad, mediante la manipulación de creencias y emociones con el fin de maniobrar actitudes sociales. “Y es que los demagogos son maestros de la posverdad”.  Y señalé que, para Morales, los hechos objetivos tienen menos importancia que las apelaciones a las emociones y a las creencias, por eso lo califiqué de esta manera. Un año después, se confirma plenamente mi conceptualización.

Olor a naftalina ideológica

Muchas de las actuaciones de Morales han sido las de un pésimo comediante, porque predominan sus mensajes como si estuviera al frente de un programa de televisión y no de un gobierno. Y, por lo tanto, cada una de esas acciones refleja, con claridad, por quien es apoyado: una derecha empresarial recalcitrante, por militares de corte fascista y un sector social que empata con dos tipos de activismo religioso: los que impulsan y practican el Evangelio de la Prosperidad y los católicos ultra conservadores integrados por ciertos segmentos con actitud de servidumbre para con grupos dominantes de la economía, pero que tienen ilusiones de pertenencia a las clases altas, llamados “guanabis” sociales. En su mayoría, estos grupos que apoyan ciegamente al mandatario, provienen de sectores sociales bajos y medios; todos con la característica que poseen ese olor distintivo de la naftalina ideológica por el conservadurismo que profesan.

A esta curiosa amalgama de guatemaltecos tradicionales, es a quienes Jimmy Morales les rinde pleitesía (y se pone de alfombra). Tal vez la única coincidencia con los sectores que se oponen a su nefasta gestión, es que es considerado (por cirios y troyanos) como el peor presidente de la historia de Guatemala, calificación ganada debido a una gestión mediocre y depredadora de los exiguos recursos del Estado. Y vale la pena agregar a dos poderosos sectores a quienes el presidente representa, sin duda alguna. Estos son quienes están procesados penalmente por escandalosos actos de corrupción (debido a acciones impulsadas por la Cicig y el MP) y pasan sus días en algunas de las cárceles militares que les mandaron a fabricar. Y no se puede olvidar de mencionar, a miembros de reconocidos cárteles de la droga a quienes este gobierno ha servido con tanto afán y eficiencia, por estar ligados con ciertos grupos castrenses, que en plena connivencia, trabajan libremente en ciertos espacios del territorio nacional… muy propiciamente.

En su comparecencia ante a la Asamblea de Naciones Unidas, en Nueva York, se concretaron estas características esenciales de su gestión, con un discurso transparentó una serie de falsedades. En especial, sus baterías fueron enfocadas al desprestigio en contra de los sectores democráticos y progresistas que estuvieron a favor de las acciones que desarrolló, durante 12 años, la Comisión Internacional Contra la Impunidad, CICIG. Discurso que fue analizado por diversos sectores nacionales y que coinciden en señalar que presentó una serie de mentiras demasiado grandes como para pasarlas por alto. El año pasado Plaza Pública hizo un análisis y descubrió, con pruebas, que el texto presentaba 9 mentiras formales. Eran falsedades, con la desfachatez y desparpajo de pronunciarlas ante la ONU.

Por cierto, la delegación oficial de este año estuvo compuesta por numerosos diputados, secretarios y ministros, así como por su esposa, en un derroche de dinero que no tiene parangón con las últimas comparecencias. Y es que, como se sabe, este fue el ultimo discurso que Morales presentó ante el más alto organismo internacional, pues si período vencerá en enero 2020. De hecho, se recetó una despedida con sus “cuates” de una semana en Nueva York, gozando de la Gran Manzana. ¿Y… a quien pasarle las facturas? ¿Al pueblo?   

Foto Nelton Rivera

Las burlas a Jimmy por su discurso

El hecho de presentarse y dirigirse a los presidentes de todo el mundo, en una Asamblea General de Naciones Unidas, es uno de los grandes hitos modernos de la actualidad en el campo de la política internacional, pero también es un mito construido con gran acierto. Los presidentes creen (o quieren creer) que en este acto de rendir cuentas oralmente, los líderes mundiales les estarán poniendo atención a sus intervenciones. En realidad, puede convertirse en una buena plataforma política internacional, pero si (y solo si) se sabe aprovechar el espacio con talento y audacia, tal y como lo hizo el presidente de El Salvador Nayib Bukele quien dirigió un discurso novedoso.

Lastimosamente, la presencia de Jimmy Morales en Naciones Unidas, no fue nada feliz ni favorable, debido a que se enfrascó en temas locales que poco peso y valor tienen en el marco de las relaciones internacionales. En este sentido, el presidente de Guatemala ha demostrado poco talento político y cero audacias, pues sus iniciativas han sido para defenderse y quejarse, para exigir que Cicig rinda cuentas y para denostar al propio organismo en el que estaba presentándose. Y, como coincidencia, sus recientes discursos están enmarcados en más de lo mismo: repetitivos y reiterativos de asuntos trillados y harto conocidos, temas con los cuales ya cansó al mundo diplomático internacional. Se conocen sus intervenciones, más que todo porque se les sigue dando alguna cobertura mediática de cierta importancia, aunque tal vez por su reconocida capacidad histriónica derivada de su experiencia frente a las cámaras, pero… a estas alturas, con apenas un 7 % de credibilidad (según encuesta internacional) termina su mandato totalmente debilitado, desgastado y externando berrinches políticos adocenado con necedades personales. Como ejemplo, al hablar ante el Congreso de Guatemala (hace dos semanas), saludando a su nietecita y en la Asamblea de Naciones Unidas citando frases filosóficas griegas, para aparentar ser un hombre culto, cuando todos saben que es ignorante de temas académicos. 

Esos excesos y desatinos, faltas de temperancia y desconocimiento del contexto político nacional e internacional, han hecho que Jimmy Morales haga el ridículo constantemente (y ponga en entredicho al país) y que sea premiado con calificaciones de risible, caricaturesco, irrisorio, chusco, etc. cuando no otros epítetos más duros que solo permiten reconocerle un hombre de nimias facultades mentales, y examinado en forma generalizada (93 %) como el peor de los bufones modernos que por una carambola llegó al poder.

Las fotografías que se agregan al final de este comentario, dan cuenta de ese imaginario que Jimmy Morales construyó con su chusco discurso en el seno de Naciones Unidas. Estas es una buena muestra (aunque pequeña) de la imagen de cómo muchos ven y perciben al presidente: fue una patética representación de la estolidez y la estulticia, ante la ONU. Jimmy Morales se dirigió ante las Naciones Unidas, en realidad hablándole a la sociedad guatemalteca, dándole más énfasis a su manera de hablar y expresar, a sus gestos, a sus ademanes, a sus enfáticos calificativos cuando se refería la CICIG, a Iván Velásquez y a Thelma Aldana, pero en el marco de un discurso anodino, intrascendente. Un discurso que nadie le pone ya atención, pese que advirtió un día antes que iba a incomodar a muchos, pero sin una justificada razón. Su exposición fue ociosa y redundante en cuanto a los argumentos para la reciente expulsión de Cicig, porque la comisión (hoy todavía) sigue teniendo un altísimo nivel de credibilidad entre los guatemaltecos y el mandatario actual ha caído en picada ante una penosa de falta de credibilidad.  Y lo que es peor: conforme pasen los meses concluirá su gestión con total desprestigio, debido a tantos errores de bulto que viene cometiendo. Es el presidente a quien más le han faltado el respeto, pues como mal comediante de televisión jamás ha tenido las credenciales políticas para liderar una sociedad tan compleja como la guatemalteca.  La generalidad lo sigue viendo como actor, no como mandatario.

Estas imágenes circularon profusamente en internet la misma tarde que el presidente Jimmy Morales habló en el seno de las Naciones Unidas en Nueva York. Estas burlas gráficas tienen una virtud: no se necesita saber leer para comprenderlas en pocos segundos y… son memorables. Además, como el típico meme: me hace reír y lo comparto abiertamente.

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