Cicig, la culpable de todos los males del gobierno

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Créditos: CICIG.
Tiempo de lectura: 2 minutos


Mientas leo las noticias sobre Cicig imagino una historia cotidiana: si el gobierno fuera un hombre sería ese macho superficialmente poderoso, fanfarrón, cabrón, pero para los sobornos, bien aspiracional, racista y transero. A quién por asares del destino le presentan a la Cicig, encantadora por extranjera. Quiera que no, sin pensarlo se va de trompa con lo foraneo.


Fotografía: Johan Ordóñez, AFP

La Cicig, al principio como toda una dama recatada y sumisa, subordinada a la actitud y propuestas del macho. Como en muchas parejas. Después de un tiempo la relación se vuelve contractual, como la de un matrimonio y ¡algo cambia! entonces la Cicig, empoderada y autodeterminada comienza a cuestionar y señalar, reprobando las acciones del gobierno-macho.

El gobierno-macho no va a ceder ni un centimetro sus privilegios, impunidades y cuotas de poder. Entonces le da por atacar y difamar a su Cicig. La relación permanece en un estira y encoge. Como los matrimonios que dejan para el espacio privado los golpes y los insultos, hasta que se venzan los mandatos. 

Una vez disuelta la relación, del gobierno-macho ardido quedarse difamando a la Cicig. Un macho cotidiano no la bajaría de puta, por revelarse, por salirse del guacal. Esto para recuperar su imagen y sus cuotas de poder. El gobierno-macho sabe que quedó debilitado y desmantelado,  ¡necesita! seguir masticando el espiritu de la Cicig, hasta que el pueblo confundido de leer lo mismo y lo mismo, olvide lo que Cicig hizo, para que no se repita.

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