Por Stef Arreaga
09 de julio del 2019
El 7 de junio del 2013, miles de mujeres, hombres, niños y niñas maya kaqchikel, de San Juan Sacatepéquez, llevaron a cabo la campaña “sembrar un árbol, para cosechar la vida”. Representantes de las 12 comunidades sembraron 25 mil árboles en las montañas y cerros de varias aldeas. Seis años después, la empresa Cementos Progreso decidió talar estos pinos para la construcción de una carretera para uso de la misma. Con esta nueva vía han cerrado el paso de las y los comunitarios, y han afectado el afluente de agua subterránea que ahí se encuentra.
Decenas de árboles fueron arrancados para construir un tramo carretero de la empresa Cementos Progreso, en San Juan Sacatepéquez y que atraviesa el Cerro El Pichol. Una de las áreas que fue reforestada en 2013, ubicado entre las comunidades el Pilar II y Los Pajoques.
Según la versión de las y los comunitarios de estas aldeas y caseríos, la empresa ha ingresado maquinaria y postes de alta tensión que fueron instalados recientemente, a través de una vía privada, ubicada en el caserío los Pajoques, y cuyo dueño solicitó ayuda a los pobladores del área occidente ante la imposibilidad de no poder impedir el paso a Cementera y una empresa llamada Alto Pino S.A. Como respuesta, los comunitarios decidieron cerrar el paso la semana pasada, para impedir que la empresa siga dañando este municipio.
¿Por qué los comunitarios se oponen a la tala de estos árboles?
Las zonas reforestadas en 2013 buscaban fortalecer el bosque de San Juan Sacatepéquez y crear un pequeño pulmón para absorber la contaminación causada por el combustible que utiliza la maquinaria de la empresa.
Los pozos que han abastecido de agua a las comunidades durante mucho tiempo para el riego de siembras y necesidades básicas en la familia, se están quedando sin el vital líquido. Mientras que los pozos mecánicos instalados por la empresa cementera absorben las reservas de agua del lugar.
En este contexto, la concentración comunitaria del 4 de julio del 2019, en el Caserío de Los Pajoques, intenta evitar que la cementera continúe comprando terrenos que atraviesan los caminos de las aldeas Ocaña, El Pilar I, El Pilar II y los Pajoques. Por esta razón la comunidad se ha declarado en asamblea permanente desde hace más de un año defendiendo su territorio y sus derechos.
La lucha por las tierras
A la cementera se le ha dificultado transitar por la carretera del Anillo Regional (un tramo de 402 kilómetros que interconecta a ocho departamentos y 58 municipios, que pretende atravesar varias comunidades de San Juan Sacatepéquez), ya que las comunidades han impedido que concluyan la construcción de dicha Carretera. La empresa al verse limitada para transitar comenzó a adquirir las tierras a través del Estado, que facilitó la ocupación de tierras pasando por encima de los títulos de propiedad. La municipalidad ha tomado partido por los intereses de la cementera. Durante casi una década esas denuncias interpuestas por las y los pobladores de las comunidades han sido engavetadas en el Ministerio Público (MP).
Los comunitarios aseguran que los dueños de las propiedades que aún no se han vendido a la empresa están siendo intimidados y se les mantiene una presión psicológica permanente a tal punto de ingresar de noche a estas propiedades para medir las extensiones de las mismas. Lamentablemente estos eventos no han sido resueltos por la justicia. Lo que persiste son los casos de criminalización y persecución en contra de quienes buscan defender la tierra, los recursos y la vida.