29 de mayo del 2019
Liliana Isabel Hernández Estrada, es una mujer maya originaria de Cantel, Quetzaltenango. Tiene 41 años y desde muy jóven se involucró en las luchas sociales, indígenas, campesinas y en la defensa del territorio y los recursos de la madre tierra. Ha trabajado desde entonces, en distintas organizaciones a nivel nacional, pero también se ha proyectado a nivel internacional sin perder sus raíces y su vida comunitaria.
Desde niña fue descubriendo que Guatemala era un país en donde se tenían que esconder los libros, que la guerra trajo consigo hambre, pobreza, desplazamientos forzados y sobre todo falta de oportunidades para poder desarrollarse académicamente, sobre todo en el área rural. Esto no fue obstáculo para Liliana, con su esfuerzo y el de su familia logró graduarse de la universidad.
Actualmente es candidata a la vicepresidencia por el Movimiento Político Winaq, junto con el candidato a la presidencia Manuel Villacorta. Ambos han decidido emprender esta travesía con la intención de transformar el Estado de Guatemala desde las bases.
¿Cuál es su profesión y a qué se dedica?
Desde hace 11 años soy abogada y notaria por la Universida de San Carlos de Guatemala (USAC). Estudié una especialidad en proyectos sociales y una formación internacional de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, sobre el Sistema Interamericano de Derechos Humanos. Soy la primera mujer de mi familia que se gradúa a nivel universitario y la primera de la familia porque ni los hombres han tenido acceso a esta oportunidad.
Tengo cerca de 22 años de ser defensora de derechos humanos. He acompañado casos en la lucha por la tierra en conflictos agro ambientales y defensa de la tierra, y la denuncia a violaciones en derechos como el agua, el ambiente y saneamiento.
¿En qué áreas ha trabajado estos temas?
Trabajé como asesora legal en diferentes departamentos y diferentes problemáticas. Me he dedicado al apoyo de los pueblos en la defensa de los derechos sociales, económicos, culturales y colectivos de los pueblos indígenas que han sido violentados. He acompañado casos emblemáticos en la lucha por la defensa de la tierra, ahí empezó mi lucha más cercana con las comunidades.
¿Cómo y desde cuándo empieza su participación social?
Empecé desde muy jóven, en organizaciones comunitarias. En mi municipio participé en un grupo de jóvenes que se llamaba grupo Ecológico Albura. Trabajábamos por el medio ambiente. Siempre tuve la formación de mi padre, él fue político y nos informaba lo que pasaba en ese campo. Pero además, hay una historia familiar materna y paterna de despojo de tierras de ambas familias, en la que los abogados fueron los actores del robo. Estos eran aspectos que me preocupaban desde niña, y saber que habían limitaciones a la libertad de expresión, por ejemplo, cuando mi papá nos hablaba de temas políticos nos hacía la advertencia que nunca podíamos comentarlo.
Cuando yo tenía como cuatro años ví pasar frente a la casa, en la carretera, una tanqueta del ejército y le dije a mi papá, él me respondió ¡callate por que nos van a venir a matar! También en esa época de los ochentas, pude encontrar un lugar en donde mi papá tenía escondidos libros y revistas relacionados a la historia de Guatemala, periódicos con información de Rios Montt. No había libertad para poder leer, y por supueso que los libros no deberían de ser escondidos, pero yo tuve acceso a ellos y los leí.
Mi interés por la política surge a través de todo este recorrido, por diversas organizaciones, el conocimiento de la problemática agraria, el acompañamiento a comunidades que denunciaban violaciones a los derechos medioambientales. Al acompañarles a hacer la denuncia ante el Ministerio Público (MP), ante el Instituto Nacional de Bosques (INAB) y las diferentes instituciones que no daban respuestas. Decían que no habían vehículos, que no constituía delito o que ya las pruebas no existían. También pude ver la indiferencia de los ministerios de no recibir a las comunidades, no querer hablar o no dar una respuesta y hasta culpando a las comunidades de lo que sucedía. A partir de ahí, y de una acumulación de denuncias sin que haya recibido una respuesta del Estado, logré concluir que era importante la participación política. Porque es tanto en el Congreso de la República donde se emiten las leyes, como del organismo Ejecutivo, en donde también se ejecuta y se pueden tomar decisiones respecto a cómo abordar la problemática del país, en donde yo claramente veía una problemática de exclusión social, un racismo y discriminación estructural. Por ejemplo, el presupuesto no era focalizado hacia esas áreas, sino que a favorecer empresas, a ciertas personas con empleos que no generaban ningún impacto favorable en el bien común de las comunidades.
¿Y con el sector justicia?
No era como lo pensé, como cuando estaba en la universidad. Pensé que ser un buen estudiante y plantear argumentos sustentados sobre la legislación nacional como instrumentos internacionales, era como suficiente para poder acudir a la justicia y que los jueces otorgaran lo que nosotros estábamos pretendiendo. No fueron precisamente los resultados que veía. O si bien teníamos una sentencia favorable no era ejecutada, porque en relación a derechos sociales, y el Estado siempre justificaba que no había supuesto, o que no era su rol, entonces esta indiferencia del Estado y la justificación de la falta de cumplimiento, hizo que llegara a la conclusión que era importante una participación política.
¿En ese momento decidió involucrarse políticamente con Winaq?
Buscaba participación política en un partido sólido, uno que tuviese una ideología coherente con esa justicia social a la que yo aspiraba. Hace 10 años me integré a este movimiento político cuando estaba fundándose, fui de las primeras personas afiliadas y reunimos firmas. La participación política empieza desde ahí, pero como militante ha sido difícil. Entonces formalmente o legalmente tuvimos esta participación con el partido en el tiempo que teníamos disponible. Mientras tanto yo continuaba con la participación social con las demandas de las comunidades.
¿Cuál es el caso más reciente que acompañó?
El caso más reciente es el acompañamiento a comunidades de la Costa Sur, (Mazatenango y Retalhuleu), por el desvío de los ríos, contaminación, secamiento de pozos y afectaciones por la quema de la caña de azúcar y el uso de agroquímicos.
¿Cuál ha sido su experiencia de trabajo con mujeres?
He acompañado capacitaciones y elaboración de planes estratégicos de incidencia en el área de Quetzaltenango. En esta región hice un estudio que concluyó con un plan estratégico sobre la participación política de las mujeres, determinando cuales son las facilidades y dificultades para la participación. Pude identificar que hay municipios en donde hay mucho machismo, pero otros en donde hay mayor organización de las mujeres. Por ejemplo Cantel, es en donde más organización de mujeres hay al rededor de actividades religiosas, económicas y con incidencia política.
Tuve también la oportunidad de trabajar como abogada y asesora para la Defensoría de la Mujer Indígena, una institución creada por los Acuerdos de Paz. Ten esta experiencie también tuve la oportunidad de conocer sobre la administración pública.
¿Porqué hacer binomio con Manuel Villacorta? ¿Cómo se complementan en el trabajo con los objetivos que cada uno tiene ?
El Movimiento Político Winaq tuvo dos experiencias en elecciones pasadas. Tuvimos como candidata a la presidencia a una mujer indígena y vimos las actitudes de rechazo, discriminación y racismo muy fuertes. Eso causó el replantiamiento de los objetivos y la estrategia para ajustarnos a nuestros principios como Winaq. Como el respeto a la diversidad, a las relaciones armónicas entre hombres y mujeres y, siendo un movimiento que nació de grupos de líderes, personalidades y grupos de pueblos indígenas, era importante dar un giro a la mirada y no solamente pensar que Guatemala es solamente indígena. Sino que también estamos compuestos de cuatro pueblos, y es importante avanzar en ese sentido.
Hace unos cuatro años se dieron muchos discursos de odio y de discriminación hacia defensores de derechos humanos. Era el momento de hacer un llamado a la unidad nacional con alguien que también apoyara las luchas, la justicia social de los pueblos indígenas. Así conocimos a Manuel Villacorta, académico, periodista y pequeño empresario que estuvo de acuerdo someterse a una consulta desde las bases del partido y también hacerse acompañar por una persona mujer o mujer indígena. La combinación de ambos sale de las bases del partido. Yo nunca hubiera pensado en esta candidatura, pero sale el planteamiento de acompañar al Dr. Villacorta, de representar a las mujeres indígenas y fue una decisión que tomé, tomando en cuenta que estabamos en este contexto adverso de discriminación. Sabía además que tendría que sacrificar tiempo con mi familia, pero a la larga vale la pena, porque estamos abriendo brecha, motivando a más mujeres a que participen y que no veamos barreras.
¿En lo personal, qué retos implican ser candidata a la vicepresidencia?
En mi caso vencer limitaciones que como mujeres tenemos. El hecho de ser cabeza de familia y separarme de ellos por tanto tiempo no es fácil, ni tampoco es fácil desplazarme de mi pueblo hacia la ciudad capital. Además, enfrentarme a ese campo político que ya vemos que hay candidatos que llevan invertidos millones. Tenemos la confianza en cambiar el sistema político, desde la participación de las mujeres dentro de otra práctica política y otra forma de hacer campaña. Yo me siento orgullosa y satisfecha de haber aceptado este desafío.
¿Cuál fue la reacción de los demás al ver que usted era candidata?
Todo mundo se sorprendió, pero lo recibió con mucha esperanza y mucha alegría. Pude ver el efecto positivo a todo nivel en mi comunidad, en mi departamento y a nivel nacional, ví que todo mundo se sorprendía y eso me da mucha satisfacción.
¿ha recibido ataques por se mujer indígena?
La primera muestra de ataque fue decirme que yo no era indígena, que yo estaba vestida de indígena. Es un prejuicio que se tiene de no aceptar ver a personas indígenas en estos cargos. Es un mensaje a la inversa de lo que le han dicho a mi colega, pero que también lleva ese prejuicio.
Otro comentario que tuve, fue que yo escribí en mi perfil de redes sociales que era importante conocer la historia y la ideología del partido, y hubo un comentario de una persona que me dijo: bueno que lástima que no estemos en México porque ahí se le quita la cabeza a quienes nos humillan. Claro, me di cuenta que era una expresión de amenaza.
También algunos entrevistadores me han preguntado directamente por qué siendo indígena me he postulado como vicepresidente. Cuando a muchos candidatos mestizos, de partidos de derecha que no han tenido ningún trabajo de tipo social nadie les hacen este tipo de cuestionamientos.
De esa manera he visto y percibido estas acciones de prejuicio, de discriminación y de intimidación. Siempre he sido una mujer que rompe esquemas y no me detengo ante actos de discriminación.
¿Cuál es el principal objetivo que tiene si logra llegar a la vicepresidencia?
Lo primero es la convocatoria al diálogo nacional. Para comenzar a trabajar una propuesta que nosotros tenemos, pero que necesitamos escuchar a los demás sectores. Para eso es importante tener un buen equipo en el gobierno, así que también haremos una revisión de la escala de calidades del personal y salarios. No podemos tener personal con salarios excesivamente altos mientras la población está sufriendo de hambre, eso es algo intolerante, empezando por mi persona y el equipo.
Hay que hacer la reestructura y remodernización del Estado y para eso se necesita ese diálogo nacional para iniciar la regionalización de la administración pública.
¿Tiene Winak una propuesta sobre femicidio, aborto, abuso infantil y protección a la niñez?
Si, esto está contemplado en los temas de seguridad. Son temas bastantes delicados sobre todo porque los entes investigadores tienen que tener ese enfoque de derechos, la perspectiva de género, que tiene que atravesar la investigación. Pero además de la investigación y el castigo a estos actos reprochables, es la prevención a través de la educación.
Tenemos previsto aumentar el fondo de salud pública y educación. Pero también revisar los contenidos, basados en que se disminuyan los niveles de machismo, de intolerancia, violencia y misoginia contra la mujer y contra las expresiones diferentes.
Nosotros siempre vamos a apoyar la vida, el proyecto de vida de las niñas, las decisones de las mujeres.
Cuando usted me habla de las deciones de las mujeres y niñas, ¿Cuál es la posición de ustedes ante el tema del aborto?
Nos preocupa el embarazo en niñas. Nosotras estamos a favor de la vida de las niñas y en este tema, desde el ejecutivo vamos a trabajar la prevención de los embarazos.
Hay una gran tasa de niñas embarazadas a causa de abuso en el mismo núcleo familiar o vecinos, ¿cómo lo abordarían ustedes ?
En ese caso la agenda legislativa va a apoyar la decisión que puedan tener los padres y madres en relación a la vida de la niña. Creemos que se debe discutir a profundidad y siempre vamos a apoyar a las niñas. Si se da el embarazo que sea su decisión, porque creemos que es importante decidir sobre su vida y su cuerpo.
¿Ustedes están abiertos a escuchar propuestas en temas por parte de la ciudadanía?
Claro, creemos que hay temas en los cuales estamos en plena disposición, sobre todo si se trata de la defensa de los derechos humanos y que hay expertices relacionadas a los temas, estamos dispuestos a escuchar.
Guatemala es un país con muchas prioridades, y no queremos dejar fuera ningún tema, y a lo mejor no todos los temas son tan visibles, pero no por eso dejan de ser importantes. Es bueno que se conozca que estamos abiertos a escuchar a estos grupos vulnerables.
¿Cómo analiza este proceso electoral lleno de señalamientos, financiamiento electoral ilícito, narcotráfico y transfuguismo, qué salida ve usted para salir de esta situación?
Nosotros vemos con gran preocupación esta incertidumbre jurídica, todavía no está claro cuántos binomios pueden estar inscritos. Nosotros vemos con optimismo que la población y desea elecciones libres y un cambio en el país. Ante ello, nosotros hacemos una propuesta a la unidad, por eso nuestro binomio se proyecta a la unidad y la lucha contra la corrupción.
¿En el caso de no ganar las elecciones en qué continuaría trabajando usted?
Hay mucho por hacer en Guatemala, seguiría trabajando en proyectos, generación de economías, grupos campesinos y temas sociales de forma independiente o atendiendo a alguna propuesta que pueda surgir.
¿Qué mensaje le puede dar a las mujeres que van a votar el próximo 16 de junio?
Que en esta conyuntura electoral, a pesar de que pareciera que no hay una claridad de propuestas, sí las hay. Es importante que volteen la mirada hacia los partidos que no hemos gobernado, hacia los nuevos liderazgos, capaces, jóvenes, mujere y personas preparadas que venimos de comunidades. Para que nos den su voto de confianza y nos den la oportunidad de demostrarle que en Guatemala sí habemos personas que queremos trabajar.