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Créditos: publinews.gt
Tiempo de lectura: 3 minutos

28 de febrero 2019

“¿Más importantes las decisiones  de los jueces que los votos en las urnas?”

Estoy absolutamente seguro que la elecciones de 2019 van a ser recordadas como aquellas en donde fueron más importantes las decisiones  de los jueces que los votos en las urnas. ¿Exagero? Posiblemente, pero no se puede dejar de ver este ángulo realmente perverso del proceso que está en curso. Faltan apenas dos o tres semanas para que el mismo inicie en su fase de campañas políticas sin limitaciones, salvo por supuesto, aquellas que manda la ley….

El tema central es que la mayoría de candidatos presidenciales,  unos 20 al menos, tiene en su expediente un juicio por algo, o una demanda de antejuicio por razones que van desde las investigaciones de la Cicig, que iniciaron cuando plantearon el tema del financiamiento ilícito de campañas electorales,  hasta una mala mirada, que es la nueva manera de hacer campañas electorales, que no políticas,  poniendo demandas o amparos en los tribunales. Realmente es la de nunca acabar. En este contexto solo recuerdo una frase adjudicada a un político mexicano del siglo XIX o XX temprano, que decía, palabras más, palabras menos. “A mis amigos, la comprensión y la ley. A mis enemigos, la ley a secas.”  Es entonces el reino de la incertidumbre.

Foto: publinews.gt

En medio de este proceso electoral absolutamente atípico, resulta que las mejores energías se dedican en todos los grupos o partidos o candidatos,  al trabajo de desvanecer las faltas o delitos por los que son acusados, y entonces el terreno propio de las campañas electorales como son los planteamientos programáticos, los planes de gobierno o municipales, no llegan, no aparecen, no existen de hecho, en esa especie de debate en donde los abogados y jueces se dedican con toda suerte de expresiones de litigio malicioso, a darle un golpe en la cabeza a un proceso electoral que debería ser democrático pero que devino un show del tipo Cristina, Doctora Polo o la señorita Laura.

Lo grave de todo esto es que la sociedad guatemalteca se queda sin saber, bien a bien, que hay de nuevo en estas nuevas elecciones. El banderazo de salida para la fase de campaña por el voto, es la segunda o tercera semana de marzo, y todavía no sabemos cuántos candidatos o partidos podrán participar por todos los escollos legales o legaloides que deben resolverse antes que todo esté definido. Y aún está pendiente una lista de corruptos transnacionales que ofrece desde hace semanas la congresista Norma Torres como vocera de la comisión de relaciones exteriores del congreso norteamericano.

Mientras tanto, la sociedad ignora cuál es la diferencia entre el partido A o B, entre el F y el X, pero sobre todo, ignora que propone cada uno de los partidos que están puestos o que estarán puestos en el cartón de lotería 2019. Es lo que realmente preocupa. Hoy día no sabemos cuáles son las propuestas políticas de los diferentes partidos. Y no hay nada de posición sobre temas de indiscutible interés nacional: como ejemplo, se anuncia que unos 2 millones de usuarios de la energía eléctrica verán aumentos en sus facturas de fin de mes. Que dicen los partidos o los candidatos de esta muestra abuso de empresas como Energuate que en verdad debería ser por lo menos, intervenida por el mal servicio que presta y los cobros que como vemos son de escándalo.

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