25 de diciembre de 2018
Pasar de trabajar en un call center a dedicarse a la música en Guatemala, puede asemejarse a dar un salto al vacío. Esto fue lo que hizo Danny Marín, conocido dentro de la cultura urbana como “Kontra”, lleva bastantes años construyendo una carrera musical. Inició rapeando en fiestas de amigos y ahora ha logrado llegar a escenarios con más de 3 mil personas en el público.
Danny vive en el límite entre la Ciudad de Guatemala y Mixco. La terraza de la casa donde habita junto a su mamá y algunos de sus hermanos, resguarda varios grafitis que él y sus amigos han pintado. Hay dos cuartos, uno de ellos es su habitación, en el cuarto contiguo instaló su estudio musical y trinchera, donde ha producido sus últimos dos trabajos musicales.
Kontra nació el 20 de septiembre de 1993 en un hospital ubicado en el Bulevar El Caminero, en Mixco. Mientras enciende un cigarro cuenta que cuando nació, su tía tuvo que meterlo en su blusa y trasladarlo al sanatorio Juan Pablo II, porque aquel hospital no tenía incubadora y el necesitaba de este aparato para no morir (nació de 6 meses). Luego de 15 días de atención medica logró sobrevivir.
Es el menor de siete hermanos, su papá decidió nombrarlo Danny, por su hijo más grande que nació en Puerto Rico y vive en Nueva Jersey -en aquellos años su padre sabía que no volvería a ver a su primogénito-. Danny relata que su papá ya tenía 50 años cuando él nació y que se dedicaba a muchas cosas para sostener a la familia, desde vender automóviles hasta ser el administrador del condominio donde vivían en los años 90.
El primer encuentro de Danny con la música fue en la iglesia, tenía 7 años y obligaba a sus papás a sentarse a la par de la banda cada domingo en los servicios, le prestaba especial atención a los movimientos del baterista, luego lo imitaba durante toda la tarde tomando como instrumentos ollas de la cocina de su casa. Convenció a su papá de comprarle una batería y terminó tocando en el grupo de la iglesia.
Cuando tenía 8 años falleció su papá. Esto marca su vida y la de doña Aura Leticia Rosas, madre de Danny, quien, trabajando en el restaurante de la familia, logró sacar adelante a los suyos.
Danny ha dejado en sus canciones varios mensajes para su papá, en “Lejos” le describe la dura situación que se vive en Guatemala y cuánto lo extraña:
Danny estuvo alejado un tiempo de la música, la iglesia nueva a la que iban no tenía banda y entonces dejó la batería. En el 2008, ya con 14 años, viaja a Nueva Jersey para conocer a sus dos hermanos mayores.
En ese viaje descubre el rap, gracias a la influencia de su hermano, quien había crecido escuchando raperos de Puerto Rico. Danny ya sólo escuchaba rap y cuando una canción le gustaba mucho la transcribía para sumergirse en el patrón de rimas. Con el tiempo comenzó a conocer otros raperos y rimas que parecían estar escritas directamente para sus vivencias personales y sentimientos.
Algunas canciones y versos contenidos en el rap muchas veces se convierten en mensajes que parecen encuadrar con la vida de quien escucha, situación que vivió Danny con raperos como Nach, un español que forma parte de la esfera más reconocida del Hip Hop en castellano. En aquellos años de adolescencia, Danny nunca se hubiese imaginado que en el 2017 en un parqueo de un centro comercial compartiría escenario con Nach.
En el diversificado Danny estudió diseño gráfico y comenzó a rapear y a hacer grafiti con un amigo. Recuerda que al escribir su primera canción, ese mismo fin de semana hizo una presentación en el cumpleaños de una amiga. Pasan los años y comienza a introducirse de lleno al rap y conociendo más personas que le ayudarían a crecer en todo sentido.
En el 2010 se gradúa de nivel medio, pero el rap aún era algo que sólo hacía de vez en cuando, no lo tomaba tan en serio. Fue hasta el 2012 cuando ya estaba en la Universidad de San Carlos, estudiando y trabajando en el restaurante de su mamá, cuando junto a un grupo de amigos raperos y productores, deciden armar un crew (colectivo) llamado Última dosis, allí Danny conoce a personalidades como Rebeca Lane, quien únicamente escribía poemas en ese momento, pero bajo la influencia de Kontra y el resto del grupo, empieza a rapear.
En aquellos años, Danny decide que quiere dedicar su vida a la música, pero el camino no fue sencillo…
Dejó la universidad, su mamá le dijo que tenía que trabajar, así que empezó a laborar en un call center en la zona 10. Inician varios años de desvelos, noches de grabación, sábados de conciertos y borracheras interminables.
En la época del call center, el agitado y nada agradable mundo laboral sirvió para que Danny tomara inspiración y surgiera una de sus canciones más emblemáticas hasta ahora:
Con el paso del tiempo y del trabajo realizado junto a su equipo, comienza a encontrar un estilo sólido y propio en sus canciones. Nunca se limitó, pues no pensaba estar únicamente en conciertos de rap. Desde hace tiempo tiene claro que el hip hop en Guatemala no crece porque se mantiene encapsulado. En ocasiones Kontra no ha sido bien recibido por esta escena. Él, por su parte, comparte escenarios con otros movimientos como el ska; incluso encontró una gran puerta en los afamados miércoles de cumbia, organizados por el dj Básico 3.
Hace dos años decidió salir del call center. Actualmente vive de las ganancias que le dejan sus discos y los conciertos. Ha llegado al punto donde debe evaluar cuáles eventos tomar, porque la agenda está llena casi siempre. Esta es una dicha que pocos músicos en Guatemala tienen.
Al hablar con Danny sobre Guatemala, tiene claro que existe mucha desigualdad y que personas como él tienen muchos privilegios de los cuales es necesario estar consciente. Cree que la mayoría de personas que crecimos en la ciudad no tenemos una identidad, vivimos en una burbuja y olvidamos que Guatemala es más que un par de centros comerciales bonitos en una ciudad.
“Guatemala es bien dura, es cruel y despiadada; tenemos que poner los pies en la tierra”.
Conocer el pensamiento y vida de la persona que está detrás del artista, hace posible sentir más de cerca los mensajes que plasma en sus letras. Tal es el caso de Danny, quien ha tenido como pilar en su vida a su mamá y en su último álbum le da un espacio en el tema Cielo:
A Danny no le preocupa que un día dejen de escucharlo. Desea seguir haciendo música aunque nadie lo escuchase en un futuro. “Yo de viejo me imagino tocando tambores en una banda de salsa”, dice entre risas.
Actualmente se encuentra trabajando un nuevo disco en Nueva Jersey, aquella pasión por la música que inició en las tardes de domingo tocando una batería de utensilios de cocina, se convirtió en su día a día y en su forma de vivir.