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Créditos: Nelton Rivera.
Tiempo de lectura: 3 minutos

14 de noviembre de 2019

Ante la injusta condena del hermano q’eqchi’ Bernardo Caal Xol y los ataques contra Rigoberto Juárez y otros defensores del territorio, y las recientes declaraciones de Monseñor Álvaro Ramazzini apoyando la construcción de hidroeléctricas:

Expresamos

Las comunidades que vivimos en la cuenca del río Chixoy y Copón, de los municipios de Ixcán, Uspantán y Cobán, amenazadas por la construcción del proyecto hidroeléctrico Xalalá y conexos, vemos con indignación la criminalización a las y los defensores del territorio y la violación a nuestros derechos como pueblos indígenas. Nos duele profundamente que líderes religiosos justifiquen la ambición de las empresas generadoras de electricidad y olviden los sufrimientos que ese tipo de proyectos ha causado en la vida de los pueblos indígenas.

Para nosotros como comunidades Q´eqchi´, que dependemos de la Madre Tierra para sobrevivir, nos indigna que continúe el despojo que hemos sufrido desde la invasión española. ¡Defender la vida y el territorio no es un delito! Nosotros no podemos quedar callados ni olvidar las masacres cometidas en contra de 33 comunidades Achi’ durante la construcción de la hidroeléctrica Chixoy, ni el hecho que hasta hoy en día no se les ha cumplido con la reparación de los daños y con las promesas de llevar el desarrollo a las comunidades afectadas. No olvidamos la muerte de cuatro hermanos Q´eqchi´ de Monte Olivo, Cobán, Alta Verapaz, incluyendo a dos niños, con tal de construir la Hidro Santa Rita. Rechazamos la destrucción del Río Ox eek´ en Cahabón, sitio sagrado del pueblo maya q’eqchi’, y la sentencia a 7 años y cuatro meses de cárcel contra de nuestro hermano Bernardo Caal Xol, por un juzgado de Alta Verapaz. No podemos quedar indiferentes ante la destrucción de los ríos Pontila e Ikb´olay en el área protegida Laguna Lachúa. No podemos quedar callados ante la ola de violencia contra los derechos de pueblos indígenas por defender la tierra que nos da de comer y los ríos que nos dan vida.

No estamos en contra de la generación de energía por medios alternativos. De lo que estamos en contra es de la destrucción de nuestros cerros y ríos sagrados para el aprovechamiento de grandes empresas trasnacionales. Llamamos a los diferentes actores a informarse sobre los planes y políticas del gobierno y empresas. Les pedimos analizar ¿energía para qué y para quién? ¿Y a qué costo socio ambiental? Según fuentes gubernamentales nuestro país produce actualmente suficiente energía eléctrica para satisfacer la demanda nacional hasta el año 2030. Con una capacidad instalada de al menos 2,700 megavatios, Guatemala es el principal generador y exportador de energía en Centroamérica. Por si fuera poco, los Planes de Expansión de Generación y Transmisión Eléctrica consideran la construcción de 67 nuevas hidroeléctricas, especialmente en los departamentos de Alta Verapaz (12), el norte de El Quiché (7) y Huehuetenango (5), sin importar el daño y sufrimiento que causen esas obras en la vida de los ríos y sus comunidades. La energía que producen esas hidroeléctricas está destinada principalmente al mercado de exportación, no a satisfacer las necesidades de la población. Es por eso que ninguna de las 82 comunidades de la Zona Reina, Uspantán, recibe energía del sistema nacional de distribución eléctrica, a pesar de que su territorio se ha visto afectado por las hidroeléctricas Chixoy, Palo Viejo 1 y Palo Viejo 2, Cuatro Chorros en fase de estudios por la empresa ENEL y otros dos proyectos de la empresa Hidro energía, propiedad de la familia Asturias Degenhart.

Exigimos al estado de Guatemala respete el derecho al consentimiento, libre, previo e informado. Todas las mesas de dialogo no funcionan, porque el Estado no actúa de buena fe, lo hace a través de la cooptación de líderes o de falsos dirigentes, entienden el diálogo y la consulta como una simple negociación para que vendamos nuestra madre tierra a cambio de pequeños proyectos.

Pedimos a la iglesia católica que trate de entender nuestra cosmovisión y respete nuestra forma de desarrollo, nuestras formas de vida y la decisión sobre nuestros territorios. Que trate de escucharnos desde los principios de la iglesia católica que buscan proteger la creación de Dios y especialmente la vida de los hermanos más pobres y necesitados.

Animamos a nuestras hermanas y hermanos que hoy en día están defendiendo la madre tierra, les decimos que cueste lo que cueste, no nos cansaremos de velar por el bien común, por defender nuestros derechos.

¡RÍOS PARA LA VIDA, NO PARA LA MUERTE!

¡AGUA TIERRA Y ENERGÍA, NO SON MERCANCÍA!

ASOCIACIÓN DE COMUNIDADES PARA EL DESARROLLO, DEFENSA DE LA TIERRA Y LOS RECURSOS NATURALES-ACODET-

Desde la Cuenca del río Copón y Chixoy, 12 de noviembre 2018

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