Emma Guadalupe Molina Theissen habla ante el Tribunal buscando justicia y dignidad

COMPARTE

Créditos: Elegimos vivir.
Tiempo de lectura: 3 minutos

 

Muy buenos días. Es la primera vez que me dirijo a un Tribunal Nacional y agradezco la oportunidad de que me estén escuchado. Yo quiero en primer lugar, ratificar lo que han manifestado  mis abogados, testigos y peritos, que son hechos ciertos, mi cautiverio, la tortura, la violencia sexual son responsabilidad de los acusados y muy particularmente del señor Zaldaña.

Quiero ratificar el hecho de mi fuga, como un hecho que no es raro, es rarísimo; porque si no, no hubiera habido 45 mil desaparecidos en este país. Quiero contarles  muy brevemente que no me mataron pero si destruyeron profundamente mi vida, durante muchísimos años en los que estuve llena de terror, llena de dolor, años en los que no me consideraba merecedora de la vida, consideraba que mi vida era una vida robada a mi hermano. Y que lo más importante, que lo había hecho por mí que era salvar mi vida, y que había llenado de orgullo y de sentimientos de logro en el momento que se produjo mi fuga se convirtió en el peor error, en el peor día de mi vida, en la peor decisión. Porque significó el secuestro y desaparición de mi hermanito.

Quiero decirles que he vivido aplastada por la culpa, llena de vergüenza, llena de dolor, llena de asco, mucho asco, no tienen idea. Profanaron mi cuerpo, violentaron toda mi humanidad y eso me va acompañar toda la vida. Hoy saco fuerzas de todo el amor que he recibido durante todo este tiempo, saco las fuerzas del amor de mi padre aunque fue tan distante, alcohólico, duro, difícil, nunca, jamás violó a una mujer ni desapareció a ningún niño.

Saco fuerzas de mi madre que es un ejemplo de fortaleza y de dignidad. Saco fuerzas de mis hermanas que han buscado la justicia durante décadas aun en contra de mi desesperanza, en contra de mi sentimiento de profunda derrota, saco fuerza del amor de tanta gente que me ha acompañado, me ha apoyado, me ha sostenido durante tanto tiempo. Y vengo a pedirle al Tribunal que su sentencia  sea una sentencia proporcional al daño provocado.

Quiero pedirles que cada una de las personas que han pasado por esta silla y han declarado su dolor, las madres, los padres, los hermanos de los desaparecidos, sean tomados en cuenta, que de alguna manera se les dignifique a través de esta sentencia, muy particularmente, Julio César del Valle, Héctor Alvarado Chuga, las niñas Portillo, el doctor Calderón. Y quiero decirles también que lo que ustedes nos digan el día de hoy, va ser algo tan importante no solo para mi familia sino para miles de familias. Yo renuncié muchas veces a la vida, muchas, muchas veces.  Estuve al borde de morirme, de matarme.

Nunca pensé, jamás consideré la posibilidad de la justicia. Y este proceso ha sido tan reparador, tan sanador, porque significa que el Estado que tanto nos lastimó, que tanto nos ofendió a través de las fuerzas armadas, ahora nos escucha, nos cree o que tal vez es posible que diga la verdad, nos digan lo siento, con este juicio, nos está diciendo sentimos lo que les pasó.

No importa en qué términos sea la sentencia, no importa. Este proceso nos ha dado la oportunidad de contar nuestra verdad y de pedir la justicia que merecemos.

Y finalmente, quiero decirles a los señores acusados, que les devuelvo la vergüenza, que les devuelvo el terror, no puedo deshacerme del dolor y jamás podré deshacerme del asco, les dejo con su odio. Porque se necesita mucho odio para hacer lo que nos hicieron. Merecemos justicia, merezco justicia y quiero que los acusados se queden con todo lo demás y ojalá tengan un poquito de honor y nos digan dónde está Marco Antonio. Muchas gracias.

Escuche acá el audio completo

COMPARTE