Una mina que devora, aldeas desaparecidas y peces engusanados

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Créditos: Juan Calles.
Tiempo de lectura: 4 minutos

Texto y fotografías: Juan Calles

Desde hace cuarenta días y cuarenta noches, los pobladores de Santa Rosa, Jutiapa y Jalapa realizan una manifestación pacífica frente a la Corte de Constitucionalidad -CC, en la zona uno capitalina. Desde esa fecha están allí a la espera del fallo de la CC en relación a la extracción minera que se realiza en San Rafael las Flores.

Algunos meses después que la minera San Rafael inició sus trabajos de extracción en la región, la comunidad de la Cuchilla, integrada por más de cien familias, fue desplazada de su asentamiento debido a que los trabajos de la mina los dejaron sin agua, sin cosechas, sin tranquilidad, sin paz. La Comisión Nacional para la Reducción de Desastres (Conred) declaró inhabitable el lugar y las familias debieron abandonar su aldea, desapareciendo así una centenaria comunidad Xinka.

A los pobladores les indemnizaron por una porción de tierra, no así el área de cosecha, ni las pérdidas que sufrieron. Además de perder la herencia centenaria que dejaron en una tierra desolada y muerta por la extracción minera.

Juan Antonio Reyes, miembro de una de las comunidades representadas en la manifestación permanente y pacífica; afirmó: “Estamos aquí representando la voz del pueblo, de los municipios, de las comunidades de la región norte de Jutiapa y de Jalapa, del pueblo Xinka”

Además afirmó que su objetivo principal es que el fallo sea a favor del pueblo y que la mina San Rafael que tanto daño ha hecho a Santa Rosa, y que se le ordene de forma legal el cierre definitivo.

“Queremos que se cierre la mina porque en primer lugar el pueblo Xinka no fue consultado, ni el municipio de San Rafael, ni los municipios aledaños, ellos llegaron con engaños, en estos días hay mucha contaminación, daño al medio ambiente, los productos agrícolas de la región ya no se están dando. Los ríos y los afluentes ya están contaminados, todo ello por la invasión de los extranjeros que llegaron a instalar este proyecto que no trae ningún beneficio a la región”

Según la ley, los magistrados de la CC tenían 5 días para resolver el amparo, sin embargo, aún no han hecho ningún pronunciamiento, por lo que los miembros de las comunidades Xinkas están dispuestos a estar en el lugar por tiempo indefinido.

Recuerdan que cuando la mina inició operaciones el ex Presidente Otto Pérez Molina firmó la autorización un 23 de diciembre, cuando todo el país celebraba las fiestas de fin de año. Esta vez, los comunitarios afirman estar muy atentos incluso durante estas fechas para que no les tomen por sorpresa.

“Queremos dejar claro que Santa Rosa, Jutiapa y Jalapa no quieren minería, al igual que todo el país, lamentablemente, las instituciones encargadas hacen oídos sordos a las peticiones del pueblo, entonces nuestra lucha va a continuar.

Específicamente no se puede decir cuándo nos vamos a ir de aquí, porque ellos tienen en sus manos el fallo, y dependiendo del fallo continuamos en la lucha, no importan las fechas, no importa lo que se esté celebrando en este mes, nosotros continuamos en favor de la vida y la naturaleza.”

Hemos entendido que esta es la única manera

Algunas champas elaboradas con mantas vinílicas, una estufa de cuatro hornillas, un altar para la virgen de Guadalupe, es todo con lo que cuentan los comunitarios Xinkas, así han vivido los últimos 40 días y 40 noches, se turnan cada 24 horas para estar en la resistencia y hacerse cargo de sus trabajos agrícolas. Además de su presencia frente a la CC, en el municipio de Casillas resisten ya hace cinco meses evitando que circulen los camiones de la minera, de esa manera bloquean el paso de los suministros y gasolina para la Mina.

“Estar aquí es físicamente cansado, psicológicamente le afecta también a uno, moralmente también, uno deja a su familia, su casa, su trabajo, en estos tiempos todos estamos atrasados con la cosecha de la época, dejar 24 horas a la familia no es fácil, pero hemos entendido que es la única manera que tenemos nosotros para mostrar nuestro rechazo a estas empresas.

Dormir a la intemperie no es fácil, el frío es duro, si la gente aquí en la capital, en sus casas, en sus lugares de trabajo pasa frío, imagínese cómo es estar aquí frente a la CC. Uno sufre, pero todo uno lo hace por amor, por amor a la naturaleza, por amor a los que vienen después de uno, para dejarles un ambiente sin contaminación, es triste y es duro estar aquí pero la lucha es válida.”

Esta tarde de diciembre hace frío, los campesinos Xinkas hablan con convicción, y cada uno cuenta una historia de cómo la Mina San Rafael ha afectado sus vidas y las vidas de los niños de la región, hablan de infecciones en la piel, de aldeas desaparecidas, de ancianos desesperados por el ruido y los temblores, peces engusanados, ríos desviados y envenenados, corrupción y miedo, discriminación de los capitalinos a sus luchas y reivindicaciones; pero jamás dejan de hablar viendo a los ojos con seguridad y con valor.

La solidaridad necesaria

La resistencia Xinka frente a la CC necesita de agua pura, de frazadas, comida alimentos y la presencia de personas interesadas en proteger la naturaleza, la solidaridad es necesaria en la resistencia pacífica.

“Cuando esta lucha se gane será un triunfo de toda Guatemala, no solo de las comunidades Xinkas, por eso es necesaria la solidaridad de los guatemaltecos y guatemaltecas” concluye Juan Antonio Reyes.

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