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Liggia Elena García, una voz artística

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Créditos: Liggia Elena García 
Tiempo de lectura: 5 minutos

Texto: Jasmín Carrillo

Liggia es una artista visual de 29 años que reside a 127 kilómetros de la capital, en el departamento de El Progreso, Jutiapa. Actualmente está a punto de presentar un proyecto fotográfico llamado “Inhabitable”, enfocado en una investigación de territorio, la estructura familiar y su influencia a través del entorno. Para esto cuenta con el apoyo de la Fundación YAXS, que es un centro de investigación y formación en arte contemporáneo, permitiéndole transformar su foto libro inicial a un libro objeto que contiene una lista de 36 puntos geográficos en los que ella estuvo captando imágenes para enriquecer la muestra.

Actualmente Liggia realiza un “comisionado“ en Fundación YAXS, con el festival de La Valiente, desempeñando su registro fotográfico, al que pronto podremos asistir. La puesta en escena se llevó a cabo el miércoles 06 de septiembre  en Casa Yaxs.

Un grupo de artistas están participando en la primera edición del comisionado que se celebrará en el tercer año del festival de La Valiente. “Comisionar no es un servicio a domicilio ni pedido bajo catálogo. Cuando se comisiona es porque se tiene la seguridad de que el creador está a la altura de responder el reto de lectura e invención que requiere solicitar producir una edición de artista dentro de un contexto/temporalidad específica y una dotación económica puntual. Comisionar es un voto de confianza que se da entre dos. “[1]

Fotografía: Liggia Elena García

Hay otros artistas y sus obras que participarán en el Festival “La Valiente” como Marinés Santos, Rodrigo Arenas-Carter, Misha Orlandini, Wingston González, Bernabé Arévalo y Nora Pérez.

Infancia de Liggia

Hija única, criada por su madre,  abuela y  tío en El Progreso, Jutiapa. Cuenta que las dos mujeres trabajaban vendiendo tortillas y almuerzos en un lugar cercano. Su tío, ex militar, fue quien le enseñó a dibujar, pues dedicaba gran parte de su tiempo al arte. También menciona que tuvieron casa propia hasta el año 1992, y recuerda con mucho cariño la costumbre de su tío ya fallecido, de llevarla al circo de la localidad.

Estudió la carrera de Perito Contador, -que hasta la fecha nunca ha ejercido- debido a la falta de opciones que se les brindan a los jóvenes en una comunidad con personas que atraviesan por tan difícil situación económica. Siempre obtuvo becas y menciona que cursó todos los grados en el mismo colegio.

Adolescencia de Liggia

Cuando ya era momento de entrar a la universidad, Liggia trabajó en un proyecto en conjunto con el gobierno, que meses después abandonó porque la dinámica y la forma en que se manejaban le parecía en contra de sus principios. El dinero que ganó en este empleo lo ahorró para pagar durante un tiempo una vivienda en la capital, mientras realizaba sus estudios de artes visuales en la USAC, carrera que se vio afectada a mitad de ciclo por un cambio de promociones. Luego de esto decidió estudiar cine y fotografía, gracias a dos becas que le otorgaron en la Fototeca.

Para poder asistir a sus clases viajó diariamente desde El Progreso hacia el departamento de Guatemala, saliendo de casa a las cuatro de la mañana, durante siete años. Durante ese mismo periodo, se convirtió en enfermera de medio tiempo cuidando a un tío que estaba gravemente enfermo.

Actualmente lleva dos proyectos y retomó los cursos de artes visuales.

Filosofía de vida

“No tengo una frase estructurada para eso. Lo único que me ha hecho peso en la vida es la muerte de mi familia y quedarme únicamente con mi mamá. Haber pasado por todos esos duelos, uno por año, durante cinco años, fue difícil y en lo que he pensado desde esa ocasión es que hay muy poco tiempo para hacer las cosas. Siempre trato de agradecer mucho por las cosas que tengo y siento que lo más importante es estar con las personas que quiero porque de pronto ya no están. Eso es lo que a mí me rige, el tiempo.”

Experiencia realizando las fotografías para “Inhabitable”

Liggia, en su proyecto de investigación fotográfico, realizó un recorrido a partir de un registro de conversaciones que se dieron con su tío ex militar en vida, y varias cosas más que salieron a la luz después de su muerte. Programó todos los sitios a visitar para que se convirtiera en una ruta de memoria. Dentro de estos lugares destaca una experiencia que se da en una base militar de su localidad.

Luego de contactar a personal de alto mando para poder ingresar a la zona militar, Liggia se adentró para reunir información y fotografiar a 24 soldados durante varias visitas esporádicas, esto para permitirle tener un registro de datos masculinos para el trabajo de campo. Comenta: “Fue un episodio contundente del año 2016, una experiencia que me dejó muchas cosas claras. Realmente no hablo de esa situación porque hubo cosas delicadas que vi y escuché. En ese momento recibí la advertencia de no divulgar lo que veía más allá de ese espacio.

Fue difícil porque es un lugar restringido y aún hoy, ellos toman medidas bastante extremas como filtro para ver quién entra y que se está haciendo adentro. Mi recorrido allí estuvo lleno de situaciones complicadas que ahora no está a bien poderlas hablar tan plenamente, más que para el registro de la investigación que realicé.”

Machismo y discriminación

“El entorno machista siempre ha estado desde el nacimiento. El lugar en donde vivo siempre ha sido así. El machismo está muy arraigado. La estructura se basa en que todas estamos educadas para servir a un hombre, desde pequeñas se nos enseña a quién se le sirve primero en la mesa, a reservarnos las opiniones y a ser cierto modelo de mujer aceptable. En mi casa fue desapareciendo, pero aún existía aquella situación donde mi abuela me decía que cosas eran correctas, lo que podía hacer y lo que no, por el hecho de ser mujer. Sin embargo mi mamá logró superar el machismo, sobre todo porque fue una mujer que empezó  a trabajar desde los ocho años y no quería esa misma situación para mí.”

Liggia comenta que en materia de su proyecto ligado con la situación machista “aún queda mucha tela por cortar”. En su comunidad es un asunto de alarma que las mujeres trabajen, digan o hagan ciertas cosas que se asumen únicamente para hombres. Resalta que durante la exploración que realizó referente a su proyecto estaba muy consciente del entorno y las dinámicas para manejarse con las personas, esto la ayudó a niveles altos porque la mayoría de sus fotografías son masculinas. “Si ellos me veían fumar, reír demasiado, hacer bromas en doble sentido, no iba a ser una mujer aceptable en el entorno. Obviamente hubiesen estado a la negativa de hacerse los retratos.”

Cuenta que muchas veces, el recorrido debió hacerlo con un anillo de compromiso puesto, asegurando que los hombres la respetaran por el matrimonio y se abstuvieran  de hacerle daño. También cargaba con una cajetilla de cigarros, los cuales decía a los hombres que eran de su papá y les regalaba, junto con dulces y chicles, para tratar de romper el hielo.

Área laboral

Actualmente Liggia labora para un comisionado en Fundación YAXS, con el festival de La Valiente, desempeñando su registro fotográfico, al que pronto podremos asistir. La puesta en escena se va a llevar a cabo el miércoles 06 de septiembre a las 18:00 horas en Casa Yaxs, 12 calle y 3ra avenida, zona 1. La entrada es libre y también se estarán presentando proyectos de Nora Pérez, Winston González, entre otros.

[1] Universidad de Verano. Kit de prensa, La Valiente y Yaxs.

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