Ni el caballo del llanero solitario vivía conforme

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Créditos: Soy502
Tiempo de lectura: 2 minutos

Por: Francisco Rodas

Para que un animal ajeno a nuestra especie acepte las traseros de un ser humano se precisa obligatoriamente un proceso de doma.

Aunque los métodos de doma han cambiado sustancialmente, el fundamento sigue manteniéndose igual: convertir un animal indiferente a nuestra especie en uno sumiso ante nosotros.

Este sometimiento requiere una serie de utensilios para gobernar el caballo como bridas y montura. Si es el caso de caballos para tirar carretas se necesitarán más aparejos.

Hay estudios que demuestran que, por muy bien que se use una brida, esta incomoda al animal y puede causarle daños. Dado que la brida actúa contra las comisuras, la lengua, el paladar o la nariz, este artefacto se instala en una región altamente sensible del caballo. La presión ejercida por la embocadura y las riendas llega a alterar la epidermis bucal por el rozamiento y afectar gravemente a la musculatura. En casos extremos, se ha documentado inhibición respiratoria por sobrecurvatura del cuello.

Fotografía Soy502

La montura, que es lo que permite al jinete mantenerse en equilibrio produce también traumatismos. El acto de sujeción del artefacto obstaculiza la respiración, produciendo que la concentración de oxígeno en la sangre disminuya. ¿Sabe usted lo que es sentirse sofocado, ahorcado? Los daños aumentan conforme la montada se prolonga.

Esta explicación viene a cuento por la prohibición de que sigan transitando carretas haladas por caballos en la ciudad de Antigua.

La alcaldía para respaldar su restricción apela a la Ley de Protección y Bienestar Animal, y con la cual no se puede estar en desacuerdo, aunque ello implique dejar sin el sustento a los carreteros y sus caballos.

Pero aprovechando el impulso de la alcaldía y las organizaciones en defensa de los animales, sería bueno dar otro paso adelante ya que el maltrato no termina ahí.

En los alrededores de la Antigua existen bastantes dueños o creadores de caballos que, si bien mantienen a sus animales con comodidades, no por ello la doma es menos dramática o llevar a cuestas a su amo les entretenga.

No puedo creer que sólo les conmueva estos caballos enclenques que arrastran carretas y esa desazón no se les vea con los pura sangre.

Qué tal sería ir a protestar frente a la mansión que Álvaro Arzú, antiguo patrón de la Alcaldesa, tiene en el lugar conocido como Panorama, donde habitan unos caballos de maravilla y que su mala suerte les llevó a convivir con un amo que padece de alteraciones continuas de su personalidad.

Ya veo tender las mantas, protestar, y que el vecino los saque a morongazos.

 

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