Texto: Paula B. Giménez
Ayer mi mamá me pasó un video por Whatsapp y lo puse en Twitter porque, si bien tal vez no era noticia ya que había sido bien temprano, las imágenes eran desgarradoras. 120 mujeres desnudas en la puerta del Congreso gritando a niveles fuertísimos buscaban interpelar al público, generarle algo más allá del cartel, de la sigla, de la noticia. Reivindicar a esas chicas que ya no están, no sé, interpelar de muchas maneras.
El tema es que el ser humano tiene muchos problemas con la desnudez y el debate de “¿Por qué se tienen que poner en bolas para protestar”*, estuvo flotando en el aire. De hecho en un grupo de amigas lo hablamos, mi respuesta fue que es el cuerpo de las mujeres y su patrimonio el que está en juego en estas cuestiones. Y que las chicas aparecen desnudas en las bolsas de basura. Y que darle un mensaje a la sociedad con respecto a nuestra autonomía es necesario. Y que así impacta más. Y que se instala el tema. Y que se habla, que en este mundo no es nada poco.
El video repiqueteó como viral en Twitter y si bien las 120 chicas que se animaron a hacer semejante performance estaban siendo noticia por su intervención, no todos fueron comentarios a favor. Estamos en democracia así que tiene sentido, está bien que la gente se exprese, sobre todo en las redes sociales que para eso están. Está bien que la gente se exprese en tanto y en cuanto esas expresiones sean desde el respeto. No fue el caso.
“A estas les faltó que les peguen de chiquitas”, “Qué ganas de salir a matarlas a todas”, “me das un arma y las vuelo”, “putas”, “asco”, “incogibles”, “muestran el culo y las tetas porque quieren pija”, “inmorales”, “después se quejan si las violan”. Bueno, todo ese tipo de comentarios leí, típicos y orangutanes comentarios que suceden en estas cuestiones que relacionan anonimato, misoginia y pelotudez extrema. Pero algo que me llamó mucho mucho la atención no fue que quieran matarnos por denunciar que no nos maten más sino que se enojen tanto pero tanto porque había chicas que no estaban depiladas.
Creo que el 89% de los mensajes que leí, y miren que fueron muchísimos porque para criticar están siempre listos, trataban sobre la depilación o no de estas chicas y el 95% de ellos eran hechos por hombres, mayoritariamente jóvenes. Las imágenes, para que tengamos claridad, no eran de cerca, los pelos, si es que había no se veían casi, la idea era absolutamente otra. Pero primaron casi como si fuera una publicidad de Epilady. ¿Qué pasa con los pelos de la mujer? ¿Por qué molestan tanto? ¿Será que dejarse crecer los cardos es una fuerte señal de autonomía contra un sistema que nos obliga a sufrir desde chiquitas el precio de la belleza estereotipada? Sí, claro. Es eso. Ahora, no es tan fácil de plantear ni tan fácil de entender.
Yo tengo la depilación definitiva y cuando a veces me salen algunos pelos aislados me genera incomodidad y siempre me cuestiono por qué como feminista esas cosas aún siguen ocupando espacio en mi cabeza. Pero bueno, el chip está instalado desde pequeñas y el odio al propio cuerpo que no cumple con las expectativas del macho está también a la orden del día. No somos extraterrestras (?), crecimos en este mundo que nos contó cuán fea y deforme sos si tenés pelos. No si sos peluda, eh, ojo, porque podés ser peluda y si te depilás todo bien, el tema es hacerlo, adoctrinarte, meterte en las filas de lo que debe ser una mujer, afirmar esa idea de que somos suaves, amables y calladitas por naturaleza, porque hay muchos hombres a los cuales les molesta que se hable siquiera del tema. Ellos prefieren pensar que nacemos así.
Cabe destacar que gastamos fortunas en la depilación. Sea con cera o con maquinola definitiva, esas cuestiones son muy caras pero, además y es clave, en general DUELEN. Hoy muchas feministas nos depilamos, es una costumbre que ya está instalada pero cuestionarla es necesario. ¿Qué problema hay con los vellos femeninos? ¿Por qué a los hombres les molesta tanto? ¿Será porque aceptar el cuerpo como viene de fábrica es uno de sus tantos derechos gozados? ¿Será que poder zafar de ese y otros tantos dolores creen que es patrimonio masculino y si nosotras también lo hacemos atentaremos contra su libertad? Creo que de verdad muchos piensan que nuestra autonomía empuja la de ellos, que ganar derechos les quita libertades, que conseguir entender cómo funciona el mundo y quienes la pasan mejor y quienes peor hace peligrar sus beneficios. Sino no se explica.
Hay muy pocas cosas tan injustas y claramente culturales como la depilación femenina. Leyendo el libro de Cómo ser mujer de Caitlin Moran me enteré de que el cavado completo viene de las películas porno para que los directores puedan grabar una penetración y que se vea con claridad. Desde ese momento decidí que no iba a hacérmelo más, que jugar ese juego y encima enfermarme (porque los pelos, muchachos y muchachas, no están para ser sacados, están para protegernos), porque a un chabón se le ocurrió que con nuestra concha bebé se veía mejor su porno, era ridículo.
¿Se acuerdan cuando la modelo Nicole Neumann se desnudó en el obelisco para pedir por los animalitos? Se cortó el tránsito, los hombres se agolparon en la 9 de Julio y los comentarios fueron pajeros y positivos. Lástima (no) que estas 120 mujeres no son Nicole Neumann y luchan por la libertad de nuestra propia especie. Ahí capaz que teníamos suerte, empatizaban y hasta dejaban de matarnos.
Fuente: diarioregistrado.com