Por: Pablo Sigüenza Ramírez
Entré ayer al cuarto que fue tu casa
tierra por piso
cocina indígena de San Juan
poca luz para escuchar tanto
e imaginar el mundo
En una pared los primeros párrafos de tu novela
Esa que leímos por primera vez bajando la sierra
Una página ella, una página yo
oyéndonos la vida, disfrutando la voces
sintiendo el respiro de su pecho
y lo silencios de lo que escribiste
Yo la estaba amando como tormenta
y tus letras se empaparon de aquella lluvia
aportaron relámpagos al momento,
así es eso que llaman amor
vos lo sabés bien…
Lloré un poco al leerte en el muro de la que fue tu casa
Leo alguno de tus cuentos
y pienso que es lo mejor que escribiste
que nos robaron los cielos al cerrarnos las puertas
pero entonces vuelvo a tu novela
y en ella vuelo como en una sinfonía
me recuesto como sobre las aguas del mar muerto
Días después los zopilotes o la nana
me atrapan y no me dan descanso
Pienso que a vos hay que leerte en colectivo,
compartirte como la milpa
sos comunión india
sos organización
y cada una de tus letras una epifanía