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Ética Hacker y responsabilidad en la investigación

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Créditos: etica
Tiempo de lectura: 4 minutos

Por: Andrea Ixchíu Hernández.

 “Para cambiar el mundo hay que cambiar las formas, los modos de hacer el mundo”. (P. Bourdieu).

En el siglo XXI y la sociedad de hoy, la cual ha sido denominada por muchos teóricos como la “Sociedad del Conocimiento”, es importante acotar que la producción del conocimiento científico debe pasar por el análisis histórico y la reflexión filosófica de su entorno para avanzar.

La importancia de la ética está presente en todo el proceso de producción del conocimiento, ya que esta no se limita a defender la integridad y bienestar de quienes son sujetos de la investigación, para protegerlos de malas prácticas. Como las que ocurrieron en varios lamentables episodios de la humanidad, por ejemplo: los experimentos médicos nazis, los hechos por la CIA en varias partes del mundo, entre ellos Guatemala, o el experimento Tuskegee; sino también la ética busca que tanto la difusión y aplicación del conocimiento estén acordes a garantizar el respeto de la dignidad humana y no humana.

Con el aparecimiento de avanzadas declaraciones de derechos humanos, como el “Convenio para la protección de los derechos humanos y la dignidad del ser humano con respecto a las aplicaciones de la Biología y la Medicina: Convenio sobre Derechos Humanos y Biomedicina”, la “Declaración Universal de los Derechos Humanos y el Genoma Humano” o la “Declaración universal de las Naciones Unidas sobre Bioética y Derechos Humanos”, se busca erradicar las prácticas no éticas en la producción del conocimiento científico y tecnológico. Aunque sabemos y conocemos de malas prácticas de uso del conocimiento científico e investigación, para la implementación de aditivos en ciertos alimentos para hacerlos adictivos, el empleo de sofisticada tecnología para el espionaje de las telecomunicaciones y las bombas biológicas. Vale la pena recordar siempre que ya existen herramientas que restringen a los gobiernos y corporaciones estas prácticas. Por otro lado, debemos ser más conscientes del desarrollo de alternativas tecnológicas tanto para la generación de energía renovable y hasta para el cifrado de nuestras comunicaciones, que tienen todo que ver con el modo de vida que necesita el planeta y que dependen de nuestro cambio en la cultura del despilfarro y el autocuidado.

Por eso, ante este dilema, el investigador, desarrollador, profesional o activista debe hacerse una pregunta de lo más básica antes de iniciar cualquier proceso: ¿a quién sirve lo que hago? Desde hace décadas muchos desarrolladores y programadores empezaron a hacerse esta pregunta. Y muchos han coincidido en la respuesta: quieren que sus iniciativas sirvan a su comunidad.

– 1961, MIT, los programadores usaron el primer ordenador TMRC para jugar con él y crear contenidos diferentes a los establecidos, para crear herramientas que facilitaran el trabajo. Ahí se origina el término “hacker”.

– 1971, Richard Stallman inició el proyecto GNU, el cual no es presentado sino hasta 1985, desde la filosofía del Código Abierto con la Free Software Foundation.

– 1991, Linus Trovalds lanza Kernel-Linux y desde entonces, está presente en muchas de nuestras tareas cotidianas, gracias a la fusión del sistema GNU/Linux.

– 1991, Tim Berners-Lee crea el primer navegador y server web “www.” libre, abierto, gratuito.

– 1994, Se crea la W3C.

– 2011, Pekka Himanen escribe sobre Ética Hacker.

– 2001, Jimmy Wales, Larry Sanger crean Wikipedia.

– 2002, Martin Dougiamas; nace Moodle, Educación on-line.

– 2003, Matt Mullenweg, nace WordPress, para 2015, el 25% de las páginas en el mundo estaban hechas ahí.

– 2006, Julian Assange, Wikileaks. Filtra información de interés público, confidencial, preservando el anonimato de sus fuentes.

– 2006, Nace Arduino y la primera placa, dando el salto desde el Software libre y la cultura libre al Hardware Libre.

– 2011, Aaron Swartz descargó 4.8 millones de documentos con copyrights y los liberó.

– 2013, Edward Snowden filtró documentos sobre vigilancia masiva realizada por gobiernos a ciudadanos.

¿Dónde estaría el mundo si no hubiese Internet libre, licencias libres, si todo estuviera patentado, si no se develaran secretos de Estado?

Esas preguntas se plantearon muchos, y crearon contenido libre, abierto. Por eso vale hablar de la existencia de la ética hacker.

Qué es un hacker: un defensor de los valores de la distribución del conocimiento científico que debe ser abierto, compartido, revisable, modificable, redistribuible.

¿A qué nos referimos entonces al hablar de una ética hacker?

La Comunidad de las Indias, asociación sin ánimo de lucro de software libre y estructuras distribuidas, continuadora de la tradición del movimiento Ciberpunk en lengua española que arrancó en 1989, lo define así:

“Conjunto de valores que emergen de las primeras comunidades cooperativas de programadores, que se materializa luego en las primeras expresiones comunitarias en Internet y las comunidades de desarrolladores de software libre y que podríamos resumir en tres puntos:

1) La afirmación de una nueva ética del trabajo a partir del conocimiento como motor y móvil principal de la actividad productiva y la vida en comunidad más allá de su remuneración monetaria.

2) La afirmación de la unidad y autonomía de la propia vida a partir de la no aceptación de la separación entre tiempo de vida y tiempo de trabajo en la producción social de conocimiento (lo que a su vez, al ser la comunidad real el sujeto de esa producción, implica vindicación y práctica del pluriespecialismo).

3) La libertad como valor fundamental, materialización de esa autonomía personal y comunitaria. Frente a las instituciones existentes: el hacker no reclama que las cosas «se hagan», las hace él mismo y si reclama algo es que sean retiradas las trabas de cualquier tipo (monopolios, propiedad intelectual, etcétera) que le impiden construir las herramientas del cambio por sí mismo en y con su comunidad.

En palabras de Pekka Himanen: “La ética hacker es una nueva moral que desafía la ética protestante del trabajo, tal como la expuso hace casi un siglo Max Weber en su obra clásica La ética protestante y el espíritu del capitalismo, y que está fundada en la laboriosidad diligente, la aceptación de la rutina, el valor del dinero y la preocupación por la cuenta de resultados. Frente a la moral presentada por Weber, la ética del trabajo para el hacker se funda en el valor de la creatividad, y consiste en combinar la pasión con la libertad. El dinero deja de ser un valor en sí mismo y el beneficio se cifra en metas como el valor social y el libre acceso, la transparencia y la franqueza”.

No olvidemos que el código libre y abierto está en la naturaleza, del mismo modo que hacemos que un programa, una investigación o un proceso logre funcionar bien, tenemos la responsabilidad histórica de crear los nuevos códigos con los que trabajar colectivamente desde la inteligencia colectiva.

Aprendamos de lo que se ha hecho antes, para mejorarlo o aplicarlo a nuestro contexto, y de vuelta a nuestras comunidades. Un salón lleno de tanto talento y de tantas personas como ustedes no puede quedar soterrado por la competencia. Hoy tenemos muchas más vías y posibilidades para crecer, como es el abrir nuestros códigos.

Bibliografía:

– Cotillas Ruiz, Daniel. Cómunicación Abierta.

http://www.comunicacionabierta.net/blog/2015/04/la-etica-del-hacker-y-el-espiritu-de-la-era-de-la-informacion-de-pekka-himanen/

– Galan Amador, Manuel. Ética de la investigación. Revista Iberoamericana de la educación, ISSN: 1681-5653. No. 54/4 – 15/12/10

– Las Indias, Indianopedia. Ética Hacker.

 https://lasindias.com/indianopedia/etica-hacker

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