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Créditos: Fernando Chuy
Tiempo de lectura: 3 minutos

Por: Nelton Rivera

Fotografías de Fernando Chuy.

“Faunus” una palabra derivada del latín que significa “favorecedor”, Virgilio en el siglo I lo describió en la Eneida como uno de los dioses que revelaba a los hombres a través de los sueños el futuro, usando voces de origen desconocido.

De esa cuenta que el maestro Joaquín Orellana reencarnó de fauno en humano en estas tierras, el favorecedor y revelador del futuro a través de la música en los sueños de otros seres humanos, de sonidos de origen que para la mayoría son desconocidos, que están en las selvas, que esperaron décadas para crecer del interior de troncos, en las cuevas, en las montañas, en las piedras, debajo de los ríos, lagos y mares.

En un concierto histórico que en palabras de Álvaro Véliz, de haber sido apoyado hace 41 años por las autoridades culturales de Bellas Artes, la historia de la música contemporánea de América Latina y Guatemala hubiera sido otra. Orellana desde aquel entonces se quedó sin apoyo, varias décadas después se le va devolviendo el lugar que merece.

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La noche del 31 de agosto en la ciudad capital estuvo cubierta de lluvia, los preparativos para realizar el “Concierto Histórico” en la “Gran Sala del Teatro Nacional Miguel Ángel Asturias” estaban listos a pesar de la extensa fila y la larga espera para poder ingresar al teatro.

La lluvia se fue intensificando, cada golpe del agua, agua sobre agua, abrieron el concierto impactándose sobre las losas en los caminamientos que rodean al teatro, sobre sus techos, sobre las ramas y hojas de los árboles que aún sobreviven en una ciudad que se esfuerza por destruir todo lo verde para sembrar centros comerciales.

En el interior de la Gran Sala, sobre el escenario esperaban 60 voces coristas, un declamador, una marimba y 20 maestros percusionistas, que fueron los responsables de materializar cuatro obras de Orellana: Fantodidea, Híbrido a presión, Ramajes de una marimba imaginaria y Sacratávica.

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Sobre el escenario a contra luz, se mostraban algunas marimbas imaginarias o marimbas en ramajes, las Imbalunas, Sinusoides, las flautas de híbrido a presión, como luciérnagas en lo bajo de un valle, poco a poco se encendieron las luces, ahí estaban los útiles sonoros creados por Orellana: los Aluperlín, Tub-arc, Cirlum, Triasol, Pizafer, Troam, Lemguatón, Tarros, Circumat, Onda-ím.

Distintos tipos de madera, distintos tipos de metales, hilos, amarres fusionándose para darle forma a todos esos útiles sonoros que aguardaban sonar en un momento histórico, Joaquín Orellana aguardaba en medio del público, sobre una butaca, con colores rojos con negro en su vestimenta, predestinando el momento de una revolución de sonidos.

Una de las sobrinas de Álvaro Véliz, el actual director del centro cultural Miguel Ángel Asturias, le daría el nombre al taller de Joaquín Orellana en uno de los espacios en el sótano del Teatro Nacional, de ahí el nombre de “El laberinto del Fauno” en donde la creatividad se hizo música.

“Hace 30 años le cedió este centro cultural un espacio al maestro Orellana, un espacio debajo de este sótano, debajo de donde estamos ahora, en un lugar al que yo le llamo el laberinto del minotauro, pero una sobrina mía me dijo mejor que se llame el laberinto del fauno. En este sótano, un sótano sin aire, sin oxígeno, el maestro Joaquín Orellana durante 30 años ha compuesto las partes de las composiciones que vamos a escuchar hoy, durante 30 años ha estado ahí asiduamente, cotidianamente construyendo los útiles sonoros de esta fauna musical fantástica que nos acompañan ahora, que hoy sacamos a la luz a que respire de nuevo después de 30 años.” Álvaro Veliz”.

Llegó el momento tan esperado, el concierto que inmediatamente tomó la dimensión de histórico, con las voces corales, los útiles sonoros y la genialidad de Joaquín Orellana escribieron un capítulo de la historia de este país, en la música con carácter, propuesta social y la cultura.

La sala completa de pie, lo abrazó con aplausos interminables.

Increíble.

Fotografías de Nelton Rivera
Fotografía de Nelton Rivera

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