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HACE 55 AÑOS Y AHORA, LAS “CONSPIRACIONES DEMOCRÁTICAS”

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Créditos: Miguel Ángel Sandoval
Tiempo de lectura: 3 minutos

Por Miguel Ángel Sandoval

El tiempo pasa pero las malas prácticas parece que no. Ese podría ser el título de estas notas. Como se recordaran o lo habrán leído, hace 55 años se levantó en armas un grupo nutrido de oficiales del ejército para protestar contra la corrupción de los altos mandos y para la defensa de la soberanía nacional. Nació así el movimiento 13 de noviembre, que junto con otras fuerzas dieron inicio a la lucha insurreccional en nuestro país. Este  artículo quiere ser un homenaje a los militares dignos que hace 55 defendieron la soberanía nacional de forma elocuente y lucharon contra la corrupción. Y un recordatorio de las viejas prácticas que ahora parece que se repiten en contra Cuba.

La defensa de la soberanía tenía en esos días un ingrediente de suma importancia: en una finca guatemalteca, propiedad la familia Alejos se entrenaba un contingente de mercenarios cubanos, entrenados, financiados y dirigidos por oficiales del ejército norteamericano, para ir a la aventura de invadir Cuba. Ya sabemos el resultado y también sabemos que desde entonces hasta fechas recientes, hubo ruptura de relaciones diplomáticas, bloqueo (que continúa) y todas las malas artes conocidas.

Pues bien, a pesar de todas las muestras de buena voluntad de las partes, de manera reciente, en la primera vuelta de las elecciones guatemaltecas de septiembre de 2015, un grupo de cubanos estuvieron en nuestro país con cobertura de “observadores electorales”,  hicieron contactos con partidos políticos y parece ser, autoridades. Aparentemente nada extraordinario. “Pero más allá de su pretendida presencia como observadores-  Eliécer Ávila, Fernando Palacios Mogar, Carlos Oliva, Rolando Ferrer, Yasnay Lozada, Michel Armando González Camacho y Zuleydis Pérez, parece que forman parte de grupos desestabilizadores”.

“Resulta que los observadores fueron financiados por El Instituto Nacional Demócrata (NDI, por sus siglas en inglés)  y los contactos les fueron proporcionados por la misma institución. Objetivo, la desestabilización de Cuba. ¿Y las relaciones diplomáticas renovadas? ¿Y la soberanía guatemalteca? ¿Y las elecciones democráticas como pretexto para conspiración contra terceros?”

Nota: ¿Por qué se permite que el Departamento de Estado USA financie una operación anticubana en Guatemala? Percy Alvarado.

Es un tema grave que nos alerta que las conspiraciones con cobertura democrática siguen a la orden del día, al menos para el expediente cubano.  El Instituto Nacional Demócrata (NDI, por sus siglas en inglés), dependiente del financiamiento del Departamento de Estado de EEUU a través de la NED y cuya sede principal radica en Washington DC, ha comenzado a usar el territorio guatemalteco para ofrecer “capacitación” y entrenamiento en materia subversiva a varios de los más connotados contrarrevolucionarios cubanos.

Apenas dos meses de este hecho que pasó de noche por los medios de comunicación es el momento justo para denunciar estas prácticas propias de la guerra fría, y nada mejor que hacerlo en un nuevo homenaje a los militares patriotas que en 1960 levantaron la dignidad nacional como estandarte principal de su gesta.

La denuncia es grave, especialmente cuando el departamento de estado se felicita de la nueva era de relaciones diplomáticas entre EEUU y Cuba, pero estos datos publicados no hace mucho en prensa internacional, llaman a la reflexión. No podemos ni debemos hacer del doble discurso una norma en las relaciones internacionales y menos entre países que mantienen tantos intereses en común. Pero tampoco podemos permitir que nuestro país sea utilizado con fines inconfesados por quien sea para agredir a terceros.

Si hace 55 años Cuba fue invadida desde territorio guatemalteco, con pretexto de lucha sagrada contra el comunismo,  ahora sin guerra fría y con nuevas relaciones entre esos dos países,  parecería que el viejo demonio comunista no debería ser pretexto para nuevas aventuras. Ahora es la renovada imagen de la democracia quien tiene el lugar en la nueva cruzada anticubana. No debemos permitir que Guatemala sea utilizada para nuevas aventuras contra Cuba, ahora en el siglo XXI pero, sin duda del mismo signo conservador e intervencionista.

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