Palestina: Un genocidio que no empezó el 7 de octubre (Tercera Parte y final)

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Créditos: Estuardo de Paz
Tiempo de lectura: 11 minutos

 

Más de 600 días después de iniciada la última ofensiva militar israelí en Gaza, que para junio de 2025 había dejado al menos 55,000 muertes —alrededor de 20,000 niñas y niños— los grandes medios continúan repitiendo que lo que ocurre en Palestina es consecuencia de los ataques del 7 octubre de 2023. Pero un rápido vistazo por la historia nos muestra una versión muy diferente.

Por Rolando Orantes

El 23 de noviembre de 1987 Shah Nawaz, representante de Pakistán ante la Asamblea General de la ONU, dijo que “los designios sionistas” se lograron “mediante una desvirtuación de la historia, una imposición de la inmigración y actos de terrorismo”. Desde 1948 la comunidad internacional había presenciado “la agresión sistemática de Israel contra el pueblo de Palestina”. Los sionistas no se habían “dado por satisfechos con usurpar meramente la patria palestina”, y su ambición era la de “crear un Israel más grande” mediante una “política de desplazar, desposeer y hostigar al pueblo palestino dentro y fuera de los territorios ocupados”.

Ese día el representante de Sudán, Abdel-Karim, declaró: “Las prácticas constantes de Israel y su negativa a reconocer los derechos del pueblo palestino a la libre determinación, las violaciones cotidianas de los derechos humanos en los territorios árabes ocupados, su desvergonzado desafío a la comunidad internacional y su resistencia injustificada a escuchar a la unanimidad internacional constituyen un horrible crimen de lesa humanidad”.

Las intifadas

El 8 de diciembre de 1987 un camión militar israelí embistió dos furgonetas en las que un grupo de trabajadores palestinos volvía al campamento de refugiados de Jabalya, en el norte de Gaza, muriendo 4 personas y resultando 7 heridas. A la mañana siguiente el joven de 17 años Hatem Abu Sisi fue asesinado y 16 personas más fueron heridas por las Fuerzas de Defensa de Israel durante una manifestación. Era el comienzo de la Primera Intifada, la insurrección de las piedras contra los tanques.

El 16 de diciembre de 1987 se iniciaron paros comerciales y estudiantiles. Una semana más tarde Israel comenzó a aplicar una política de arrestos masivos, deteniendo a miles de personas que inicialmente eran encarceladas por 6 meses bajo la figura de la detención administrativa. Se impusieron toques de queda como castigo colectivo y se autorizó el uso de palizas contra hombres, mujeres, niñas y niños palestinos. Cientos de personas fueron hospitalizadas con extremidades rotas y otras lesiones, informó el 26 de enero de 1988 Los Angeles Times, añadiendo que el ministro de Defensa Isaac Rabin —que seis años más tarde recibiría el Premio Nobel de la Paz— defendió sus órdenes de usar las golpizas como una manera “de hacer frente al problema sin la necesidad de usar armas letales”. El diario estadounidense señaló que el Jerusalem Post había publicado un artículo sobre un terreno baldío en Ramallah con un muro manchado de sangre, en el que se presumía que soldados israelíes golpeaban a prisioneros esposados.

Gaza en diciembre de 1987. Foto tomada de Socialist Worker

El 10 de enero de 1988 el fotoperiodista español Javier Bauluz anotó en su diario: “Unas 25 o 30 mujeres y niños gritando ‘Jerusalén es Palestina’. En menos de tres minutos apareció el ejército con cascos, ametralladoras, porras de madera, máscaras antigás, y cargaron violentamente sin avisar. Hubo escenas brutales y más de diez mujeres detenidas. Las arrinconaron contra el muro con los caballos y las voltearon. Posteriormente empezaron las detenciones, absolutamente arbitrarias, de los curiosos; detenidos, golpeados con palos, patadas, puñetazos y empujones. Entonces empezaron a llover piedras, más cargas a caballo, y una paliza increíble entre seis policías a un joven de unos 18 años”.

El 19 de enero de 1988 Bauluz escribió: “¡Por fin en Gaza! El día 17 pude ver a cientos de mujeres en la carretera, escapadas de los campos de refugiados, buscando comida. Furgoneta de agricultores árabes repartiendo comida, tirándola al aire, y las mujeres desesperadas recogiendo el pan, los tomates y las lechugas como si fueran un tesoro. Deprimente. Más tarde llegó un Land Rover con soldados armados hasta los dientes, persiguiendo a las mujeres: les quitaron la comida, la tiraron y pisotearon. Después derribaron la puerta de una casa a patadas y se oyeron gritos horribles dentro”, puede leerse en Viaje al fondo del horror, publicado por El Salto el 28 de marzo de 2024.

El 8 de diciembre de 1988, cuando estaba por cumplirse un año del asesinato de Hatem Abu Sisi, Israel ejecutó a Youssef Mohammed Subaih, que como Sisi tenía 17 años. Sobre este crimen informaron dos artículos del New York Times del 8 y 9 de diciembre de 1988, y fue denunciado por el representante tunecino Bagbeni Adeito Nzengeya durante la 78a. Sesión del Cuadragésimo tercer periodo de sesiones de la Asamblea General de la ONU. Para inicios de 1989 se habían registrado 12 muertes israelíes y alrededor de 332 palestinas.

La Primera Intifada

La Primera Intifada se extendió hasta el 13 de septiembre de 1993, dejando un saldo de alrededor de 179 muertes israelíes y 1600 palestinas, así como el reconocimiento por parte de Israel de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), el establecimiento de la Autoridad Nacional Palestina y el inicio gradual de la retirada de las tropas israelíes de Gaza y Cisjordania.

El 28 de septiembre del 2000 Ariel Sharon, el antiguo miembro de Haganah y entonces líder del partido ultraderechista Likud recorrió junto a algunos miembros de su partido, guardaespaldas y cientos de policías antimotines la Explanada de las Mezquitas en Jerusalén. Su visita al tercer santuario más sagrado del Islam, donde se encuentran la Cúpula de la Roca y la Mezquita Al-Aqsa, fue asumida como una provocación por la comunidad musulmana.

Se retiró “45 minutos después, dejando tras de sí una estela de ira. Jóvenes palestinos lanzaron sillas, piedras, contenedores de basura y cualquier proyectil que encontraran a su paso contra las fuerzas israelíes. La policía respondió con gases lacrimógenos y balas de goma, disparándole a un manifestante en la cara”, informó The Guardian el 29 de septiembre del 2000, añadiendo que una multitud siguió a Sharon montaña abajo, coreando “asesino”, y que más tarde estallaron enfrentamientos en la principal calle comercial de Jerusalén Este y en las afueras de Ramalá, en Cisjordania, que dejaron decenas de personas heridas. Sharon explicó que con su visita llevaba un mensaje de paz. El 7 de marzo de 2001 se convirtió en el primer ministro de Israel.

Iniciaba así la Segunda Intifada, o Intifada de Al-Aqsa, que se extendería hasta febrero de 2005 y dejaría un saldo de aproximadamente 1,010 muertes israelíes y 3,354 palestinas, de las que alrededor de 700 eran menores de 18 años, junto a la detención de miles de personas.

El informe de Amnistía Internacional titulado Israel, los territorios ocupados y la Autoridad Palestina. Vidas truncadas: un año de Intifada, presentado en septiembre de 2001, señaló que se había registrado un alto número de muertes infantiles, que Israel justificaba diciendo que los palestinos utilizaban “niños soldados”. Amnistía indicó que una fuerza entrenada en control de disturbios y “preparada como disponen las normas internacionales no debería tener necesidad de utilizar armas de fuego contra manifestantes que lanzan piedras. Los niños que arrojan piedras no son objetivos militares contra los que las fuerzas israelíes puedan lanzar ataques letales. El hecho de que hayan matado y herido a niños revela un irresponsable desprecio por la vida por parte de los soldados israelíes”.

La violencia escaló rápidamente. Los palestinos realizaron atentados cada vez más frecuentes contra civiles israelíes, mientras se fortalecía la organización islamista de resistencia palestina Hamás. Eligiendo aleatoriamente una noticia de la época nos encontramos con ésta del diario estadounidense en español La Opinión, de fecha 12 de mayo de 2004 y titulada Violencia envuelve a Gaza.

“Seis soldados murieron en un ataque contra las tropas de ocupación israelíes en la franja de Gaza, que en una violenta respuesta mataron a siete palestinos e hirieron a más de un centenar de personas”. La Opinión reportó que “a primeras horas del día estalló un potente artefacto al paso de un vehículo blindado para el transporte de tropas”, explicando que se trataba “del ataque más sangriento de la resistencia palestina en los últimos 18 meses”. Unos 20 tanques, vehículos blindados y helicópteros irrumpieron en el barrio donde ocurrió el ataque, enfrentándose a batallones de la resistencia palestina y dejando un saldo de cuatro milicianos y tres civiles muertos, entre ellos un niño.

Gaza en mayo de 2004. Foto: Electronic Intifada

El mismo 12 de mayo de 2004 Israel lanzó la operación “Arcoíris” en la ciudad de Rafah, en el sur de la Franja de Gaza, argumentando que buscaba destruir los túneles utilizados para el contrabando de armas y neutralizar la infraestructura de los grupos militantes. Hasta el 24 de mayo las Fuerzas de Defensa arrasaron unas 300 viviendas, dejando a unas 3,800 personas sin hogar, destruyeron un zoológico y alrededor de 70 hectáreas de tierras agrícolas. En cuanto a sus objetivos militares, localizaron tres túneles, aunque únicamente uno estaba activo, y en ninguno se transportaban armas. Según la organización Human Rights Watch, Israel mató a 59 palestinos, de los cuales 18 eran combatientes armados y 11 eran menores de edad.

El derecho a defenderse

Entre 2002 y 2021 Israel lanzó las ofensivas y operaciones denominadas “Escudo defensivo”, “Días de penitencia”, “Lluvias de verano”, “Nubes de otoño”, “Invierno caliente”, “Plomo fundido”, “Pilar defensivo”, “Margen protector”, “Cinturón negro” y “Guardián de los muros”. Invariablemente la excusa fue su derecho a defenderse.

El 29 de marzo de 2002, durante la Segunda Intifada, las FDI lanzaron “Escudo defensivo” con el objetivo, dijeron, de frenar los atentados suicidas y el lanzamiento de cohetes palestinos. Finalizada el 3 de mayo del mismo año, dejó 497 personas muertas y 1447 heridas del lado palestino, y 30 soldados israelíes muertos y 127 heridos.

El 22 de julio de 2002 por la noche un avión F-16 lanzó una bomba de una tonelada contra el edificio donde Salah Shehade, jefe militar de Hamás, vivía con su familia. En el ataque murieron 17 personas: Shehade, su lugarteniente, su esposa, su hija de 15 años y 13 personas más que vivían en el edificio, de las que diez eran niñas y niños de entre 2 meses y 11 años, y entre 50 y 150 personas resultaron heridas. Aunque inicialmente el entonces primer ministro Ariel Sharon quiso presentar los asesinatos como un gran éxito, la acción fue cuestionada hasta por el entonces presidente George W. Bush, conocido por su vocación guerrerista y sus centros clandestinos de tortura alrededor del mundo.

Del 29 de septiembre al 16 de octubre de 2004 Israel lanzó “Días de Penitencia”, que dejó alrededor de 130 muertes palestinas y la de 1 soldado israelí; del 28 de junio al 26 de noviembre de 2006, “Lluvias de Verano”, con 402 muertes palestinas y 11 israelíes; del 31 de octubre al 8 de noviembre de 2006, “Nubes de Otoño”, con 82 muertes palestinas y 1 soldado israelí; y del 27 de febrero al 3 de marzo de 2008, “Invierno Caliente”, que dejó 112 muertes palestinas y 3 israelíes.

Fundada en 1987, Hamás llegó al poder en Gaza en 2007. Foto: Hatem Moussa

El 27 de diciembre de 2008 aviones israelíes bombardearon Gaza, dando inicio a la operación “Plomo Fundido”. Alegaban que los palestinos realizaban ataques terroristas y lanzaban cohetes. Cuando finalizó, el 18 de enero de 2009, Israel había asesinado a 1,400 personas, de las que alrededor de 300 eran niñas y niños. Muchos de los bombardeos ocurrieron mientras dormían.

Amnistía Internacional señaló en su informe titulado Israel y Gaza: Operación ‘Plomo Fundido’: 22 días de muerte y destrucción que “la escala e intensidad de los ataques no tenían precedente, ni siquiera en el contexto de las campañas militares cada vez más letales emprendidas por el ejército israelí en Gaza en los últimos años. En los 22 días que duró la operación militar murieron más palestinos y fueron destruidos más bienes palestinos que en ninguna otra ofensiva israelí anterior”.

Amnistía indicó también que “las fuerzas israelíes obstaculizaron con  frecuencia a las personas heridas y atrapadas el acceso a servicios médicos y de asistencia humanitaria. Impidieron a ambulancias y personal médico asistir a heridos y trasladarlos al hospital, y en varios casos atacaron a personal de ambulancias y de equipos de socorro, así como a otras personas que intentaban evacuar a los heridos”.

Operación “Plomo Fundido”
Operación “Plomo Fundido”

El 14 de noviembre de 2012 Israel lanzó su operación “Pilar defensivo”, en la que supuestamente se enfrentaría a las organizaciones terroristas de Gaza para reducir el lanzamiento de cohetes contra Israel.

La página de las Fuerzas de Defensa de Israel dice que por entonces más de 3,5 millones de personas vivían bajo la amenaza de los cohetes palestinos. «A pesar de las advertencias de las FDI para salvar vidas civiles, Hamás ordenó a su gente que ignorara estas advertencias, y usó a sus civiles como escudos humanos. Hamás disparó cohetes desde casas, escuelas y mezquitas, y estableció su infraestructura en edificios que albergan las oficinas de varias organizaciones de medios en Gaza».

Según las FDI, durante esos ocho días «la vida se hizo insoportable para los 3,5 millones de israelíes dentro del alcance de los cohetes de Hamás. Los terroristas de Gaza bombardearon Israel con más de 1,500 cohetes», de los que impactaron 900. Más adelante la página indica que murieron 6 personas y 240 resultaron heridas.

Junto a esas 6 personas, el saldo de “Pilar Defensivo” fue de alrededor de 160 muertes palestinas.

El 8 de julio de 2014 Israel lanzó la operación “Margen protector”, que dejaría alrededor de 2,125 muertes palestinas —1462 civiles y 551 menores de edad— y 73 muertes israelíes. De acuerdo a Amnistía Internacional, más de 18,000 viviendas fueron destruidas o quedaron con daños irreparables y unas 100,000 personas se quedaron sin hogar.

Amnistía señala que entre el 1 y el 4 de agosto de 2014 “Israel lanzó una ofensiva implacable contra la población civil en Rafá”, matando a 135 civiles, de los que 75 eran menores de edad. En su informe Es hora de abordar la impunidad, publicado en 2016, registró también que el hospital Abu Youssef al Najjar estuvo “todo el día bajo un incesante fuego israelí. Miembros del personal médico y pacientes resultaron heridos y el edificio sufrió graves desperfectos. Algunos pacientes huyeron del edificio, en varios casos todavía conectados a dispositivos hospitalarios como goteos intravenosos. Otros fueron evacuados en sus camas, y un niño escayolado se arrastró por el suelo para escapar, según informaron médicos y vecinos”.

“Las ambulancias también eran blanco de ataques cuando entraban o salían del hospital. En Musabbeh, al este de Rafá, una ambulancia que transportaba a un anciano herido, una mujer y tres menores fue alcanzada por un misil disparado por un vehículo aéreo no tripulado el 1 de agosto, y todos los heridos y tres miembros del personal médico murieron”, indica el informe publicado en 2016.

La operación “Margen Protector”, en 2014. Foto: Amnistía Internacional

El 19 de agosto de 2014 Israel lanzó seis misiles contra el edificio en el que vivía Mohammed Deif, jefe militar de Hamás, matando a su esposa, su hija de 2 años y medio y su hijo de 7 meses, junto a una vecina y dos de sus hijos de 13 y 19 años. Deif sería ejecutado en 2024, luego de sobrevivir a numerosos atentados.

Entre 2015 y 2016 se registró una ola de violencia en la que los atentados palestinos fueron respondidos por Israel con docenas de muertes y miles de personas heridas. Entre marzo de 2018 y marzo de 2019 se organizó una serie de manifestaciones semanales reclamando el derecho al retorno. La represión israelí provocó 141 muertes, incluyendo 41 niños. Y el 14 de mayo de 2018, cuando Estados Unidos trasladó su embajada a Jerusalén, se produjeron protestas masivas en las que Israel asesinó a 52 personas.

Policías israelíes disfrazados de palestinos detienen a un niño en Jerusalén. Foto: Al-Quds News Agency

Del 10 al 21 de mayo de 2021 Israel lanzó su ofensiva “Guardián de los Muros”, luego de que Hamás y la Yihad Islámica lanzaran una serie de cohetes tras darle un ultimátum a Israel para que retirara sus fuerzas del barrio de Sheikh Jarrah, del que pretendían desalojar a sus habitantes. La operación dejó un saldo de 261 muertes palestinas, de las que 67 eran niñas y niños, y 2200 personas heridas, según cifras de Naciones Unidas. Sólo el 13 de mayo de 2021 los bombardeos israelíes causaron 103 muertes, 27 de ellas niñas y niños, según reportes de prensa. Israel tuvo 13 víctimas mortales.

Durante 2022 Israel causó 182 muertes palestinas: 146 ocurrieron en Cisjordania, de las que 34 eran menores y 5 eran mujeres; 32 en Gaza —durante la “Operación Amanecer” realizada del 5 al 7 de agosto— y 4 dentro de Israel.

Pero con todo este historial, las denominadas Fuerzas de Defensa nunca habían llegado a los niveles de brutalidad y salvajismo mostrados desde aquel 7 de octubre en que según los medios hegemónicos comenzó “el conflicto”. Superándose cada día en su muestrario del horror, y ante la complicidad o el silencio de la mayoría de los gobiernos, Israel no está pensando en detenerse.

Para leer la segunda parte

Palestina: Un genocidio que no empezó el 7 de octubre (Segunda Parte)

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