La comunidad migrante hizo una demostración de unión y fuerza en las protestas del 14 de junio, pero Trump no tardó en responder, anunciando una nueva ola de redadas masivas y amenazas contra quien quiera intervenir en las acciones de ICE.
Por: Rony Ríos
Después de las masivas manifestaciones del 14 de junio contra las redadas migratorias y las nuevas políticas del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, la tensión regresó a las ciudades asechadas por el Servicio de Inmigración y Control de Adunas (ICE) en los últimos días.
Aunque los gritos de “¡Aquí estamos y no nos vamos!” se escucharon fuerte en varias ciudades santuario como Los Ángeles, Nueva York, Chicago y Houston, las represalias no se hicieron esperar, ya que el gobierno de Trump incrementó las redadas para buscar más detenciones, amenazas de deportación y un reforzamiento de la presencia policial en vecindarios con alta presencia de personas migrantes.
El sábado organizaciones de derechos civiles confirmaron 83 detenciones relacionadas con las manifestaciones, algunas de ellas por cargos federales como “obstrucción del orden público” y “resistencia a la autoridad”. En Los Ángeles, al menos 12 jóvenes fueron arrestados frente al edificio de ICE, mientras que en Chicago se reportaron enfrentamientos aislados con la policía.
Respuesta del gobierno: advertencias y endurecimiento
La Casa Blanca emitió un comunicado este domingo calificando las protestas como “acciones coordinadas por grupos radicales” y advirtiendo que cualquier intento de “interferir con los operativos de ICE será procesado con todo el peso de la ley”.
Posteriormente, la vocera presidencial, Kayleigh McEnany, dijo que “el gobierno no cederá ante el chantaje de los activistas” y que se han ordenado patrullajes preventivos en puntos fronterizos, estaciones de tren y zonas con alta concentración migrante.
Pese a las amenazas, en ciudades como Phoenix y Atlanta, iglesias y centros comunitarios han reactivado redes de “santuarios”. Además, personas de varias nacionalidades han expresado que las medidas represivas que tomó el gobierno de Trump no serán un disuasivo, sino que será una motivación para organizarse de mejor manera y articularse entre organizaciones que defienden los derechos de los migrantes.
En California las calles permanecen casi vacías, hay vecinos que comentan que, incluso, todo es más desolado que en la pandemia. Varias casas y edificios están a medio construir, solamente con dos o tres trabajadores, cuando semanas atrás se podía observar hasta 15.
Además, los restaurantes han observado una reducción en la afluencia de clientes, lo cual también ha repercutido en la economía de los pequeños negocios. Estas amenazas han provocado ausencia de trabajadores en sectores como la agricultura, alimentación, construcción y cuidado de la salud, donde hay reportes de la comunidad sobre escases de enfermeras en varios centros de la ciudad de Thousand Oaks.
¿Y ahora qué?
Mientras las autoridades migratorias planean nuevos operativos, la comunidad migrante se reorganiza y en las redes sociales se siguen denunciando abusos de ICE, alertando sobre la presencia policial o de agentes de inmigración.
Incluso hay transmisiones en vivo en redes sociales como TikTok o la creación de grupos de Facebook, que funcionan como redes de apoyo entre migrantes, ya que varios usuarios reportan la presencia de ICE en las localidades. También hay tiktokers que realizan transmisiones en vivo corroborando la presencia los vecindarios para que la población migrante esté al tanto.
Aunque el ambiente es tenso, también hay señales de resiliencia y se tiene previsto que para el próximo sábado se realice la segunda jornada de movilización bajo el lema “De la protesta a la resistencia”.
Con estas acciones, la comunidad migrante busca mutar de la protesta masiva a un movimiento sostenido.