Una de las tradiciones más representativas del municipio de San José Poaquil, Chimaltenango, es su feria patronal en honor al patriarca San José.
En el marco de estas festividades se realiza el cambio de cofrades, quienes cumplen una función importante. Se les llama cofrades porque tenían a su cargo la preservación de los cofres antiguos, que contienen las reliquias antiguas de un pueblo, pero con el pasar de los años esta tradición y costumbre se está perdiendo, por la falta de participación e interés de sus pobladores.
Por Joel Solano
Los preparativos de la feria de San José Poaquil, Chimaltenango, empiezan tres meses antes del 19 de marzo, fecha en la que se lleva a cabo la celebración. Los ancianos organizados en cofradías y las texeles se unen para sacar una procesión de la Iglesia Católica a la Ermita de la cofradía de San José.
En la Ermita se encuentran las imágenes de los seis santos principales y los ancianos discuten quiénes serán los nuevos encargados de la feria patronal. A esta actividad se le llama Uk’uya’ en el idioma Kaqchikel. Esta procesión se realiza el sábado más próximo al Día de los Reyes o el seis de enero de cada año.

El municipio de San José Poaquil está ubicado a 100 kilómetros de la ciudad de Guatemala y su idioma principal es el Kaqchikel. Es uno de los municipios que conserva aún la tradición de contar con su cofradía, se cree que esta costumbre existe desde la fundación del municipio, para velar por los intereses de la población.
Benito Ovalle, de 68 años, es originario del municipio y actualmente es el cofrade mayor. En una entrevista con Prensa Comunitaria contó que está a cargo desde 2016. Ovalle nos recibe en la oficina de la cofradía central una tarde de marzo para explicar las preocupaciones que existen en torno a su funcionamiento.

Hace unos 130 años el municipio de San José Poaquil se apartó de San Juan Comalapa y desde entonces se le dio seguimiento a la función y tradición de la cofradía de ese municipio. A partir de ahí surgió la conformación de la cofradía y las texeles.
Una texel o capitana es una mujer que apoya en los trabajos en el cuidado de la conservación de la madre naturaleza y en la cofradía de San José Poaquil su función es el cuidado de las tierras comunales.

Dentro de las funciones de los cofrades y las texeles están las participaciones religiosas y actividades culturales. También les corresponde el cuidado de tres fincas que se ubican en el río Motagua, en Pojom Ab’ej y Chiraxaj, parte de los terrenos comunales que tienen a su cuidado, unas 22 caballerías.
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Ovalle dice que el trabajo de un cofrade es de un año, aunque en otras oportunidades ha sido de dos años. Pero ahora existe una debilidad: cada vez menos personas quieren optar al cargo de cofrade.
Por cada cofrade, un santo
Actualmente los municipios que cuentan con cofradías en Chimaltenango son San Juan Comalapa, San José Poaquil y Tecpán Guatemala. Los demás municipios del departamento no cuentan con una cofradía ancestral.
Cada cofrade y texel representa a un santo. El primer cofrade y texel representa al Cristo de Esquipulas que se venera cada 15 de enero. El segundo cofrade y texel representa a San José que es el patrón del municipio, que se celebra cada 19 de marzo. El tercer cofrade y texel representa a Jesús Nazareno que se realiza el cambio en el Domingo de Ramos, durante la Semana Santa.
Esto porque la mayoría no quiere perder su tiempo, ya que se trata de un trabajo “ad honorem”.


El cofrade mayor y texel representan al Santísimo Sacramento que se realiza en el mes de mayo. El quinto cofrade y texel representa a la Virgen María, festividad que se realiza el 7 de diciembre. Más un Aj Tzip’ que es un secretario. Todo funciona según la tradición.
Según Ovalle, para no perder la costumbre de las cofradías, están buscando estrategias para que la juventud se pueda interesar y que no se pierda esta tradición dentro de su cultura. Lo ideal es asesorar a la juventud del trabajo que desarrolla la cofradía dentro del municipio, opina.
Este año ingresó un joven de 22 años, llamado Kevin, y lo que buscamos es que más jóvenes se interesen en la tradición, el trabajo que puedan desempeñar. Y así atraer a más jóvenes y mejor si tienen alguna preparación académica para que la tradición no muera, relata.
Al mismo tiempo cuenta don Benito, el cofrade mayor, que cada vez que se realiza el cambio de los cofrades se hace una misa y luego se realiza una procesión en honor al santo que representarían. Esto se acompaña con la música de la chirimía, la flauta y el tambor.

El Uk’uya’
Tomás Lucas Morales tiene 78 años y es originario de San José Poaquil. Lucas Morales recuerda que su papá siempre participó con la cofradía como miembro y él lo acompañaba. Cada comunidad del municipio elegía a un representante para conformar parte de la cofradía, celebraban su fiesta y reunían el dinero para ello o cada uno de los cofrades aportaba.

Se invitaba a las comunidades y nadie se negaba a participar y lo mismo pasaba con las texeles.
Así como lo celebraba el cofrade así lo celebraba la texel, recuerda Lucas, a quien le llamaba la atención el Uk’uya’, que significaba el momento cuando se tenían que elegir a nuevos miembros o relevos, que se celebraba una semana antes de las elecciones y se nombran a las personas para ir a conversar con ellos.
Y no era cualquier persona si no que tenían que ser personas con mayor incidencia en el municipio o que ya haya dado servicios en la cofradía.
Dentro de los servicios que debía tener estaba el Nimlaxel, que significa una persona que empezaba a conocer sobre la cofradía. Sucesivamente iba ascendiendo hasta ser electo como cofrade, aunque primero debía de pasar un proceso de aprendizaje de un año.
Ya electos los cofrades ellos se preparaban para la celebración mayor y durante toda la noche y alrededor de las 2 de la mañana se iniciaba con los preparativos, se preparan los tamalitos de masa y se llamaban a los músicos.

Mientras perchan los tamalitos en las ollas, los músicos ejecutaban melodías. Esto lo acompañaban con comida, como el platillo tradicional de San José Poaquil que es el caldo de res. A eso de las 6 de mañana se dirigían todos a acompañar las procesiones.
Dentro de los recuerdos de Tomás Lucas está que los instrumentos de los cofrades eran la flauta y el tambor en tanto las texeles tocaban la chirimía.
La autoridad ancestral revestida de cristianismo
Andrés López Sis, actual alcalde indígena de San José Poaquil, cuenta que la cofradía data desde los años de 1871 en adelante, desde que las aldeas de la parte norte del municipio de San Juan Comalapa se dividieron y crearon la cofradía que es una copia de la cofradía de San Juan Comalapa para posteriormente crear el municipio de San José Poaquil.
Según López, los cofrades y texeles son una estructura social del pueblo maya, solo que se llevó la cultura a la iglesia. El alcalde hace una referencia al Popol Wuj, libro sagrado de los K’iche’ que nombra a las deidades de las cuatro familias más importantes que son: Aj Tojil, Aj Awilix, Aj Jaqawitz y Aj Nik’aqaj Taq’aj.
Estas son las deidades que los antepasados llevaban para preservar la vida. Estas deidades se empezaron a llamar conforme a los santos, por ejemplo, Aj Sacramento en vez de Aj Tojil, Aj San José, Aj María, Aj Jesús, Aj Esquipulas, Aj Domingo de Ramos. El prefijo Aj lo siguen llevando tal y como lo tenían los abuelos en el Popol Wuj, explicó.
El simbolismo de la cofradía es que ellos llevan una insignia en sus manos, que tiene que ver con la vara de autoridad. Lo que cambia es un escudo que tiene en la parte de arriba que representa a un santo, pero ellos tienen la autoridad ancestral revestida de cristianismo, para preservar la vida y preservar cosas de nuestra cultura, cuenta Sis.


Se les llama cofrades porque cuidan los cofres antiguos, que tienen reliquias históricas de un pueblo. En el caso de la cofradía de San José Poaquil tienen a su cargo el cuidado de las tierras comunales, que es lo que han dejado los abuelos de generación en generación y es lo que continúan desarrollando con el pasar del tiempo, indica López.
Desafío para no perder la tradición
Andrés López, el alcalde indígena Ovalle y el cofrade mayor, consideran que una de las razones por las que se está perdiendo esta tradición es que el Ministerio de Educación (Mineduc) no ha realizado la difusión correspondiente en las escuelas donde se mencionan estas tradiciones y entonces las nuevas generaciones no llegan a conocer sobre estas costumbres.
“Creo que no puede cambiar o perderse la cultura de los cofrades, lo que sí puede tener en un futuro podría ser el cambio en su estructura, pero en el fondo seguiría siendo lo mismo, porque existimos guías espirituales mayas, jóvenes estudiosos sobre antropología y sobre la cultura, cambio podría haber en formas, pero de fondo no lo creemos”, enfatiza López Sis.

Él considera que el Ministerio de Educación debería hablar de las culturas, de la conservación del idioma, la madre tierra, los tejidos para que en tejer de las cosas está presente la historia real y no lo que cuenta la oficialidad y que habría que cambiar el pensum desde la primaria hasta la universidad.
Tanto Sis como el cofrade mayor opinan que San José Poaquil enfrenta los desafíos de cuidar sus costumbres y tradiciones, lo cual tiene que ver mucho con la educación que se recibe, “y desde esas enseñanzas la protección de nuestras culturas y el granito de arena que debemos de aportar para su conservación”, concluyeron.