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Créditos: Lencho Pez
Tiempo de lectura: 3 minutos

 

El 31 de diciembre, en Santa Eulalia, Huehuetenango, se celebró la ceremonia de transición de autoridades ancestrales, un acto que renueva el compromiso de los guardianes espirituales del pueblo. Este evento simboliza el traspaso de responsabilidades y mantiene viva una tradición que fusiona la espiritualidad y la preservación de la cosmovisión ancestral.

Por Lencho Pez y Wellinton Osorio

El 31 de diciembre, en el municipio de Santa Eulalia, Huehuetenango, se llevó a cabo la presentación simbólica y la ceremonia de transición de autoridades, un evento que renueva el cargo de guardianes de la vida espiritual de las comunidades. Este acto marca un momento crucial en la vida de la comunidad, en el cual las autoridades ancestrales, custodias de la cosmovisión y espiritualidad del pueblo, ceden el mando a sus sucesores, en un proceso que ha perdurado durante siglos.

La ceremonia comenzó en la Casa Ceremonial, lugar sagrado donde las autoridades ancestrales residen durante su periodo de servicio. A las 6 de la mañana, el alcalde municipal, acompañado por su Concejo Municipal, se dirigió a la sede comunal para recoger a los abuelos y las autoridades ancestrales.

Estos caminaron hasta el salón municipal, un trayecto que simboliza la unión y el respeto entre los diferentes ámbitos de poder en el municipio. A su llegada, se dieron los actos protocolarios, donde se destacó la importancia de la comunicación entre las autoridades ancestrales y las autoridades municipales, un llamado a la cooperación para el bienestar del pueblo.

Uno de los momentos clave de esta transición fue la entrada simbólica de Matías Francisco Pedro, quien, como cargador del año 2024, ha guiado la vida espiritual del pueblo Q’anjob’al durante su período. Originario de una aldea del municipio de Santa Barillas, Matías Francisco renovó su cargo de manos de Miguel Francisco, exautoridad ancestral por tres períodos consecutivos.

Este acto, realizado en el salón municipal, fue una formalidad simbólica, ya que la transición oficial se llevó a cabo en la Casa Ceremonial Jolom Konob’, un espacio donde Matías Francisco y su esposa renovaron su compromiso espiritual ante el altar sagrado, ocupando su cargo hasta diciembre de 2025.

Durante este acto público se contó con la presencia de la princesa Jolom Konob’, quien representó al pueblo de Santa Eulalia, así como la nieta del pueblo Q’anjob’al. La presencia de estas jóvenes líderes acota la importancia de la continuidad del legado y la integración de las nuevas generaciones en los procesos de liderazgo comunitario. Matías Francisco, quien asumió su segundo año de servicio, recibió simbólicamente el cargo nuevamente, reafirmando su compromiso con la comunidad.

Un baile tradicional

Uno de los momentos más emotivos y distintivos de la ceremonia fue el baile tradicional que siguió a la entrega del cargo. Este baile no solo fue un momento de alegría, sino también un símbolo de solidaridad y respeto entre los antiguos y nuevos líderes. En este ritual, hombres y mujeres bailaron por separado con sus respectivos antecesores, y luego cambiaron de pareja, lo que reflejó el traspaso de la autoridad. Este acto también tiene un profundo significado espiritual, ya que las autoridades ancestrales no son solo figuras políticas, sino los guardianes espirituales del pueblo. En su rol, realizan oraciones y ceremonias diarias en la Casa Ceremonial, asegurando que el pueblo se mantenga en armonía con la naturaleza y sus tradiciones.

El proceso de transición culminó con el retorno de las autoridades ancestrales a la Casa Ceremonial, donde se realizó la ceremonia de traspaso de la “vara sagrada”, un símbolo de poder y responsabilidad. Las autoridades ancestrales cumplen un mandato de dos años, durante los cuales deben dejar sus hogares en sus comunidades para ir a vivir en la Casa Ceremonial, lo que refleja su compromiso total con el resguardo de la espiritualidad de la comunidad. Este acto concluyó el ciclo del primer año de servicio y dio inicio al segundo año del periodo de las autoridades ancestrales, reafirmando su compromiso de velar por el bienestar tanto material como espiritual del pueblo.

La tradición de estas transiciones, que se remonta a siglos atrás, incluso antes de la invasión española, sigue siendo un pilar fundamental en la vida comunitaria de Santa Eulalia. La llegada de la Iglesia Católica en el siglo XIX marcó un punto de contacto entre las creencias ancestrales y las nuevas influencias, pero la ceremonia de transición de autoridades ha mantenido su esencia intacta, siendo un claro ejemplo de resistencia cultural y espiritual.

Hoy en día, las autoridades ancestrales no solo representan el poder espiritual del pueblo, sino que también sirven como un recordatorio de la importancia de mantener vivas las tradiciones, adaptándose a los nuevos tiempos sin perder su conexión con la historia y la cosmovisión ancestral. Esta actividad es un legado de resistencia y continuidad, una tradición que sigue siendo esencial para el tejido social y cultural de Santa Eulalia.

Con esta renovación anual, Santa Eulalia no solo celebra la transición de autoridades, sino también la preservación de un legado ancestral que ha trascendido generaciones.

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