Cuentan los abuelos y las abuelas que ya han viajado al mas allá, que el 2 de noviembre es dedicado a las ánimas o personas quienes ya fallecieron, a quienes se ofrendan las flores del Parutz’, flor de muerto; frutas, elotes, güisquiles y güicoyes.
Por Joel Solano
Los anales de la historia cuentan que, iniciando el 2 de noviembre a la media noche los difuntos que ya partieron de este mundo regresan en compañía de la virgen del Carmen y todos estos seres queridos en espíritu llegan a visitar a sus familiares vivos.
De ahí nace la tradición de adornar los altares de los hogares, tomando en cuenta que los familiares ya fallecidos llegan a disfrutar de las frutas o lo que se coloque en los altares, y es indispensable dejar siempre un vaso de chocolate, agua o atol de elote, porque ellos llegan, así como en sus tumbas en el cementerio, donde ya descansan.
En su casa adornaba su altar doña Everilda Sotz, de 71 años, como curandera del municipio de San Juan Comalapa desde hace 23 años, junto a sus dos nueras que la acompañaban: María López y Sandra Coy, para recordar a su compadre que ya descansa en paz, don Paulino López. En su idioma materno Kaqchikel narra que el olor de las frutas y del pino o Parutz’, flor de muerto, es el olor que siguen los difuntos, es decir se conectan con lo que hacían antes cuando estaban vivos.
Everilda lamentó que de a poco se va perdiendo las costumbres y tradiciones del pueblo, cree que uno de los factores para que se olvide esta costumbre se debe al estudio y en parte a las religiones que muchos dejan a un lago esas creencias. Al no recordar a un familiar fallecido se ponen tristes y lloran, dijo.
Asimismo, indica Sotz, se cree cuando uno fallece no muere en totalidad, ya que en espíritu acompañamos a nuestro cuerpo cuando lo van a enterrar al cementerio del pueblo, estamos, pero ya solo en el aire, y ya no nos contestan, por eso ellos se manifiestan en los sueños para dar a conocer lo que desean.
El significado de la cruz de Parutz’ simboliza el camino donde ellos se paran o caminan, como lo hacía mi mama en los panteones o lugar donde descansa el familiar. Mi mama regaba la flor de muerto y decía que era malo pararse encima ya que es el camino de ello.
El agua que se les deja, café o chocolate, ellos se manifiestan como moscas y si vemos ellos se paran a las orillas del vaso o taza, eso representa que ellos vienen a tomar lo que les damos, como decía mi mama que venimos del polvo y al polvo volveremos, por eso ella cuando incensaba en la casa decía veniste tata, veniste tata, narra.
Estas creencias se reflejan menciona doña Everilda. En una oportunidad estaba tejiendo en la casa, vi que una mosca se paro sobre mi petate, y la correteaba ya que molestaba, en la noche lo soñé y era mi mama quien estaba a mi lado, entonces desde ahí se cree que las moscas son como el espíritu y se representan así los familiares ya fallecidos. Y tantas cosas que pasan hoy en día que ya no se hacen o se creen.
En una oportunidad un padre perdió a un hijo, y decía que media vez se murió es porque se murió y le dejó una piedra en su lugar. Por la noche lo soñó llorando y que le decía que estaba triste pues no podía comer una piedra. Por eso es importante adornar los altares y dejar siempre frutas para que ellos se sientan felices y agradecidos, mencionó doña Everilda Sotz.
Lo que te cuentan los abuelos siempre era esencial para no perder nuestra costumbres y tradiciones, de ahí viene que los familiares nos visitan a partir de la media noche del 2 de noviembre hasta su regreso al medio día de esa misma fecha, cuando retornan al más allá. Esperando su vuelta hasta el siguiente año, en estas mismas fechas, dice doña Eve, como cariñosamente se le conoce.
Doña Everilda Sotz, a sus 71 años espera que la tradición no muera en su familia, y que sus 8 hijos y sus nueras continúen con estas creencia, así como las nuevas generaciones no pierdan estos conocimientos ancestrales. Que la juventud retome estas creencias es importante para que una cultura no muera, concluyó.
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