Un grupo de artistas maya Tz’utujil expresó su arte desde el embarcadero de San Juan La Laguna, Sololá.
Por Alex PV
“Sioweem Achib’al”, que en español significa “Reflejos flotantes” fue el nombre de un espacio artístico flotante realizado en la tarde noche del pasado 5 de octubre en un barco en el muelle de San Juan La Laguna, Sololá, donde se contó con la presencia de 60 personas, incluyendo niños, jóvenes, mujeres y adultos.
El espacio artístico fue concebido por la cineasta Tz’utujil Kleida Cholotío, originaria de San Juan La Laguna. Más tarde, se sumaron los artistas visuales Diego Ixtamer, también de San Juan La Laguna, y Diego Hernández, de San Pedro La Laguna. Junto a ellos, la colectiva de cineastas mujeres Lemow se integró para conformar la organización del evento.
Este espacio fue un evento que presentó música, poesía, exposición de fotografías, performance y proyecciones de películas al aire libre, todo mientras el barco navegaba sobre el lago. Los asistentes tuvieron la oportunidad de disfrutar de un entorno natural impresionante, rodeados de cerros y volcanes, desde un espacio flotante.
“El propósito del cine flotante en el lago de Atitlán es descentralizar los espacios de arte y ofrecer una experiencia cultural única, promoviendo la conciencia ambiental y el respeto por la naturaleza. Además, busca destacar la belleza del entorno de una manera novedosa. Quienes vivimos en los pueblos no tenemos la oportunidad de contar con estos espacios, por lo que es un momento de reflexión y sanación”, mencionó Kleida.
La colectiva de mujeres Lemow fue esencial en el evento, presentando el documental ATI’T, una narrativa sobre la abuela lago. También participaron Pedro Chavajay, poeta Tz’utujil; Elder Vásquez, músico y activista maya Tz’utujil; Angela Cuc, con una exposición fotográfica que crea relatos visuales; y Diego Ixtamer, quien realizó un performance.
Kleida añade que el cine flotante en Atitlán es importante para la comunidad, ya que promueve la conciencia ambiental, ofrece cultura y entretenimiento, y genera oportunidades para futuras colaboraciones locales en eventos culturales.
Por su parte, Diego Ixtamer enfatiza que cada participante vivió una experiencia única que les permitió reflexionar sobre sus vivencias de conexión y les ayudó a reconocer que, desde la individualidad, somos una comunidad que reivindica sus luchas colectivas cada día.
La organización planea continuar con este evento para transformar comunidades de manera más consciente y humana, considerando estos espacios ideales para educar y sensibilizar. También esperan el apoyo de más personas, organizaciones e instituciones, ya que para los artistas el apoyo es escaso tanto en la comunidad como en el país.