El ejército y los expatrulleros de autodefensa civil llenaron alrededor de 20 camiones con los cuerpos de campesinos y vecinos de los alrededores del parque municipal de Rabinal, que tiraron en un barranco.
Por Santiago Botón
La serpiente, que representa a Kukulkán en la mitología maya y que simboliza la cohesión social, apareció zigzagueando en el escenario durante la dramatización de la obra “15 de septiembre”, en la que se retrata parte de la historia de una masacre cometida por el Ejército de Guatemala en Rabinal, Baja Verapaz, hace 43 años, según la actriz Andrea Lourdes Sesam de Paz.
El Ejército de Guatemala aprovechó las festividades del llamado día de la independencia, del 15 de septiembre de 1981, para concentrar y sembrar el terror en los campesinos de las comunidades rurales de Rabinal, debido a la participación de una mayoría, en una huelga salarial que comenzó en las fincas de los terratenientes de la costa sur del país, relata Jerónimo Osorio Chen, uno de los sobrevivientes de la masacre de Río Negro.
Los militares y miembros de la Patrulla de Autodefensa Civil (PAC) llegaron alrededor de 20 camiones con los cuerpos de campesinos y vecinos de los alrededores del parque municipal, que tiraron en un barranco. La mayoría no fueron identificados, indican testimonios de los sobrevivientes.
La masacre del 15 de septiembre de 1981 formó parte de una oleada de represión que se había agudizado en Rabinal por la imposición violenta de la construcción de la planta hidroeléctrica Chixoy, financiada por el Banco Mundial (BM), lo que resultó en múltiples masacres en contra de la población maya Achi’, recuerda Martina Osorio.
Varias de las masacres documentadas en Rabinal ocurrieron durante la gestión de los hermanos “Lucas García”, es decir, durante el poderío de Romeo Lucas García como presidente y Benedicto Lucas García como jefe del Estado Mayor del Ejército. Este último era un militar graduado de la escuela francesa de Saint-Cyr, citan varias fuentes.
La puesta en escena de los jóvenes es una parte del lado oscuro de las festividades de la independencia, que se pretende ocultar mientras se desvía la atención en los desfiles tradicionales que surgieron luego del fin del dominio de la corona española en septiembre de 1821, cuyo poder económico y político recayó en manos de los criollos, añade la abogada defensora de las víctimas, Nancy Artola.
De hecho, ningún establecimiento educativo llegó a presenciar la dramatización, a pesar de que se hicieron invitaciones directas y convocatorias abiertas, agrega la abogada Artola.
Durante los 36 años de dictadura militar se registraron en el país al menos 626 masacres en contra de la población civil, según el informe de la Comisión para el Esclarecimiento Histórico (CEH), lo que contrasta con la narrativa del día de la independencia del 15 de septiembre de 1821.