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Créditos: Periodismo Humano
Tiempo de lectura: 4 minutos

Por Salomón Estrada Mejía

César Augusto Estrada Mejía nació el 14 de septiembre de 1964. Su nacimiento casi coincide con la celebración del Día de la Independencia, el 15 de septiembre, formó parte de un hogar humilde, sencillo.

Realizó sus estudios de educación primaria en la Escuela José Batres Montúfar, ubicada en la zona 5 de la ciudad capital. Al mismo tiempo que iba a la escuela también comenzó a trabajar para ayudar económicamente a mi mamá. Al pasar de los años, continuó sus estudios de nivel básico y diversificado en la Escuela Normal Central para Varones en la zona 13 de la ciudad, cerca del zoológico La Aurora y el Aeropuerto Internacional.

Eran los años de 1984 a 1986, el general Óscar Humberto Mejía Victores era el dictador de turno. La represión en contra del movimiento social, popular y revolucionario era fuerte, los estudiantes universitarios era perseguidos, detenidos y desaparecidos, los estudiantes de nivel medio corrían con la misma suerte.

Por la represión, el movimiento estudiantil normalista decidió cambiarle el nombre al cargo de la presidencia de la agrupación que los aglutinaba, a una coordinación, una estructura colectiva con varios representantes, al frente de la Asociación de Estudiantes Normalistas (AEN). Mi hermano asumió la coordinación de esta asociación.

Mi hermano César Augusto logró, junto al movimiento estudiantil, que se reinstalara la Radio José Martí que había sido censurada por el régimen. Los normalistas libraban una fuerte batalla en las calles en contra del alza al pasaje, junto a los universitarios.

Para concientizar más a los estudiantes de nivel medio, realizaron actividades deportivas y culturales. Era importante que el estudiantado se nutriera de cultura, pero al mismo tiempo que comprendiera las razones de tanta injusticia y del porqué de la lucha en las calles y la lucha armada.

Para César Augusto y para mí, la rebeldía y la organización fueron ejemplos de nuestro hermano mayor Félix, quien participó en el movimiento estudiantil y guerrillero durante las décadas del sesenta, setenta y ochenta. Él fue detenido y desaparecido por el Ejército de Guatemala.

Félix lucho junto a otros estudiantes por la construcción de la Escuela Normal, el Estado y sus fuerzas de seguridad lo habían fichado, de la misma manera como lo hizo con decenas de miles más. El 15 de mayo de 1984, a Félix lo detuvieron, en 1999 logramos saber la verdad.

Con el aparecimiento del Diario Militar o Dossier de la Muerte, un documento que fue sustraído del archivo militar, muchas familias supimos de la existencia de un diario de detenciones, torturas y ejecuciones de 184 hombres, mujeres y niños que participaban clandestinamente en las guerrillas. Ahí aparece la ficha de mi hermano Félix, es el caso nro. 131 y tiene escrito el código 300. Lo asesinaron.

Con lo terrible de no encontrar a nuestro hermano, comprendimos que en ese contexto se lo habían llevado. Era común, a muchos jóvenes se los llevaron, fue un duro momento de tristeza y dolor que nos causó a mí, a César Augusto, a mi madre y a mi padre.

César Augusto ve cómo se acrecienta su compromiso por seguir luchado desde el movimiento estudiantil normalista y por el pueblo guatemalteco en contra de la dictadura y de la oligarquía.

En medio de la guerra, César Augusto se graduó en 1986 de maestro de educación primaria urbana. Se graduó con honores de la Escuela Normal Central para Varones. En el país y en contexto internacional, muchas cosas estaban cambiando. Estados Unidos había cambiado la estrategia de la guerra para el país, impulsaba las reformas de ajuste estructural en América Latina, y permitieron que un civil llegara al poder político del Estado.

Era el gobierno de Marco Vinicio Cerezo Arévalo. Con la llegada al gobierno de la Democracia Cristiana, nos hablaron del comienzo de la democracia y el fin de las dictaduras militares. Finalmente, el de Cerezo Arévalo siguió siendo un régimen represivo y autoritario, como los anteriores. Solo cambió el uniforme militar por el saco civil.

César Augusto comenzó a trabajar en la misma escuela en donde estudió la primaria. Durante tres años trabajó como maestro en la Escuela José Batres Montúfar, ubicada en la zona 5 de la ciudad Capital.

Por su liderazgo y pensando en un futuro mejor, decidió ingresar a la Universidad de San Carlos de Guatemala, la universidad estatal. Se inscribió como estudiante de la carrera de Ciencia Política, en la Escuela de Ciencias Políticas en 1990.

Un año antes, en 1989, el gobierno de Marco Vinicio Cerezo Arévalo despareció a diez estudiantes universitarios, entre ellos, el secretariado en pleno de la Asociación de Estudiantes Universitarios (AEU). Algunos aparecieron asesinados con fuertes señales de tortura, otros aún no aparecen. El rector de la universidad era el doctor Eduardo Meyer Maldonado, a quien se le atribuye haberlos entregado al Ejército.

El movimiento estudiantil universitario transitaba por duros momentos. La dirigencia de la AEU había sido desaparecida por completo; en 1985 el campus central había sido invadido por el Ejército luego de fuertes enfrentamientos estudiantiles en las calles con las fuerzas de seguridad.

La lista de nombres de docentes, trabajadores y estudiantes asesinados o desaparecidos seguía aumentando. César Augusto era ya un universitario y corrió con la misma suerte. En 1990 fue detenido y desaparecido por el Ejército de Guatemala.

Para mis padres  Víctoria Mejía y Felix Estrada Hernández sumaba otro golpe más, el dolor de la desaparición de Félix no había terminado, y nos desaparecieron a César Augusto. Para mis padres era terriblemente doloroso, ellos fallecieron ignorando qué había pasado con mis dos hermanos. No los pudieron ver antes de morir, ni sepultar con dignidad.

Félix y César Augusto eran mis hermanos mayores. La enfermedad y la edad se llevaron a mis dos padres, hasta el último soplo de vida de ambos se aferraron a la idea de verlos con vida, se fueron esperando el regreso de sus dos hijos mayores.

Ahora yo lucho porque se sepa la verdad: la de 45 mil detenidos, desaparecidos y que los responsables materiales e intelectuales de sus desapariciones vayan ante la justicia.

¿Dónde está Félix Estrada?

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