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La abuela María y su tradición de compartir un caldo por los familiares fallecidos en Comalapa

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Créditos: Joel Solano
Tiempo de lectura: 3 minutos

 

En San Juan Comalapa, Chimaltenango, conservan la tradición del caldo de res, frutas y verduras para compartir con sus familiares ya fallecidos durante el 2 de noviembre.

Por Joel Solano

Para el 1 y 2 de noviembre, la tradición guatemalteca que comparten los abuelos y las abuelas o nuestros padres es recordarse de los familiares que ya han fallecido, aunque en muchas familias ya no se practiquen algunas costumbres, como la de San Juan Comalapa, Chimaltenango.

María Toribia Raxjal, de 70 años, sentada frente a su altar conversó con Prensa Comunitaria y nos cuenta que desde que tiene memoria realizan esta actividad en su hogar de compartir en familia. Menciona que cada 2 de noviembre recuerda con un caldo a sus familiares que ya han partido sin retorno alguno.

Foto de Joel Solano
Foto de Joel Solano

Explica que esta es una actividad que les inculcaron los abuelos, las abuelas y sus padres cuando estaban aún vivos. “Es una tradición que nosotros conservamos con mis dos hijos y tres hijas, asimismo invitamos a otros familiares para que vengan a compartir con nosotros”, expresó.

Relató que este 2 de noviembre prepararon un caldo de res que era lo que les gustaba a sus familiares ya fallecidos, que están aún en el altar. “Como ve lo tenemos adornado, con arreglos florales, canasto de frutas, pétalos de rosas, pino, la cruz de flores, elote cocido, güisquiles, güicoy, tamalitos de elotes, chocolate, café, agua y atol de elote, que es lo que compartimos con ellos. Y ellos se sienten felices cuando sienten estos arromas o olores de lo que tenemos aquí en nuestro altar”, menciona.

Foto de Joel Solano
Foto de Joel Solano

La tradición de compartir un almuerzo en las casas, antiguamente se realizaba todos los 2 de noviembre, pero con el paso de los años muchas familias van perdiendo esta costumbre, ella recuerda que en otros años los abuelos realizaban un camino largo de flores de Parutz’, que iniciaba desde el ingreso de las casas hasta los altares, cosas que ya no se hacen. “Todo se está olvidando y es algo que tratamos de conservar con la familia los 2 de noviembre”, dijo.

Para doña María, esta tradición lo sigue haciendo para que los padres, sus hijos y familiares puedan volver a inculcar a sus hijos a que no se olviden de sus raíces. “El hecho a que un familiar ya no siga vivo no significa de olvidarlo”, afirmó.

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